08 nov 2011 David Bollero Publico.es

Hoy es un triste aniversario: el del violento asalto de Gdeim Izik, el Campamento Dignidad, por parte de Marruecos,que conllevó, no sólo el apaleamiento y tortura de decenas de saharauis sino incluso, la muerte de algunos de ellos. Y el aniversario es más triste aún porque el Gobierno español y con él, la Unión Europea (UE) se limitaron a correr un tupido velo. España se desentendió de aquella clara vulneración de los Derechos Humanos y, aún peor, fue cómplice, cediendo al bloqueo informativo impuesto por Marruecos. Bernardino León, entonces secretario de Estado de Exteriores, llamó personalmente a los periódicos que Mohamed VI habia elegido a dedo, con nombres y apellidos de los periodistas que permitirían informar del asunto. Y cuando llegaron a El Aaiún, los mandaron de nuevo a casa.

Así se las gasta Marruecos en la cuestión del Sáhara Occidental. Y así lo podemos leer en el informe que la organización Sahara Thawra ha publicado  con motivo del año de Gdeim Izik. A fin de cuentas, sus cooperantes estuvieron sitiados en El Aaiún y fueron testigos de excepción de la agresión marroquí. Un triste relato con todo lujo de detalles:

– “El desalojo del Campamento fue llevado a cabo por las unidades de intervención militar y las fuerzas de seguridad, que utilizaron cuchillos para romper las cuerdas que sostenían las jaimas haciéndolas caer sobre las personas mayores, mujeres y niños que se refugiaban en ellas”.

– “Un grupo de mujeres y algunos jóvenes buscaron refugio en casas en las afueras del campamento, para escapar de los combates, pero las unidades de seguridad militar marroquíes detectaron su ubicación, fueron brutalmente apaleados antes de permitir a las mujeres salir en medio de insultos y actos degradantes contra su dignidad, mientras arrastraban hacia los camiones y coches a los hombres”.

– “Las armas utilizadas por estos cuerpos policiales y militares fueron gas lacrimógeno, balas de caucho y balas reales, sumado a la presencia de varios cuerpos especiales vestidos de negro y con la cara tapada, que se unieron a la intervención militar”.

– “Me llevaron al cuartel de gendarmería de El Aaiún. Es un cuartel muy antiguo, desde la época española. Me llevaron a un lugar de tortura dentro del cuartel, había todo tipo de material de tortura, palos, porras, espadas, cuerdas, una silla y cables de electricidad. Allí encontré a 68 personas, con las manos atadas, todas estaban heridas, sangrando. Recibimos todo tipo de torturas. Nos pegaron constantemente, nos echaban botellas llenas de orina por encima, además de insultarnos”.

Terrible testimonio. Y ni siquiera hace falta mirar hacia una organización pro-saharaui; bastaría con coger el último informe del Observatorio para la Protección de los Derechos Humanos, organismo conformado por la Federación Internacional de los Derechos Humanos y la Organización Mundial contra la Tortura, titulado ‘La Perseverancia del Testimonio’.  En él, se destaca -además de que los avances democráticos de Marruecos que nos quieren vender en la UE no son tales- que “la situación de los Derechos Humanos en el Sáhara Occidental no ha mejorado en 2010-2011″, y a pesar de ello la renovación del mandato de la MINURSO continúa sin extenderse en lo que respecta a estos derechos. El informe hace mención explícita al asalto del que hoy se cumple un año, calificándolos de “violentos enfrentamientos entre las fuerzas del orden y habitantes saharauis”.

Sin duda, dos informes de recomendada lectura para Trinidad Jiménez y su equipo -y para los que vienen-, sobre todo un día como hoy, en este triste aniversario que convocará a las 19:00h una concentración ante la Embajada de Marruecos de Madrid y, ya el sábado 12 de noviembre, la manifestación estatal en Madrid por un Sáhara Libre.

Palestina. Una gruesa nube de humo con olor a manzana cubre el rostro de Faten; preparar el narguile[1] es para ella todo un ritual con el que se reposa de una larga jornada de trabajo y ahora, de una larga jornada desempleada.

Faten se define como palestina antes que cualquier otra cosa. “La gente –dice- ha dado mucha importancia a la pertenencia religiosa en los últimos años, pero yo no me defino como cristiana, sino simplemente como palestina. Nací, es cierto, en Nazareth y mi familia es cristiana católica, pero nosotros como cristianos padecemos de la ocupación igual que los musulmanes. La diferencia no está en la pertenencia religiosa -asegura- sino entre los de adentro[2] y los de Cisjordania.

“Para ser sincera -me dice después de otra gran bocanada de humo- creo que el sufrimiento de los de adentro es mucho peor, pero nadie lo sabe. Todos escuchan hablar sobre la ocupación en Cisjordania o el cerco de Gaza, y bueno, no niego que la situación sea difícil, pero adentro vivimos la discriminación de los israelíes todos los días en todo momento. ¿Por qué crees que me vine a vivir a Ramallah?

“Después de terminar mis estudios en la Universidad de Haifa tenía que tomar un respiro o me habría vuelto loca, ¡y mira que venirse a vivir a Ramallah en la Segunda Intifada no significa precisamente tomarse vacaciones!, pero no podía más. No soportaba ya escuchar a mis profesores hablar de historia pues aquello era una deformación grotesca. Con decirte que lo más inocente era querer encontrar elementos judíos en el arte islámico. Ahora imagínate lo que escuchaba cuando hablaban de la historia de “sus” ciudades. Evidentemente no se hacía una sola mención a los palestinos que vivieron ahí hasta que los echaron, parece como si su historia se hubiera dado por generación espontánea, algo así como: …y un día de mayo de 1948 se creó nuestro grandioso estado…, y nadie lo cuestiona, nadie lo refuta.

“Pero afortunadamente para nosotros existen los cactus. ¡Sí, los cactus! Mi madre siempre nos dijo que pusiéramos atención a cuando los viéramos, pues era con estas plantas que los palestinos marcaban los límites de sus terrenos en esos poblados que ahora son sólo recuerdos. Israel trató y sigue tratando, literalmente, de borrarnos del mapa. Borró las casas de cientos de pueblos en la Palestina del 48, transformó la demografía y la geografía, pero no cuidó los detalles. Es por eso, que todavía hoy se pueden ver en el paisaje restos de casas palestinas perdidas entre los árboles, y los cactus, más necios que los palestinos, se empeñan en recordar al que lo sabe que ahí se cometió una injusticia. ¿Ves por qué te digo que vivir adentro es más difícil que acá en Cisjordania?”

Muchas veces al caminar por Jerusalén occidental había pensado en lo que Faten ahora me aclaraba con tanta nitidez. Las huellas del pasado seguían ahí, pero una amnesia colectiva las volvía invisibles, o ¿cómo, interpretarían los israelíes las inscripciones en árabe talladas en el umbral de “sus” casas? ¿Pensarían quizá que aquello era también parte de los rasgos judíos del arte islámico y no la fecha de construcción de esa casa con su correspondiente aleya[3] que la bendijera?

“Ahora, -me dijo poniéndose aún más seria- imagina los problemas de identidad con los que crecemos los palestinos de adentro. En el mejor de los casos tenemos, nada más, -y ríe sarcásticamente- un complejo de inferioridad, pues sabemos que de antemano nuestro futuro está más o menos decidido. No importa cuánto te esfuerces, ni cuánto trabajes, siempre serás un “árabe”. Otros, los que no aceptan este fatídico destino, se empeñan en borrar sus orígenes y en ser más israelíes que los israelíes. El mayor insulto es recordarles que son palestinos y aún si te contestan en árabe, te dirán que no, que ellos no son palestinos sino cristianos o musulmanes”.

El carbón del narguile se consumía rápidamente y Faten tuvo que hacer una pausa para cambiarlo y poder seguir fumando pues todavía tenía mucho que decir.

“¿Sabes?, la diferencia es que aquí en Cisjordania, te enfrentas a la ocupación en situaciones específicas. Al cruzar el checkpoint, al entrar o salir de una ciudad, y en el peor de los casos durante una incursión. En cambio allá adentro, tienes que convivir con ellos todo el tiempo. Cruzar Qalandia[4] para ir a trabajar a Jerusalén es un verdadero infierno, pero al menos, el encuentro con el ocupante es en un sincero clima de odio, ¿me explico? Ellos nos hacen la vida imposible y nosotros los detestamos por ello. Mi rostro se los demuestra y mis insultos también. En cambio, adentro… ¡adentro somos ciudadanos de cuarta categoría!, pero aún así tienes que desearle los buenos días a tu vecino Mikhael o Simon ¡y en hebreo por supuesto!

“Adentro, ser congruente con tus creencias políticas significa perderte en un laberinto sin salida. Estar ahí significa aceptar sus reglas del juego y yo con eso simplemente no puedo. Sé que si fuera menos tajante mi vida sería completamente diferente. Trabajaría en un teatro israelí –nunca sería protagonista pero podría aspirar al rol de la terrorista-, saldría a divertirme a bares con mis compañeros de universidad y quizá, de vez en cuando me los toparía en algún checkpoint revisando el carnet de identidad del resto de los palestinos; podría aceptar convertirme en una “árabe” que no parece “árabe” y tomarlo como un cumplido, y podría aceptar como trágico destino el hecho de que los “hippies” israelíes vayan a divertirse a Ghamallah[5] porque es más barato mientras que mis amigas nacidas en Jerusalén, Jaffa o Haifa nunca podrán volver a la casa de sus abuelos. Podría… podría intentarlo… y tendría trabajo, y quizá como actriz hasta me haría famosa, pero sé que algo dentro de mí no me lo perdonaría. Así que, aquí me tienes, fumando de noche y de día mientras encuentro trabajo en Cisjordania e intentando explicar a la gente de aquí que los de allá adentro también padecemos la ocupación, pero que a diferencia de ellos, nosotros no podemos combatir los tanques con piedras”.

[1] El narguile es la pipa de agua. Nota de la redacción.

[2] Expresión en árabe para referirse a los palestinos que quedaron dentro de los territorios que Israel ocupó en 1948. Los palestinos de “adentro” son los palestinos con ciudadanía israelí.

[3] Aleya es un vocablo árabe que significa señal, presagio o milagro, y es el nombre de cada uno de los 6,236 versículos o partes menores en que se divide el Corán, o libro Sagrado del Islam. Nota de la redacción.

[4] El checkpoint, o punto de revisión, que separa Ramallah de Jerusalén.

[5] Ramallah con la pronunciación gutural de la R característica de los hablantes de hebreo.
Número 25    noviembre 2011   DESINFORMENOS
Ana Laura Ponce

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HITZ EGIN / HABLAR / FALAR / PARLAR

JORNADAS DE DICIEMBRE 2011 EN DONOSTIA SAN SEBASTIAN
Estudiantes universitarios de Cataluña, Madrid, Andalucía y Euskal Herria.
Facultad de Psicología EHU-UPV  Donostia San Sebastián
1, 2 y 3 de diciembre.

Programa
Jueves 1 Diciembre
14:00      Llegada e inscripción de las personas participantes.
16:00     Presentación de las jornadas en la Facultad de Psicología.
16:30      Proyección de “Al final del túnel-Bakerantza”.
Al final del túnel-Bakerantza es un largometraje documental sobre el final de la violencia de ETA, en un momento clave para el futuro. De la mano de varios personajes, cuyas vidas han girado o giran aún en torno a las consecuencias del “conflicto vasco”, Eterio Ortega Santillana explora en las raíces del nacionalismo y presenta un conjunto de experiencias, sentimientos y actitudes que “permiten vislumbrar el final del sufrimiento y la esperanza de paz, libertad y reconciliación. Es el tercer largometraje del director sobre este tema, tras Asesinato en febrero (2001) y Perseguidos (2004), todos ellos fruto de su colaboración con Elías Querejeta.
18:30      Debate
20:00     Fin de la sesión.

Viernes 2 de diciembre
10:00    Espacio Abierto sobre la Construcción de la Paz en Euskadi con Xabier Minguez Alcaide.
Definición metodología espacio abierto

La Tecnología de Espacio Abierto  es una metodología de reuniones para grandes grupos  que   facilita  de  un  modo  eficaz   el  cambio   organizacional,  el  alto desempeño, la participación ciudadana y la democracia participativa.
El Espacio Abierto es un proceso emergente, que invita a todos los participantes de un sistema dado (equipo, organización, comunidad) a construir y organizar su propia agenda, en  torno a un tema central (o pregunta) que a todos convoca e interesa. Todo ocurre en una gran “plaza de mercado”, abierta y transparente, en la que libremente se negocian los subtemas y se conforman los distintos grupos que  los  llevarán  adelante.  Cada  una  de  estas  reuniones  es  luego  reportada, publicándose  sus  principales  conclusiones  y  sugerencias  en  un  panel  central especialmente montado. Al final, las acciones sugeridas  por  cada grupo pueden ser votadas en plenario, y en base a las prioridades allí  establecidas, se logra crear una lista concordada de acciones con seguimiento programado.

Desde que fuera iniciada por  Harrison Owen en 1985, esta metodología ha sido utilizada más de 100.000 veces en  134 países, con grupos que van desde 5 hasta 2.000 personas. Sus usos han sido muy diversos, desde iniciativas estratégicas hasta el desarrollo de programas sociales, desde la resolución de conflictos hasta la  administración  del  cambio  y  mucho  más.
La dinámica generada provee de un fácil acceso y completo involucramiento a todos los invitados. Durante el proceso, los participantes comparten experiencias, escuchan y comprenden diferentes miradas y, lo que es más importante, aprenden rápidamente  unos  de  otros.  El  desarrollo  de  todo  el  evento  es  básicamente conducido por la pasión (interés acerca de un tema) y la responsabilidad (hacer algo respecto a ello) de cada uno.
Esta metodología es entonces marcadamente diferente a otras formas tradicionales de hacer taller y trabajar  con grupos  humanos. No hay expertos haciendo presentaciones, nada de “power-point”, no hay mesas en un estrado, ni sesiones de grupos  previamente acordadas o arbitrariamente decididas. Aparte del tema central que a todos convoca, y que se ha incluido en la invitación para cada evento, nadie sabe qué sub-temas  serán tratados, ni qué acciones serán propuestas hasta que emergen en tiempo real durante el mismo evento.
Durante  todo el encuentro existen amplias oportunidades  para aprender  de la experiencia  directa,  propia  y  de  otros,  en  un  contexto  positivo  y  de  apoyo recíproco, que saca lo  mejor de cada uno como persona adulta, para poner en práctica una interacción democrática y participativa. Sus principios son la libertad, la responsabilidad y la capacidad para construir juntos el futuro, valores que aquí se expresan  de modo concreto al ser todos tratados  como  iguales,  valorando todas las contribuciones y otorgando acceso igualitario para discutir y votar todos los temas y sus prioridades.
20:00     Fin de la sesión

Sábado 3 de diciembre
10:00    Reunión en grupos para trabajar sobre las jornadas. Dirigido por David J. Pardo
12:00     Puesta en común de las conclusiones de los grupos
14:00     Comida ofrecida por la organización

Aportaciones de todos/as en el trabajo de Activistas por la Paz 2010 a profundizar en el 2011

¿Por qué queremos la paz? ¿Para qué?

En primer lugar, deberíamos definir qué es la paz. Seguramente cada persona sienta la paz como algo distinto, con matices distintos. Pero sí nos preguntamos qué gana cada uno de nosotros en su foro interno y qué ganamos como sociedad, como población civil.

En lo siguiente sí coincidimos: necesitamos la paz por muchos motivos. Teniendo en cuenta que la paz nunca es absoluta, que nunca la alcanzaremos del todo. Por eso se ha mencionado la paz como una utopía a la que siempre aspiraremos. Cuando se alcance la paz en el caso de la violencia política que sacude al País Vasco, habrá otro tipo de violencias a las que encontrar una respuesta. Conflictos que se solapan y que habrá que abordar.

En ese contexto, ¿por qué queremos la paz?

Porque existe sufrimiento a nuestro alrededor, porque la sentimos en el día a día. La gente sufre porque está amenazada, porque han asesinado a un familiar o porque está en la cárcel… y una larga casuística a la que no somos ajenos.

Porque existe violencia. La falta de paz existe porque hay violencia. Aunque el conflicto armado es la representación inicial de esa violencia, existe violencia cuando una va a tomar café escoltado, cuando no puede expresarse, cuando uno está en la cárcel por defender unas ideas. Porque la violencia, al fin y al cabo, no tiene dueños. Existen muchas violencias que nos rodean. Es interesante mencionar que en una sociedad acomodada como la muestra, Euskadi sea el único foco de violencia política de Europa. Algo que nos lleva a nuevas preguntas.

Porque no se respetan los Derechos Humanos, que pueden ser un buen termómetro para medir la situación de paz. Si no se respetan los DDHH, entonces estamos ante un problema de falta de paz.

Reconciliación y convivencia

Aceptar que somos diferentes. La diferencia, la diversidad es positiva.
La convivencia, creada desde el trabajo personal y comunitario, debe ser a todos los niveles.
La paz es algo más que la ausencia de violencia. Esta ausencia es sólo el principio
Hemos sido intransigentes, debemos empezar ya a sentar las bases para la convivencia.
(Re)conciliación = verdad+justicia+reconocimiento
Para convivir necesitamos primero el diálogo. El diálogo como método, la convivencia como objetivo.
Estamos condenados a convivir.
La reconciliación vendrá tras un largo y difícil camino de aceptación.
Se ve un cambio en los últimos 15 años. Hay menos miedo a hablar.
Tenemos dificultades para el entendimiento. La gente escucha lo que quiere. Tenemos que superar los prejuicios.
Últimamente no hay violencia, pero tampoco diálogo en la calle.
Es importante soñar y cuando los sueños son compartidos, se hacen realidad.
Si se ha logrado en Sudáfrica, Irlanda… nosotros también podremos.
La reconciliación debe ser un proceso público y conjunto. Debe de estar acompañado de un acercamiento de la gente de “a pie”
La existencia de vencedores y vencidos no ayuda.
No se puede obligar a pedir perdón. Pero se puede ofrecer el perdón. A éste se puede llegar desde la comprensión del dolor del otro.
La autocrítica puede ser un primer paso proactivo por parte de las partes.
Somos inmaduros para la reconciliación. Estamos en un proceso de sedimentación, las generaciones venideras, con la cabeza más limpia, serán las que culminen el proceso.
En el plano político, más que de víctimas hay que hablar de derechos.
¿Necesitamos líderes para la reconciliación?
¿Necesitamos rejuvenecer a los actuales líderes?

ACCIONES PROPUESTAS

Debemos de dar más protagonismo a los movimientos ciudadanos.
Hay que ser contrabandistas. Traspasar nuestras fronteras y encontrarnos con el/los otro/s
Mediante las emociones es más fácil empatizar. Impulsemos la educación en emociones, el autoconocimiento emocional y la gestión de las mismas.
Hay que impulsar acciones como las de activistas por la paz en centros educativos, con asociaciones etc.

Vivir sin miedo. Necesidad de comunicación

Posibilidad real del fin del conflicto.
Es necesaria la comunicación entre gente común en ámbitos donde se pueda hablar libremente.
Nuestro objetivo no tiene que se buscar una solución mágica, no vamos a traer la solución de las cosas.
La política no se puede solucionar sólo desde la política: hay que hablar también de lo previo, de los valores.
Popularizar el método de diálogo, extenderlo a diferentes ámbitos.
La cuestión de las víctimas será uno de los  temas más complicados en la solución.
Dialogar, escuchar al diferente nos acerca a la paz.
El sufrimiento no tiene dueño.
La construcción de la paz pasa por acordar unas reglas de acción común es que permitan la gestión de la diversidad de aspiraciones políticas.
Cambiar la mirada belicista, de ganar o perder, por la de construir, encontrar una salida.
Construir con el diferente político (antes adversario) una ética común. Reaccionar ante las agresiones de esa ética tanto de un lado como de otro.

Objetivos concretos que se persiguen:

1. Posibilitar encuentros varios entre personas de diferente forma de pensar. Estos encuentros se verán enriquecidos por llevarse a cabo entre profesorado y alumnado de diferentes universidades de Madrid, Cataluña, Andalucía y País Vasco.
2. Crear dinámicas de trabajo en común, empezando por aprender a escucharse.
3. Ejercitarse en abrir espacios con objetivos compartidos.
4. Darse cuenta de cómo afronta cada cual los conflictos y aprender a gestionarlos.
5. Abordar los conflictos con una actitud abierta, constructiva y positiva.