Por Mariefi, Fermín y Mª José Pérez Elexpe, * Hermanos de Víctor Manuel – Miércoles, 4 de Mayo de 2011 –

VIENE a decir la teoría freudiana que, según el principio del placer, los seres humanos tendemos a satisfacer nuestros deseos de una forma inmediata, no realista y alucinada; pero que, contrapuesto al principio del placer, actúa el principio de realidad, según el cual las personas debemos posponer o sustituir los deseos inmediatos en función de las presiones de la realidad, con la finalidad de conseguir la adaptación y la supervivencia del sujeto. Nos recuerda que la insistencia en el deseo de satisfacer de forma inmediata los deseos puede hacernos la vida imposible, que hay que dar rodeos y aplazar el logro en función de las condiciones ambientales.
En la última reunión que hemos tenido los hermanos de Víctor Manuel Pérez Elexpe, con algunos miembros de la Dirección de Víctimas del Terrorismo del Gobierno vasco, se nos recordó que en política hay un principio fundamental: el principio de realidad. No hacía falta que nos lo recordasen. Siempre lo hemos tenido, y lo seguimos teniendo, muy presente.
Ya han pasado más de treinta y seis años desde que Narciso San Juan, cabo de la Guardia civil, asesinara a nuestro hermano la mañana del 20 de enero de 1975. Hoy, 4 de mayo de 2011, Víctor hubiera cumplido 60 años. Narciso, representante del Estado terrorista, aunque no solamente él, nos impuso una nueva realidad, continuamente presente y que condiciona nuestras vidas: Una vida aniquilada, un proyecto de vida frustrado, una familia destrozada. No somos los únicos; el grupo de los damnificados por el terrorismo de Estado es amplio.
Hemos pasado más de treinta y seis años invocando a la Justicia. Durante el franquismo, el posfranquismo o incipiente democracia española, la respuesta fue el sobreseimiento del caso, con la consiguiente humillación. Durante el felipismo, época en que en nuestra familia anidó una pequeña esperanza de poder reivindicar la memoria de nuestro hermano, el resultado fue el ninguneo y la frustración. Con la victoria de Rodríguez Zapatero se abrieron nuevas esperanzas. Se aprobó la descafeinada Ley de Memoria Histórica y nuestro hermano fue reconocido como víctima del franquismo. Una gran victoria para algunos. Motivo de satisfacción para otros. Muy insuficiente para la familia.
¿Qué significa ser víctima del franquismo? Significa recibir una indemnización económica y un documento firmado por el Ministro de Justicia donde se dice que la víctima murió en defensa de los valores democráticos. Y se acabó. Es decir, una palmadita en la espalda y un ¡no pidáis más!, ¡no molestéis más, que ya tenéis lo que os merecéis! Eso significa. Solamente eso.
Y como respuesta a nuestra desilusión por lo insuficiente de la ley y por la situación de discriminación con respecto a las víctimas oficiales del terrorismo, y ante nuestra insistencia en que nosotros, la familia, queremos el reconocimiento institucional público, la visibilidad como víctima, la reparación integral, la no prescripción del delito, el juicio al asesino y sus cómplices, el amparo judicial, la verdad judicial, la asunción de responsabilidades por parte del Estado… Ante nuestra pretensión de que los hermanos queremos que Víctor sea reconocido como víctima de terrorismo de Estado, desde la Dirección de Víctimas del Terrorismo se nos ha recordado el principio de realidad.
No sabemos si esa Dirección estaba y está preocupada por nuestra salud mental. Quizá les diésemos la impresión de ser unos inadaptados sociales que vivimos fuera de la realidad. ¿No creen ustedes, miembros de la Dirección de Víctimas, que el haber elegido el camino de la Justicia es un rasgo inequívoco de fortaleza mental? ¿No les parece a ustedes que, si ante la dejación y manipulación de las Justicia, hubiéramos entrado en el juego que la nueva realidad que Narciso San Juan nos impuso y hubiésemos querido satisfacer nuestros deseos mas primarios no nos habría resultado nada difícil conseguirlo? Quizá de haberlo hecho no hubiera muerto nuestro hermano pequeño.
Nosotros, en cambio, elegimos el rodeo, el largo recorrido, el camino de la Justicia, que nada tiene que ver con la venganza. Pero la Justicia nos abandonó entonces y nos sigue abandonando hoy.
Dígannos, por favor; ¿será que vamos demasiado rápido en nuestras peticiones al Gobierno y a la Justicia? ¿Serán desmesuradas y fuera de toda lógica? ¿Quizá no ha transcurrido el tiempo suficiente como para que reivindiquemos la memoria de nuestro hermano Víctor? ¿Harán falta más de treinta y cuatro años, tiempo transcurrido desde que España es oficialmente un Estado Social y Democrático de Derecho, como para que se asuma que nuestro hermano -como otros muchos- es una víctima del terrorismo de Estado y se actúe en consecuencia?
¿Qué nos están insinuando? Sospechamos que nos quieren decir que la realidad sociopolítica española, mediatizada principalmente por el PSOE y el PP y por los poderes que de estos partidos emanan se va deslizando hacia el olvido y que la mayoría prefiere mirar a otra parte. Que les resultamos incómodos y molestos.
¿Por qué no sugieren desde la Dirección de Víctimas del Terrorismo del Gobierno vasco al PSOE y al PP que, en Euskal Herria, muchas de las víctimas de sufrimientos indebidos y de violaciones de Derechos Humanos en un contexto de violencia política somos víctimas de terrorismo de Estado, sin eufemismos, y que estamos esperando a ser reconocidos como tales? ¿Cuándo van a asumirlo?
Es verdad que nuestras esperanzas y anhelos han chocado una y otra vez con la realidad y, que según parece, seguirán chocando. Eso lo tenemos asumido y lo tenemos en cuenta. Pero resulta muy significativo y decepcionante que un representante de la Dirección de Víctimas del Terrorismo, sensible según dice al dolor de las víctimas, nos sugiera sutilmente que, teniendo en cuenta el principio de realidad en política, nos olvidemos de nuestras exigencias legítimas y que renunciemos a nuestras pretensiones de que el Estado español considere a nuestro hermano como víctima del terrorismo de Estado. Es decir, que por este camino no vamos a conseguir nada.
¿Cuál es la realidad que debemos asumir las «víctimas de vulneraciones de derechos humanos y sufrimientos injustos producidos en un contexto de violencia de motivación política» en aras a una equilibrada salud mental? ¿La dejación de nuestros derechos? ¿La discriminación y el olvido?

http://www.deia.com/2011/05/04/opinion/tribuna-abierta/el-principio-de-realidad-y-las-victimas-del-terrorismo-de-estado

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