Desde su laboratorio de estudio de conflictos en Nueva York, Bartoli encabeza el grupo de expertos de Estados Unidos que analiza el Plan de Paz y Convivencia del Gobierno Vasco

 

Humberto Unzueta – Domingo, 16 de Febrero de 2014 -NOTICIAS DE GIPUZKOA

-No hay un relato único acerca de nada en la historia de la humanidad, porque somos muchos. Comprendemos la historia de forma muy diferente. No puede haber una historia oficial y burocrática que no permita ningún otro relato. Debemos de abstenernos de enmarcar la historia en términos de vencedores y vencidos. El paradigma del pasado era contar la historia desde el punto de vista de los ganadores, los poderosos y los conquistadores, pero en las últimas décadas nosotros como familia humana hemos aprendido a apreciar la historia de las víctimas, de esos que han sufrido, de esos que no han tenido voz para contar su lado de la historia, que tanto nos ha conmovido. Necesitamos unir fuerzas en contar las historias adecuadamente, auténticamente y respetuosamente. Lo importante es que haya espacio y oportunidad para que esos relatos sean reconocidos.

Donostia – Lleva media vida o más dedicado a la resolución y el análisis de conflictos en todo el mundo. Su actual trabajo en el Instituto de Análisis y Resolución de Conflictos de la Universidad George Mason, en Washington, mantiene su mente atrapada en la observación y el análisis de situaciones de violencia en diferentes partes del planeta, entre ellos Euskadi. Pero también ha hecho trabajo de campo como mediador en los conflictos de Burundi, Sudán, Angola y Mozambique. Andrea Bartoli forma parte de la Comunidad cristiana de San Egidio, que en su día medió entre el Gobierno de Aznar y ETA y el Ejecutivo de Zapatero y la banda armada. Colaboró con el lehendakari Ibarretxe y actualmente lidera el equipo de expertos de Estados Unidos que analiza el Plan de Paz y Convivencia del Gobierno Urkullu.

 

Usted aboga por la transparencia y la apertura del proceso. ¿Cómo se hace eso en una cuestión tan complicada como esta?

 

El Plan abre diferentes posibilidades y escenarios. El desacuerdo inicial de los partidos incrementará la transparencia y la apertura del proceso. Hace un llamamiento a la responsabilidad y la necesidad de dar una respuesta argumentada a las críticas que se plantean.

 

¿Qué opina sobre el último pronunciamiento de los presos de ETA aceptando la legalidad penitenciaria y reconociendo su culpabilidad?

 

-No me corresponde valorar los detalles de esta declaración, pero creo que la asunción pública de responsabilidades es una gran contribución para abordar el relato del pasado.

 

¿Debe haber un solo relato de lo ocurrido en las últimas décadas en Euskadi, o varios? ¿Debe haber vencedores y vencidos?

 

-No hay un relato único acerca de nada en la historia de la humanidad, porque somos muchos. Comprendemos la historia de forma muy diferente. No puede haber una historia oficial y burocrática que no permita ningún otro relato. Debemos de abstenernos de enmarcar la historia en términos de vencedores y vencidos. El paradigma del pasado era contar la historia desde el punto de vista de los ganadores, los poderosos y los conquistadores, pero en las últimas décadas nosotros como familia humana hemos aprendido a apreciar la historia de las víctimas, de esos que han sufrido, de esos que no han tenido voz para contar su lado de la historia, que tanto nos ha conmovido. Necesitamos unir fuerzas en contar las historias adecuadamente, auténticamente y respetuosamente. Lo importante es que haya espacio y oportunidad para que esos relatos sean reconocidos.

 

¿Qué opina sobre el inmovilismo del Gobierno español?

 

-El Gobierno español trata de representar el mandato de su electorado. Muchas decisiones no son necesariamente una expresión de inmovilismo, sino que persiguen preservar el actual statu quo de España. Las presiones a las que está sometido el Gobierno español son extraordinariamente altas, tanto por arriba como por abajo. Estas respuestas del Gobierno deben ser entendidas en un contexto muy complejo.

 

Su actitud de no dar una sola contrapartida le está resultando bien porque, pese a ello, ETA sigue dando pasos y renunciando a sus postulados de siempre.

 

-Uno de los principios básicos de la resolución no violenta de los conflictos es mejorar la comunicación y el plan de paz invita a todos a tomar más en en serio su responsabilidad en la comunicación de sus posiciones a los demás.

 

¿Paz por presos, paz por nada…? ¿Tiene un precio la paz?

 

-La paz no tiene precio, pero la paz no puede ir contra la justicia. La paz es un proyecto mutuo que requiere paciencia, respeto y reconocimiento mutuo.

 

Se habla de un inminente desarme o gesto de desarme. ¿Es prematuro hablar de eso o la situación ya está madura?

 

-Es difícil especular sobre algo que todavía no ha ocurrido. Las armas rara vez son el único problema. Esta posición quizás es controvertida pero creo que las armas no matan a las personas, sino que son las personas las que matan a otras personas. Los seres humanos podemos matar con nuestros cuerpos, nuestras palabras y nuestras políticas. Lo que se necesita es un desarme del lenguaje y un espacio de diálogo en el que se construya el reconocimiento mutuo de los antaño enemigos.

 

¿Qué elementos pueden facilitar el desarme y la disolución de ETA?

 

-ETA puede desarmarse en cualquier momento y lo sabemos desde hace tiempo. El elemento que más ha ayudado ha sido el mensaje continuo de la sociedad de que las soluciones no violentas son la vía para avanzar.

 

Si el Gobierno español no quiere contactar con ETA hasta su disolución, ¿quién debe hacerlo para persuadirle de que lo haga?

 

-Es difícil hablar con alguien que está disuelto. Hay una paradoja lógica en el planteamiento de no hablar con ETA hasta que no esté disuelta. Si está disuelta y no existe, ¿cómo puede ETA hablar con alguien? La pregunta de fondo es: ¿qué entiende el Gobierno español por proceso? Si solo es una cuestión policial para combatir el crimen; o si tiene un cierto significado político, si incluye el reconocimiento de cómo la sociedad vasca durante siglos ha contribuido positivamente al Estado español a través de los fueros, entonces es una cuestión diferente. En situaciones de conflicto los partidos normalmente hablan directamente o a través de terceros. Es el intermediario el que permite que la información fluya y propicia la toma de decisiones. Espero que los mecanismos se fortalezcan y sean más efectivos a la hora de reconducir los retos actuales.

 

La Comunidad de San Egidio a la que usted pertenece, ¿estaría dispuesta a mediar si se lo pidieran?

 

-La Comunidad de San Egidio siempre está dispuesta a trabajar para la paz. Tiene un gran respeto por todas la partes y ha estado comprometida en facilitar la comunicación en circunstancias difíciles.

 

¿Está trabajando ahora la Comunidad con este tema, contactando con agentes?

 

-La Comunidad funciona desde la confidencialidad y yo vivo en Estados Unidos donde trabajo como investigador. Personalmente, he estado involucrado recientemente en el País Vasco a través del Agirre Lehendakaria Center que honra la memoria del primer lehendakari a través de la cooperación académica y la investigación. Lo que está ocurriendo en el País Vasco ya es extraordinario. Se deberían de extraer más lecciones de este caso.

 

¿Qué impresión les merece el Plan de Paz y Convivencia del Gobierno Vasco?

 

-La apertura del plan a las opiniones y evaluación externa es un punto de partida muy importante para evitar el regreso a los ciclos de violencia. El plan está muy bien estructurado y hace partícipe a la población en los niveles prácticos y teóricos.

 

¿Son los microacuerdos una buena fórmula para avanzar?

 

-La idea general de elaborar documentos basados en microacuerdos, que pueden o no concitar el acuerdo en su conjunto, y utilizarlo como base mínima de consenso es un buen punto de partida. Esta estructura contribuirá a facilitar la complicidad de partidos políticos dando pasos hacia un mayor consenso y confianza.

 

¿El Plan se ocupa lo suficiente, y de manera acertada, de las víctimas?

 

-La experiencia de las víctimas es única y es muy probable que nunca pueda abordarse adecuadamente. La persona que ha sufrido por la acción violenta de otras personas siempre va a estar marcada por esta experiencia. A pesar de esta realidad, hay casos de víctimas que han sido capaces de trascender el proceso de victimización abriendo nuevas opciones vitales para ellos mismos y su entorno. La experiencia de las víctimas en el conflicto vasco es muy compleja e importante. El plan reconoce la importancia del papel de las víctimas pero la reconducción del desafío y la experiencia de la victimización depende de las propias víctimas, las organizaciones de víctimas y la sociedad en general. Los expertos sostienen que la principal necesidad de las víctimas es la erradicación definitiva de la violencia, que no retorne.

 

¿Y de la cuestión de los presos?

 

-Hay que tomar en serio la cuestión de los presos, especialmente cuando concurre la violencia. Han sido testigos privilegiados del conflicto en cuanto que han protagonizado la escalada de violencia. Simbólicamente tienen mucho peso en el conjunto de la población y han establecido vínculos muy estrechos con determinados sectores de la sociedad. Gandhi, Mandela y Luther King fueron encarcelados y desde la prisión su capacidad para reflexionar y trascender de su situación personal les permitió evolucionar hacia la apuesta por un sistema político más inclusivo y representativo. Prestar atención a la situación de los presos y su relación con el conjunto del proceso es una estrategia sabia.

 

En las conclusiones de su informe sugieren al Gobierno Vasco investigar casos de perdón habidos durante el conflicto. ¿Los presos arrepentidos de Nanclares pueden ser un referente?

 

-No conozco todos los detalles, pero como regla general es importante que recordemos que el perdón nunca se puede imponer ni tampoco se debería solicitar. El perdón es un ejercicio libre de una persona libre. Quien elige el perdón se libera a sí mismo de las cadenas de la violación de derechos humanos. El perdón puede tener un efecto transformador en los conflictos. Los líderes políticos pueden dar ejemplo de ello a todos los niveles o construir experiencias de perdón en sus ámbitos de actuación, ayudando en el progreso hacia una mayor comprensión de la complejidad del conflicto.

 

¿Qué importancia tiene el mapa de vulneración de derechos humanos?

 

-Los derechos humanos no están ahí solo para controlar o describir el horror sino para facilitar la mirada introspectiva y comprender cómo funcionan nuestras relaciones en un contexto determinado. La importancia de tener un mapa no es solo saber dónde ocurrieron los abusos de los derechos humanos sino también cuándo. Espero que el País Vasco tenga coraje para ir más allá de las crónicas diarias y pueda centrarse en el dolor profundo de los viejos abusos que han estado presentes en la sociedad vasca durante generaciones.

 

¿Tienen que incluirse en dicho mapa los casos de tortura policial probados o pendientes de investigación?

 

-Todo lo relacionado con un proceso de paz es político y debe ser construido con la contribución de todos y bajo el respeto hacia todas las sensibilidades. Los casos confirmados de tortura policial deben ser reconocidos, pero la forma definitiva del mapa será producto del diálogo entre aquellos que participen en su elaboración. Cuanto más inclusivo sea el Plan de Paz, más exitoso será a la hora de mantener la representatividad de todas las tradiciones y expresiones. El resultado será más rico e inteligible.

 

En su informe sitúan el Plan al nivel de procesos como el de Sudáfrica o Irlanda del Norte. ¿Por qué?

 

-Siempre es bueno aprender de otros casos, pero el vasco es único. La gran diferencia del caso del País Vasco es la absorción o neutralización de la violencia por la propia sociedad. No hay todavía un acuerdo multilateral, pero existen movimientos unilaterales que permiten terminar con la violencia como opción política. Esto es fruto del compromiso de la mayoría de la sociedad vasca con la no violencia.

 

Sin embargo, el Plan ha recibido la crítica de los tres principales partidos de la oposición en Euskadi.

 

-Eso no es necesariamente un hecho negativo, pues demuestra que el espacio político en el País Vasco está abierto a la crítica. La época en la que se respondía al desacuerdo con balas y muerte ha terminado y la crítica es un importante recordatorio de que la democracia no significa acuerdo y conformidad. El debate sobre el plan normaliza la capacidad de discrepar de una forma segura y cooperativa, permite construir foros donde el desacuerdo es posible y constructivo.

 

 

http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2014/02/16/politica/eta-puede-desarmarse-en-cualquier-momento-y-lo-sabemos-si-esta-disuelta-y-no-existe-como-puede-hablar-con-alguien

 

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