Un día de vacaciones
JAVIER OLAVERRI 04/04/2010
Siguiendo la tradición, hoy habrá algunos vascos que celebren el Aberri Eguna, pero la mayoría estaremos de vacaciones. Ciertamente no estuvo afortunado Sabino Arana al elegir el Día de la Resurrección como fecha de la patria vasca, porque al contrario de lo que deseaba y pensaba el líder del PNV, hoy la sociedad vasca es profundamente laica en vez de católica, con lo que la semana santa se ha convertido en un ensayo masivo de diáspora y no queda prácticamente nadie en casa para celebrarlo.

En realidad el mito del Aberri Eguna está excesivamente agrandado, porque tampoco en el pasado ha sido gran cosa. Antes de la guerra civil sólo se celebró en cuatro ocasiones, siempre convocado por el PNV. Con la guerra civil y la dura represión franquista, el PNV fue incapaz de convocarlo y solo se reinició la «tradición» en 1963, cuando un pequeño y entonces recién nacido movimiento nacionalista de Iparralde llamado Enbata, tuvo la ocurrencia de convocarlo en la pequeña localidad labortana de Itxaso, por influencia de los primeros refugiados de ETA.

Federico Krutwig relata ácidamente, en unas memorias inéditas, su recuerdo de aquel primer Aberri Eguna de la postguerra. Acudieron al acto muchas personas de Euskadi Sur, con txistus y todo, lo que dio ambiente a la fiesta y se plantó un retoño del árbol de Gernika. Tras la comida se cantó el himno universal de los vascos, el Gernikako Arbola. Pero ya entonces se pudieron ver las diferencias internas de los vascos. El militante del PNV Jesús Solaun recorría todas las mesas para ver si conseguía hacer cantar el Gora ta Gora, el himno del PNV, pero sin el menor éxito. Como dice Krutwig nadie le seguía al bueno de Solaun porque la letra de ese himno es «universalmente desconocida».

Por su lado, los chicos de ETA también tuvieron su momento estelar cuando descubrieron a unos policías infiltrados en el acto y le dieron una buena somanta a un conocido comandante de la benemérita.

A partir de ahí todos casi todos los Aberri Eguna han reflejado la profunda división vasca. Bajo el franquismo, era habitual convocar dos Aberri Eguna, uno por el PNV y otro por ETA, como medio indirecto de medir sus fuerzas y su capacidad de movilización. Con la transición hubo algunos Aberri Eguna unitarios, es decir al que acudían no solo partidos nacionalistas vascos sino partidos de otras ideologías, pero ese espejismo duró hasta 1978.

Desde entonces el Aberri Eguna sólo refleja lo que hay en nuestra sociedad: falta de un mínimo común denominador que permita festejar a todos los ciudadanos vascos un día concreto, y menos el Aberri Eguna sabiniano, como su día de la patria, Y sin esa complicidad ciudadana no hay fiesta que valga. Los estados oficiales suplen la falta de entusiasmo de sus ciudadanos con la facilidad burocrática que da el poder organizar un desfile más o menos vistoso, con cabra de la legión incluida, y contar con que se junte una pequeña multitud entre familiares de los que desfilan y los miles de curiosos turistas que se aburren por la ciudad.

Pero no es nuestro caso, donde a la falta de entusiasmo por este tipo de cosas se une el juego de la múltiple división interna, a manera de un juego de muñecas rusas.

La primera gran división es la que se produce entre los que creen que el Estatuto, o el Amejoramiento Foral, es el marco de juego adecuado para los vascos de hoy y los que han convertido su lema político en hundir ese Estatuto.

Pero la división hunde sus raíces también entre los partidos nacionalistas vascos. Una gran división radica entre los que creen que hay que hacer política pegada a la realidad institucional, es decir que contemplan diferenciadamente el marco de la CAV, el de Navarra y el de Iparralde, (donde por cierto se darían con un canto de los dientes con cualquiera de los dos marcos anteriores) y los que suspiran por una Euskadi (que ahora algunos vuelven a llamar EuskalHerria, pues hasta ahí llega el paroxismo de la división) unida e independiente.

Pero es que incluso cuando se habla de independencia no se sabe de qué habla cada cual. Pues mientras que para unos esa Euskadi independiente tendría que ser parte de la Unión Europea, otros se oponen a ello o guardan un silencio sombrío sobre esta importante cuestión.

Más aún. Quienes dicen querer ser independientes pero dentro de Europa se vuelven a dividir en dos grupos: unos que entiende que eso solo es posible «seduciendo» a España (y a Francia) para que lo permitan y otros que solo conciben la independencia como un acto unilateral, porque creen que esa independencia en Europa nunca será concedida por los españoles (de los franceses ni se habla)

En este último grupo ya no es que no haya nuevas divisiones, sino que no hay ni siquiera posición definida sobre cómo, en el supuesto de que se consiguiera esa independencia por un acto unilateral de los vascos, iba el nuevo estado vasco independiente así constituido a formar parte de la UE. Pues hay que recordar que para entrar en la UE hace falta el voto a favor de todos los miembros de la Unión, es decir también de España y de Francia, lo que no parece fácil de obtener tras un acto de separación realizado como un desafío.

Así que, no esta mal que nos pille el Aberri Eguna de vacaciones.

Joxe Iriarte Bikila · et alteri · · · ·
04/04/10
Recordamos los duros debates y confrontaciones ideológicas que hubo durante la década de los años sesenta, de consuno con el resurgimiento del movimiento obrero, los esfuerzos por el euskera y la resistencia antifranquista. Uno de ellos, y duro (las denuncias-insulto eran dolorosas: españolismo o subordinación a la burguesía), giraba a la sazón en torno a lo que se definía como contradicción principal: ¿qué era más importante, el aspecto social o el nacional?, ¿la lucha de clases o la nacional?, ¿el patriotismo o el internacionalismo?

A juicio de una corriente, siendo importante lo social, lo que debía priorizarse era lo nacional, porque en la década de los sesenta se veía al País Vasco camino de la muerte como nación. La metáfora que mejor concretaba esta visión era la siguiente: construyamos primero la casa y luego ya veremos qué color le damos. Muchos no compartíamos entonces ese punto de vista ni tampoco lo compartimos ahora. No es lo mismo un chalet para ricos o un apartamento para yuppies que una casa para gente trabajadora. No es lo mismo una urbanización de elite, aislada con guardias de seguridad, que un barrio popular diseñado para la convivencia de gente diferente de iguales derechos. El diseño subraya el carácter de clase y si es de tipo sostenible o dilapidadora de recursos.

Vivimos en un mundo gobernado por el capitalismo salvaje, con tres crisis interconectadas en su seno (económica, ecológica y alimentaria), bajo la amenaza del gendarme omnicontrolador, presto a meter las narices a sangre y fuego donde haga falta (sirviéndose del canallesco y vergonzoso pretexto de la ayuda humanitaria), recortando o eliminando sin vergüenza alguna la soberanía de la mayoría de pueblos y naciones (también en los casos de los estados que sacan beneficios de la globalización capitalista) y poniendo así a la humanidad al borde del precipicio.

Hoy menos que nunca puede plantearse la soberanía nacional sin explicar el carácter de los medios de producción, las relaciones con el medio ambiente y con el resto de tierras y pueblos del planeta. La soberanía nacional y el ecosocialismo no pueden ir cada uno por su lado. Un frente único por la independencia no es como una plataforma coyuntural sobre la gestión del transporte o las basuras. Es una reivindicación global y eso ─como toda reivindicación democrática─ exige aclarar su modelo de sociedad.

En nuestra opinión, no es adecuada una perspectiva interclasista en torno a una mera reivindicación formal entre gente y grupos carentes de acuerdo en los temas clave de la verdadera construcción del País Vasco, y ésa es la reivindicación de Estado propio si no se concretan los principales elementos de su naturaleza específica. No podemos dejar de lado que los agentes de algún tipo de independentismo han gobernado y están gobernando diversas instituciones (gobiernos autónomos, diputaciones forales, ayuntamientos de capitales) con políticas muy concretas. A juicio de los firmantes de este artículo, el Aberri Eguna [día de la patria vasca (n. del t.)] debe ir en la línea del País Vasco que lucha durante todo el año contra la represión, la explotación, el expolio y la humillación (lo mismo que el Primero de Mayo también debe recoger las realidades nacionales y sus problemas concretos, y entre ellos especialmente la reivindicación de soberanía nacional).

Debemos decidir libremente si queremos ser parte de los estados español y francés o convertirnos en Estado independiente asociado a Europa ─para los abajo firmantes ésta es la opción más adecuada─ y, junto a eso, qué, cómo y para qué producimos. Queremos fomentar la soberanía alimentaria, haciendo frente a la agroindustria y al movimiento irracional de mercancías, ya que están colapsando las carreteras y destrozando el medio ambiente. Somos partidarios del derecho a decidir. Aún más, queremos decidir los grandes temas (organización del estado) y las cuestiones específicas (tren de alta velocidad, superpuerto de Pasajes, [1] modelo de agricultura, instituciones financieras, impuestos, etc.) mediante la autoorganización política y social. En estos temas es patente la más perversa hipocresía. No es de justicia aparecer unas veces como víctima y ser verdugo otras.

Por eso, somos partidarios de reuniones amplias, siempre del derecho a decidir en su integridad y especificidad, planteando una actividad democrática sobre todas las cuestiones que constituyen una sociedad y una nación bajo el ataque de diferentes tipos de crisis y en el contexto europeo y mundial. Nuestra reflexión va dirigida a quienes tienen las mismas preocupaciones y, del mismo modo, a los dos espacios o convocatorias de manifestación que nos merecen atención y respeto.[2] Estaremos en el Aberri Eguna defendiendo las luchas levantadas por la resistencia que durante todo el año se enfrenta a la barbarie capitalista e imperialista en todo el mundo y en el País Vasco.

NOTAS T.: (1) Proyecto de ampliación de la bahía de Pasajes (Guipúzcoa) consistente en la construcción de un puerto exterior interconectado con el sistema de carreteras y ferrocarriles. En caso de materializarse, implicaría la construcción de un túnel de dos kilómetros mediante la perforación del monte Jaizkibel y la extracción de 5.400 metros cúbicos de roca de una zona de gran interés geológico. Tanto este proyecto como el tren de alta velocidad cuentan con el apoyo entusiasta del PNV. (2) La iniciativa popular Independentistak, con la adhesión de Eusko Alkartasuna y el sindicato LAB, ha convocado una marcha entre Irún y Hendaya, municipios vascos colindantes pero bajo administración española y francesa, respectivamente. La elección de una marcha en estas localidades tiene como objetivo subrayar la unidad vasca por encima de las separaciones estatales. Por su parte, Aralar y el partido norvasco Abertzaleen Batasuna han adelantado la celebración del Aberri Eguna al sábado con un acto en Urruña (Lapurdi), si bien han anunciando que enviarán sendas representaciones a la marcha del domingo.

Joxe Iriarte Bikila, Nathaly Pelage, Juan Ramon Garai, Josu Perea, Iñaki Martin son miembros del colectivo Gorripidea de Zutik.

Traducción para www.sinpermiso,info: Daniel Escribano

 Escritos de Jose Vicente Idoyaga  (Anotaciones històricas), Floren Aoiz (ETA historia de un precipitante), Mario Zubiaga ( El Ethos de ETA) y Ramòn Zallo (ETA tras «el alto el fuego permanente»)

http://www.vientosur.info/articulosabiertos/VS106_Plural_IntroETA.pdf

http://www.vientosur.info/articulosabiertos/VS106_Idoyaga_Anotaciones.pdf

http://www.vientosur.info/articulosabiertos/VS106_Aoiz_ETAhistoria.pdf

http://www.vientosur.info/articulosabiertos/VS106_Zubiaga_Elethos.pdf

http://www.vientosur.info/articulosabiertos/VS106_Zallo_Traselalto.pdf

www.vientosur.info

22/11/09

El estatuto de Gernika nació hace 30 años con el fin acogotar las aspiraciones nacionales acrecentadas durante la lucha contra la dictadura franquista y dar por finalizada la Transición dentro de los límites impuestos por una Constitución (que no fue aprobada en la Comunidad Autónoma Vasca [CAV])(1) al gusto de los poderes fácticos del momento y condicionada por presiones involucionistas que amenazaban con un “o lo tomas o nada”.

Nada que ver con historiografía oficial, que ensalza el consenso y buen hacer de los políticos que lo diseñaron, sobre todo del rey y Suárez, el falangista reconvertido en demócrata, y oculta la imposición de los poderes fácticos (para la historia quedan las memorias de Solé Tura, donde se explica el papel del correveidile de los innombrables, que le dejaban bien claro que la “unidad de la patria y la monarquía eran cuestiones intocables”), a la vez que ignora la represión que durante todo ese tiempo se ejerció contra el movimiento popular.

El documental de ETB elaborado al respecto, por ejemplo, resalta el dramatismo de la violencia de ETA, pero nada dice de la ocupación policial de pueblos y ciudades (como Errenteria,(2) cuya realidad algunos sufrimos en nuestras carnes), la brutal represión policial para despejar las calles, los manifestantes muertos, los asesinatos de los grupos parapoliciales, etc.). Esto es, la represión contra todo lo que pujaba por ir más allá de los pactos en curso.

Una de las falsificaciones históricas más flagrantes es la escenificación de un consenso fruto de “la libre cesión de las partes en beneficio de todos”, ocultando las circunstancias ─y la imposición─ que lo condicionaron. Ciertamente, tal consenso fue posible, en buena medida, por los límites y debilidades del movimiento opositor, incapaz de reventarlo o superarlo. El sector rupturista estuvo demasiado condicionado por el accionar de ETA, que incidía negativamente sobre amplias capas populares, temerosas de perder lo poco logrado. Sin olvidar que EE y ETApm,(3) en un giro espectacular, afirmaron que con el Estatuto todo era posible, es obligado recordar que el PNV, tras abstenerse frente a la Constitución, de cuya elaboración fue apartado, basculó decisivamente avalando la idea de que, si bien el Estatuto no era del todo satisfactorio, suponía un punto de avance que dejaba la puerta abierta a futuros desarrollos, incluida la posible incorporación de Nafarroa, caso de que así lo quisiesen sus habitantes.

Desde entonces, muchas cosas han cambiado, y algunas en un sentido que no era posible predecir. Mediante el Estatuto se han satisfecho ciertas aspiraciones y exigencias de la población (aunque en muy diverso grado), y en cierto modo ha ayudado a la estabilización del llamado Estado de la Autonomías (que se benefició de un contexto mundial y europeo en el que las aspiraciones de las izquierdas trasformadoras y los movimientos de liberación nacional sufrieron amplias derrotas a favor del neoliberalismo y el orden instituido), si bien no como se ha pretendido desde el Estado. Prueba de ello es que el llamado contencioso vasco se siga considerando irresuelto a escala estatal y, a escala vasca, se den confrontaciones periódicamente de diferente signo y calado: el proyecto de Lizarra-Garazi,(4) el plan Ibarretxe,(5) etc. A la vez que persiste la violencia política.

Hoy, el proyecto configurado en torno al Estatuto de Gernika está agotado. Ha dado todo lo que podía dar de sí y es defendido a ultranza sólo por los sectores que lo consideran inamovible (eso sí, convenientemente “loapizado”, esto es, rebajado según la teoría del “café con leche para todos”, donde se hace tabla rasa entre regiones españolas y naciones que no lo son, como Euskal Herria, Catalunya y Galicia), considerado, prácticamente, único marco de convivencia posible. Ciertamente su agonía puede prolongarse, sobre todo por la debilidad y división de sus detractores, y es difícil saber hasta cuándo. En la década de los 90, uno de sus pilares, el sindicato ELA, pasó al soberanismo, anunciando su finiquito y posibilitando la operación de Lizarra-Garazi. El PNV, que participó en dicha operación, cambió de tercio impulsando el Nuevo Estatuto de Ibarretxe, lo cual situaba al partido artífice del Estatuto en otra onda.

El nuevo gobierno, a pesar de su retórica ultraestatutista, además de ser incapaz de remozar su deterioro, contribuye a él con decisiones como el decreto sobre bilingüismo integral (que equipara al castellano con el euskara en la enseñanza) o al desvirtuar el concepto de Euskal Herria, recogido en el propio Estatuto, a aspectos puramente lingüísticos o culturales o con su obsesión por desalojar del panorama institucional a una parte minoritaria pero importante como es la izquierda abertzale.

Basta ver la foto de cumpleaños en Ajuria Enea para extraer la conclusión de que las representaciones ideológico-políticas que han quedado fuera de ésta no lo ha hecho sólo ni fundamentalmente por desavenencias con el gobierno de turno (que no suelen trasladarse a los actos protocolario-institucionales), sino por las discrepancias sobre el sentido y validez actual Estatuto de Gernika para satisfacer las aspiraciones mayoritarias de la CAV (que no están en absoluto reflejadas en la aritmética parlamentaria resultante de la Ley de territorios históricos y la Ley de partidos) y, sobre todo, como puente o catapulta para otros estadios y modos de relacionarse con el Estado español y la Unión Europea.

Lejos de atenuarse, las diferencias aumentan (otra cosa es cómo se traducen éstas en la actividad diaria y en escaños) entre los que entienden que el entramado institucional está ya acabado en lo fundamental, aunque quepan alguno retoques (en qué dirección sería otra cuestión) y los que se sienten frustrados porque ya no da más de sí y, además, cierra las puertas a cualquier proceso autodeterminativo, y no digamos de independencia, aunque sea por vías exclusivamente político-democráticas. El intento de trasformar el Estatuto desde sus propios mecanismos, realizado por el anterior lehendakari y que logró la mayoría parlamentaria, se estrelló en las Cortes madrileñas. La excusa: que no gozó del suficiente consenso dentro de la sociedad vasca. El nuevo Estatut de Cataluña reunía esa condición desde el punto de vista social e institucional, pero hay que ver cómo lo laminaron en Madrid. De ahí que la afirmación del lehendakari en el acto protocolario de Ajuria Enea de que el Estatuto de Gernika “no es un texto cerrado sino abierto” suene a pura retórica o justificación frente a la triste imagen que ha dado su 30º aniversario. Y cabe preguntarse, además, contando como cuenta sólo con el PP como apoyo, en qué dirección se daría dicha apertura, ya que, visto el balance de los seis meses de gobierno, cabe pensar lo peor.

¿CAMBIO, EN QUÉ DIRECCIÓN?

Se nos dijo que, a diferencia del gobierno de Ibarretxe, quien, según el PSE y PP, gobernaba sólo para la mitad de los vascos y las vascas, el de López gobernaría para toda la ciudadanía (típica falacia interclasista que parte de la falsa premisa de que lo es bueno para el patrón lo es para el marinero, para el obrero y el capitalista); que sería un gobierno transversal (sobre todo en lo relativo a los sentimientos de pertenencia nacional) y no sectario (o sea, no nacionalista vasco, que, por lo que se ve, es el único nacionalismo sectario). Nos dijeron también que, a diferencia del Gobierno presidido por Ibarretxe, abandonarían toda obsesión identitaria enfocando su quehacer según las necesidades ciudadanas. El resultado se nos antoja justo al contrario. El gobierno del PSE con el apoyo del PP es el gobierno más unilateral y sectario de todos los que hasta el presente hemos conocido (y en la serie incluiríamos al famoso bipartito PNV-PSE de la era Ardanza). El consenso logrado en materia presupuestaria no es contradictorio con esa realidad, pues los acuerdos en materia crematística llegan siempre a buen puerto, incluso en los momentos de mayor enfrentamiento político. Máxime en momentos de crisis económica. Y, desde luego, este gobierno es tan identitario como el anterior, sólo que en un sentido españolista. De hecho, el nuevo decreto sobre enseñanza que afecta al currículum en materia histórica, los símbolos de la Ertzaintza y la petición del Parlamento Vasco para que la selección española de fútbol y la Vuelta Ciclista a España vuelvan al País Vasco dejan claro cuáles son sus obsesiones identitarias y la importancia que les dan. De hecho, es en estos temas donde mas contundente y precipitadamente están trabajando.

Lo que Mayor Oreja no pudo, Patxi López lo está logrando. La reconquista de las Vascongadas por España, impulsada desde el gobierno central en la época de Aznar, está siendo llevada a cabo ahora, si bien “por otros medios y formas”. O, si se quiere, al estilo de aquella LOAPA iniciada a escala estatal tras el 23-F o tejerazo, sólo que desde dentro. Y, en vez de utilizar la palabra armonizar (o sea, café con leche para todas las autonomías), se trata de normalizar. Esto es, acabar con las reticencias hacia un Ejército en su momento cuestionado, por un movimiento de insumisos que tuvo en la CAV y la Comunidad Foral de Navarra su máxima representación, legitimado mediante la presencia del consejero del Interior en representación del Gobierno Vasco en el desfile anual del Día de la Hispanidad en Madrid. Y, por supuesto, apoyar la intervención humanitaria en Afganistán. Con lo cual resulta que hay violencias y violencias, humanitarias y destructoras. Y, por supuesto, como dirían los americanos, se trata de estar del lado de los buenos.

Normalizar supone que quienes son tan beligerantes con el etnicismo vasco celebran con toda la normalidad la fiesta de la Hispanidad (antes, de la Raza) y su epopeya colonial, la cual desarrolló a lo largo y ancho del mundo una profunda labor civilizadora, sin ánimo de lucro (o sea, sin cobrarse en metales preciosos, especias y sangre, sudor y lágrimas que alimentaron la acumulación primitiva del capital). Ya se sabe, lo mejor de lo vasco sale a relucir cuando se identifica con las gestas y la historia de España. El almirante Oquendo sería un ejemplo a seguir, el abuelo de Mayor Oreja, otro.(6)

Normalizar significa que desaparezca de las calles todo lo que ofende a las víctimas del terrorismo ─fotos de presos de ETA, eslóganes que reclaman que los ubiquen en las cárceles Euskal Herria, etc.─, si bien no parece que suceda lo propio con los símbolos de una dictadura que produjo decenas de millares de víctimas, cuyos recordatorios siguen tanto allí (el Valle de los Caídos) como aquí (en Iruñea, el Monumento a los Caídos y, en Bilbao, el escudo franquista del edificio del antiguo Sindicato Vertical) en todo su esplendor. Y, por supuesto, nada de ayudas a familiares de terroristas, los dineros son para las víctimas de bien.

Normalizar, a diferencia de lo que incluso en el propio Pacto de Ajuria Enea(7) se pretendía, supone apostar por la filosofía de al enemigo, ni agua. Esto es, combatir a ETA y, por extensión, a Batasuna mediante la pura vía policial. Según Rubalcaba y Ares, mientras ETA actúe, Batasuna no tendrá espacio legal, aunque se desmarque públicamente de la violencia política. Eso sí, a la vez que se intenta erradicar la presencia de las calles de la izquierda abertzale, éstas se llenan de policías y cámaras de videovigilancia…

Lo que debería ser anormal es normal también en los medios de comunicación públicos. Los cambios van mucho más allá de los llamados puestos de confianza política, afectando a profesionales que no cumplen al pie de la letra con los preceptos de la nueva doctrina. Los teleberris [nombre de los servicios informativos de ETB, la televisión pública de la CAV] son cada día más un calco de las ediciones estatales. Los debates, más monocordes. ¿Qué decir del cambio de mapa del tiempo, extendido hasta una parte de Aquitania, La Rioja y Cantabria, ironías de la cosa, configurando un mapa similar al del Reino de Navarra de los tiempos de Sancho el Fuerte?

Y normalizar significa ajustar a la baja la euskaldunización en la Ertzaintza, en la sanidad, etc., donde los ajustes van en el sentido de una menor exigencia del euskara. Veremos qué pasara con la propuesta de una enseñanza trilingüe…

En materia socioeconómica, tal como denuncia la mayoría sindical vasca, el nuevo gobierno, al igual que el anterior, trabaja a favor de la patronal, sólo que lo hace de forma más zafia. Está impulsando un consejo económico y social a la medida de la patronal, que deja fuera a mayoría sindical vasca; una oposición frontal a la última huelga general, decretando unos servicios mínimos draconianos; el rechazo a la iniciativa legislativa popular sobre el tratamiento de residuos sólidos; reducción o congelación de gastos sociales, que desde luego quedan por debajo de unas necesidades que aumentan por efecto de la crisis, mientras se mantienen en lo fundamental las grandes obras de infraestructura, las inversiones en desarrollo e investigación industrial privada, la Ertzaintza, etc. y endeudamiento, lo cual en principio es razonable si va en la línea exigida por las necesidades sociales, pero tras subir los impuestos a las grandes fortunas, a las empresas, etc. Cosa que no es así, sólo sube el IVA, o sea, la misma carga porcentual para el millonario y el pobre.

NOTAS de la Redacción:

(1) En el referéndum de 1978, el PSOE, UCD, AP, PCE-EPK y ORT pidieron el sí a la Constitución, cuyo texto eleva la unidad del territorio español a la categoría de principio previo al pacto constitucional y fundamento de éste al tiempo que encomienda al Ejército la tarea de defender dicha unidad. El PNV, ESEI, EMK, OIC, PTE (que en el resto del Reino de España propugnó el sí) y LAIAK solicitaron la abstención, mientras que EE, HB, LKI y el PCE (m-l) se decantaron por el no. Los resultados fueron de una abstención del 58,18% en Guipúzcoa (con un 62,59 % de votos afirmativos y un 31,05 de negativos), del 55,98% en Vizcaya (con un 21,59% de noes y un 70,96% de síes) y del 41% en Álava. En Navarra, la abstención fue de cerca del 34%. (2) Entre el 9 y el 16 mayo de 1977 hubo una semana de movilizaciones en todo el País Vasco por la extensión de los indultos parciales de los dos primeros gobiernos de la monarquía a una amnistía que incluyera a todos los presos políticos, que fue objeto de una represión policial especialmente cruenta. Así, además de causar numerosos heridos, la policía mató a tiros en la localidad guipuzcoana de Rentería al sindicalista ya jubilado Rafael Gómez el día 12, al vecino Gregorio Maritxalar, herido en el balcón de su casa el día 13 y muerto días después, al también sindicalista José Luis Cano en Pamplona (Navarra) el día 13, donde también moriría Luis Santamaría de un paro cardíaco por una carga de la policía el día 14. Este mismo día la policía mató en un control en Ortuella (Vizcaya) a Manuel Fuentes, mientras que en Bilbao Javier Núñez fue agredido por un policía y muerto posteriormente por las heridas infligidas por un grupo parapolicial cuando se dirigía a interponer la correspondiente denuncia. Asimismo, el 12 de julio de 1978, durante la jornada de huelga general en todo el País Vasco en protesta por la muerte a tiros por la policía del militante de la LKI Germán Rodríguez en Pamplona el 8 de julio y Joseba Barandiaran en San Sebastián al día siguiente, diversos policías saquearon varios comercios en Rentería. (3) En 1974 la organización ETA sufrió una escisión entre “político-militares” y “militares” a causa de divergencias en punto a la relación de la organización y la lucha armada con el movimiento de masas. Con motivo de las primeras elecciones pluripartidistas desde 1936 en España, las organizaciones de la Koordinadora Abertzale Sozialista (KAS) y diversos partidos de extrema izquierda prepararon una candidatura con el nombre de Euskadiko Ezkerra, si bien las disensiones entre los grupos que la apoyaron inicialmente a causa de la no legalización de todos los partidos y la ausencia de amnistía total antes de la fecha de las elecciones (15 de junio de 1977) provocó que EE sólo contara con el sostén de EIA (partido apoyado por ETApm) y EMK. A partir de la creación de otra coalición de izquierda abertzale en abril de 1978 (Herri Batasuna), de carácter más radical y de mucha mayor implantación social y electoral, EE se escoró hacia posturas cada vez más institucionalistas, hasta su fusión en 1993 con el referente del PSOE en la CAV, mientras que ETApm se disolvió a principios de los años ochenta (si bien parte de su militancia ingresó en ETAm). (4) Acuerdo suscrito en Estella (Navarra) el 12 de septiembre de 1998 por, entre otros, las organizaciones políticas PNV, HB, EA, IU-EB, Zutik, Batzarre, así como por ELA, LAB, ESK, STEE-EILAS, EHNE e Hiru (la llamada mayoría sindical vasca), que constataba la existencia de un “conflicto histórico de origen y naturaleza políticos” en el País Vasco y proponía “un proceso de diálogo y negociación abierto, sin exclusiones” que posibilitara “marcos abiertos donde puedan tener cabida las aspiraciones de soberanía de las ciudadanas y ciudadanos de Euskal Herria”. Tres días después de la firma del acuerdo ETA declaró una tregua indefinida y se abrió un proceso de colaboración entre los partidos firmantes del acuerdo, frustrado por la actitud saboteadora del Ministerio del Interior español, a la sazón en manos del PP, y por la ruptura de la tregua por parte de ETA. (5) Propuesta de un nuevo Estatuto político para la comunidad de Euskadi aprobado por el Parlamento de la CAV en 2005, que preveía la constitución de ésta en estado asociado al Reino de España. (6) Alusión a las declaraciones del cabeza de lista del PP a las pasadas elecciones al Parlamento europeo, Jaime Mayor Oreja, en las que éste se ufanó de que su abuelo hubiera prohibido el uso del euskera en su familia. (7) “Acuerdo para la normalización y pacificación de Euskadi”, suscrito el 12 de enero de 1988 por el PNV, PSE-PSOE, AP, CDS, EE y Eusko Alkartasuna, con el objetivo de adoptar una estrategia de contrainsurgencia unitaria entre los partidos institucionales, si bien su punto décimo declaraba que los partidos firmantes eran partidarios “de una solución dialogada a la violencia” entre “las autoridades competentes del Reino” y “los que decidan abandonar el terrorismo”.
Joxe Iriarte Bikila es militante de Zutik

Hika, 212, noviembre 2009

Las últimas detenciones, entre ellas las de Arnaldo Otegi y Rafa Usabiaga, han sido contestadas por una multitudinaria manifestación por las libertades y el respeto a los derechos de tod@s sin que se hiciera mención alguna a ETA. La convocatoria fue realizada por los sindicatos nacionalistas y apoyada por PNV,EA, HAMAIKA BAT, ARALAR EB. Para unos se trataba de la conculcación de los derechos fundamentales de reunión, mientras para otros se trataba de impedir que se reorganizara una organización ilegal izada. También ha dado pie a numerosos comentarios, entre otros, los de Brian Currin, mediador internacional. Noticias de Guipuzcoa también ha publicado unos reportajes sobre el contenido del documento que circula entre las bases de Batasuna.

Dentro de este rifirrafe de acusaciones e informaciones, expuestas a mil interpretaciones que no ayudan demasiado a clarificar los hechos, cada cual elabora su propia opinión de los hechos y se trata de contrarrestarlas dentro del respeto mutuo. Es lo que trato en este artículo.

Dentro de este cúmulo de informaciones,hay una serie de claves que a mí me ayudan a elaborar mi propia opinión y defender la tesis de que Batasuna emprende siempre el camino equivocado y que tropieza una y otra vez en la misma piedra. Está la detención del responsable político de ETA al poco tiempo de la detención de Arnaldo y Rafa Usabiaga. Está el documento interno distribuido entre la militancia donde parece que no habla de ETA para nada.

No seré yo quien juzgue si en las reuniones trataban de reorganizarse o pretendían, al hilo de una tregua de ETA, iniciar un camino para la formación de ese polo soberanista que tanto se ha hablado últimamente desde Batasuna y, sobre todo, desde EA. Tengo mi propia opinión como ciudadano de este País, pero no es mi interés expresarla aquí. Mi reflexión va por otro derrotero.

Según mi opinión, es una historia que se repite por enésima vez; el mismo guión con el mismo final. Se sabe de antemano cómo va a terminar la película. Y, cuando se producen este tipo de detenciones, se suele repetir, como argumento en contra claro, que este tipo de actuaciones judiciales impide el proceso de paz porque en esas reuniones se estaba gestando la vía política pero, teniendo en cuenta las experiencias anteriores es normal que el estado recele y, exija, previo a cualquier proyecto político la desaparición de ETA. Y , no sólo el Estado, sino también los partidos llamados a formar parte del Polo Soberanista.

Pienso que Batasuna y ETA deben cambiar de guión, y para que no se repita por enésima vez lo mismo y para no defraudar las expectativas de los ciudadanos tienen que ser realistas, medir sus propias fuerzas, ser conscientes de quien tienen delante y emprender un camino que garantice esa participación por vías políticas. Se ha partido siempre sin clarificar la postura y la actitud respecto a la violencia. Se ha intentado retar al Estado, siempre se ha querido caminar en los límites, retando al gigante; se juega al gato y al ratón utilizando, como en los tiempos del franquismo métodos y tácticas para huir de la policía:cambio de coches al asistir a las reuniones; tratar de esquivar la vigilancia etc…salir de la reunión en momentos y por sitios distintos …sin darse cuenta-de ahí la incomprensible ingenuidad de personas con experiencia-de que la policía les vigila en todo momento. Y desde ese punto de partida equivocado terminan siempre de la misma forma. Cuesta creer, pero, desde un punto de vista psicológico, hay unos patrones inconscientes como el victimismo,la sobre valoración de sus planteamientos. Cuesta creer.

El camino inicial correcto, a mi modo de ver, sería esclarecer con anterioridad la actitud respecto a la violencia de ETA y desmarcarse de ella o llevarse con ellos a ETA como dice Brian Currin aunque eso parezca más difícil; y , de esa forma, iniciar el camino sin eso tintes de clandestinidad hacia la formación de ese Polo Soberanista y trabajar como y junto a los demás en las instituciones . Mientras no se elija este camino nos encontraremos con el mismo final y se volverá a repetir una y otra vez la misma historia. Lo curioso es que a pesar de participar en la manifestación, a pesar de todo, todo el mundo coincide en que para dar pasos adelante es necesaria la desaparición de ETA. Es la constante en todo tipo de planteamiento. Estos mismos días en el Foro de Debate Nacional se ha constatado la ausencia de EA como partido y la división que genera en su seno la persistencia de la violencia de ETA como factor ineludible. Brian Currrin, en la entrevista en Noticias de Gipuzcoa con fecha 01-11-09 en un momento de la entrevista responde:”

Debemos entender que el objetivo en este momento no está en embarcarse en un nuevo proceso de paz con Madrid.-Lo que está , pasando ahora es lo que se ha estado haciendo dentro de la izquierda pro independentista(habría que decirle Brian que tamibien Aralar es izquierda pro independentista y no tiene nada que ver con ETA) cuyo objetivo es un nuevo proyecto de legalización. Hay dos patas en este proyecto: una es ayudar al movimiento político de la izquierda pro independentista a legalizarse y la otra que se acabe la violencia. Para conseguir las dos, es vital que Batasuna lleve a ETA con ella Porque de lo contrario, ¿dónde nos quedaríamos con la violencia?Se trata de medir los tiempos, las circunstancias apropiadas, y esas son cosas que yo no puedo hacer, son cosas que necesitan hacerse internamente”. Lo que decíamos antes:se trata de medir las fuerzas, de conocer en que situación política y social vivimos y tomar las medidas para no emprender el viaje una vez más por el camino equivocado. Podemos no estar de acuerdo con la Ley de Partidos pero la realidad aquí y hoy es que Batasuna está ilegalizada Cuando le preguntan que si en Irlanda del Norte,el Sinn Fein empujó al IRA a dejar las armas.por qué Batasuna no ha dado ese paso aquí? Responde: ”Ésa es la cuestión”

No estaría mal que las organizaciones que pretenden formar parte del POLO Soberanista ayudaran y le echaran una mano a Batasuna para conseguir esa legalización, persuadiéndola de lo que tiene que hacer, convencerle de que coja el camino adecuado y que a partir de ahi todos le apoyarán.

Creo que tanto ETA como Batasuna deberían renunciar a ese falso liderazgo del que hablan porque nadie les ha otorgado. Batasuna lo que tendrá que medir, una vez superada la violencia, es su fuerza y esa fuerza llevarla como todos los demás partidos a las instituciones y trabajar allí para cambiar las condiciones de una forma educada y consensuada y olvidarse de liderazgos y de esa lucha por el poder; y, aceptando las reglas de juego, crear un buen equipo que sea capaz de llegar a grandes consensos y a convencer a los demás de sus planteamientos y unir fuerzas para conseguir esos objetivos pero participando y no creando contra poderes falsos.

De lo contrario,seremos testigos como una y otra vez se frustran las expectativas de los ciudadan@s y se emprenden caminos equivocados.

Felipe Izagirre

brian currin mediador internacional en procesos de paz

Absolutamente implicado en la resolución del conflicto vasco desde hace cinco años, el mediador internacional Brian Currin tiene sus esperanzas puestas en el trabajo «profundo» que la izquierda abertzale está realizando para salir de la clandestinidad y posibilitar un escenario sin violencia que abra un nuevo proceso de paz

J. G. lurgain/a. zabaleta – Domingo, 1 de Noviembre de 2009

 

Brian Currin :: El mediador sudafricano Brian Currin (Rubén Plaza)

Brian Currin

Donostia. Antes de responder a la primera pregunta, Brian Currin (Sudáfrica, 1950) hace un breve inciso para poner sobre aviso a las dos periodistas de que será cauto en sus palabras y hablará despacio -con un inglés claro-, para no ser tergiversado en la traducción. Este experto internacional que ha intervenido en procesos de paz, como el de Sudáfrica, Irlanda del Norte, Ruanda, Oriente Próximo o Sri Lanka, no oculta cierta decepción con los medios de comunicación españoles. Pese a ello, expone su visión del conflicto vasco con propiedad, sin ningún prejuicio y aportando una dosis de realismo a la actual situación de bloqueo.

Enamorado de Euskal Herria por la «hospitalidad de su gente» y su «belleza», Currin confiesa estar encantado de volver una y otra vez -ésta última invitado por Lokarri-. Optimista por naturaleza, está convencido de que existe una esperanza para el último conflicto político-armado de Europa.

¿Cómo ha encontrado la situación en Euskal Herria en esta última visita?

Parece que hay una mezcla de esperanza y abatimiento, un nivel de inseguridad, particularmente sobre los arrestos del día 13 de octubre.

Una emisora de radio hizo público recientemente un informe reservado de la Policía española, en el que se afirma que usted se reunió a mediados de septiembre con Arnaldo Otegi y el abogado Urko Aiartza. ¿Qué hay de cierto en esta información?

El reportero que dijo eso no me preguntó a mí sobre esa reunión. No quiero comentarlo. Lo que sí puedo decir es que durante los últimos 16 meses he estado implicado en discusiones sobre una nueva estrategia política, un nuevo planteamiento. Básicamente, he aportado ideas que vienen de mi experiencia en otros conflictos y del conocimiento que tengo de la realidad vasca. Pero lo que sea que emerja y lo que ya ha emergido de esas discusiones desde diciembre del año pasado -fue la primera vez que Arnaldo Otegi habló de un nuevo proyecto político- son ideas que han evolucionado dentro de esa organización, como consecuencia de sus propias discusiones y debates internos que se están dando desde septiembre del año pasado.

Se viene especulando sobre la existencia de una declaración, en la que la izquierda abertzale se plantea cierta distancia con ETA. ¿Es así?

Creo que es importante que en algún momento la izquierda proindependentista haga una declaración sobre la violencia. Creo que todo el mundo en Euskal Herria anticipa que habrá una posición pública sobre la violencia. El hecho de que esté hablando con otros partidos nacionalistas, sabiendo que para otros partidos nacionalistas la violencia es una gran preocupación, debe indicar que es una cuestión que está en su agenda. Yo insistiría en que es importante que se haga una declaración. Pero no puedo decir qué hay en esa declaración o si esa declaración se va a hacer. Los contenidos pertenecen a la izquierda proindependentista, corresponde a ellos hacerlos públicos, no a mí.

Entonces, ¿constata que el debate sobre la violencia está dándose?

El debate sobre la violencia está teniendo lugar. El centro de este debate interno y la consulta que están haciendo dentro de la izquierda proindependentista es sobre cómo puede participar en políticas democráticas en Euskal Herria. Ahora sabemos, con el contenido de la Ley de Partidos, lo que es necesario para que un partido político deje de estar prohibido. Sabemos cuáles son los requisitos. Por lo que si ése es el objetivo, embarcarse en un nuevo proyecto político del que hemos oído hablar a Arnaldo Otegi hace ya tiempo, debería ser obvio qué es lo que se debe hacer para participar en políticas democráticas.

¿Qué consecuencias pueden tener las detenciones de las personas que, precisamente, estaban liderando el debate y desarrollo de la nueva estrategia?

Es difícil de predecir, pero mi esperanza sería que los arrestos no desanimen a la izquierda proindependentista de perseguir este particular proyecto. Espero que les anime aún más a continuar este nuevo sendero.

¿Cree que, tras las detenciones, hay personas en la izquierda abertzale preparadas para liderar el proceso y seguir ese camino?

Diría que sí hay gente capaz de hacerlo. Sabiendo, como sé, sobre qué es este proceso, que se trata de un nuevo proyecto político, no entiendo y encuentro extraño que el grupo de personas que lo ha liderado debía ser arrestado como consecuencia de una relación o una consulta que, es obvio, parece necesaria para hacer avanzar el proceso.

¿A qué consulta se refiere y entre qué agentes?

Por lo que he leído uno de los cargos que se imputan a los detenidos es que este proyecto está dirigido por ETA. Yo puedo decir que este proyecto ha estado dirigido por la izquierda proindependentista dentro de Euskal Herria desde julio del año pasado. Los arrestos dicen que el Gobierno tiene información de que la izquierda proindependentista ha consultado con ETA, lo que yo afirmaría que era lo correcto. Es vital que la izquierda proindependentista lleve a ETA con ella en este viaje. Un proyecto que aspira a legalizar a la izquierda proindependentista seguramente fracasará si no hay un fin de la violencia. No entiendo por qué han sido arrestados. Técnicamente, no tengo duda de que es un delito implicarte con miembros de ETA, pero si estás relacionándote y consultando con ellos sobre un proceso de paz. Puede que técnicamente sea un delito, pero no tiene sentido que se arreste a gente por esto.

Si hablar con ETA es un delito por el que vas a la cárcel, ¿cree que es viable un nuevo proceso de paz?

Debemos entender que el objetivo en este momento no está en embarcarse en un nuevo proceso de paz con Madrid. Lo que está pasando ahora es lo que se ha estado haciendo dentro de la izquierda proindependentista, cuyo objetivo es un nuevo proyecto político legalizado. Hay dos patas en este proyecto: una es ayudar al movimiento político de la izquierda proindependentista a legalizarse y la otra es que acabe la violencia. Para conseguir las dos, es vital que Batasuna lleve a ETA con ella. Porque, de lo contrario, ¿dónde nos quedaríamos con la violencia? Se trata de medir los tiempos, las circunstancias apropiadas, y ésas son cosas que yo no puedo hacer, son cosas que necesitan hacerse internamente.

¿Tiene esperanza en este proceso?

Lo que puedo decir es que el debate interno, la consulta que está teniendo lugar en los últimos 16 meses es algo profundo, que no había pasado antes. Y ésa es mi esperanza.

Pero la detención de Otegi, Diez y los otros dirigentes abertzales puede perjudicar a ese debate.

Obviamente son enormemente decepcionantes. Yo esperaría que proporcionen más motivación, porque la cuestión es: Si trabajas como un activista político, cómo puedes tener éxito si estás prohibido; si estás ilegalizado, ¿qué puedes conseguir? Nada. Para poder conseguir tus objetivos políticos es esencial que puedas operar legalmente. Y creo que eso es algo que se ha entendido.

En Irlanda del norte, el Sin Feinn empujó al IRA a dejar las armas. ¿Por qué Batasuna no ha dado ese paso aquí?

Ésa es la cuestión.

¿Cree que la izquierda abertzale va a dar ese paso ahora?

Lo que puedo decir es que espero que eso sí pase. Desde mi punto de vista, para que este proyecto funcione debería pasar. De hecho, para que este proyecto político funcione, debe pasar, porque si no pasa, no funcionará.

¿Un nuevo proceso de paz sería el objetivo?

Claramente ése sería el objetivo a largo plazo, pero ahora nadie ha hecho peticiones o ha requerido a Madrid que entre en negociaciones. Ha sido un trabajo unilateral dentro de ese movimiento político particular.

¿Y tiene constancia de que haya otro tipo de conversaciones con Madrid?

No soy consciente de nada de eso.

En los últimos 16 meses, ha estado en contacto permanente con la izquierda abertzale. ¿Ha mantenido también contactos con partidos españoles, con el Gobierno español?

Previamente yo tuve contacto con otros partidos, me reuní con el Gobierno español. Pero en los últimos quince meses todo el trabajo que he hecho ha sido enteramente con la izquierda proindependentista.

Usted participó en el último proceso de paz vasco. ¿Por qué fracasó?

Desde mi punto de visto ese proceso fue fundamentalmente pisoteado. ¿Por qué? Porque no hubo ningún tipo de transparencia. No podían hablar con Batasuna porque era ilegal relacionarse no con ETA, sino con los líderes de Batasuna. Ningún partido quería ser visto relacionándose con Batasuna, primero porque estaba ilegalizado; segundo, porque nadie quería ser visto hablando con ellos por el impacto que eso podía tener en su propio electorado. Así, todas las conversaciones fueron secretas. Las reuniones entre Madrid y ETA fueron secretas. Nadie realmente sabe quién dijo qué. Nadie quería reconocer públicamente que había un proceso de paz. Desde mi experiencia, para que un proceso de paz funcione, necesita ser abierto, transparente, necesita implicar al electorado, debe haber consultas. ¿Cómo se podía hacer eso en esa particular situación? No se podía. Se necesita que sea un proceso respetado, en el que la gente confíe.

¿Se refiere a los interlocutores en el proceso o a la sociedad vasca?

La sociedad debe decir: «Yo creo en este proceso, yo quiero este proceso, porque mis líderes me están diciendo que es un proceso importante que nos llevará mañana a un mundo mejor que el que tenemos hoy». No vimos nada de esa naturaleza en torno a este proceso de paz. Fue pisoteado en todos y cada uno de los niveles. He hecho un análisis sobre numerosos procesos de paz y he acabado encontrando ocho criterios que se suelen dar en procesos de éxito. Ninguno de esos ocho criterios se dio en este caso. Ninguno de los ocho.

¿Pero eran conscientes de que no estaba funcionando?

Yo creo que la gente que se estaba dedicando a esto esperaba que funcionara. Después de que pasara puedes entender por qué no funcionó y puedes hacer un análisis.

¿Usted cree que existía un compromiso real de las partes implicadas?

Lo primero que realmente necesitas hacer en un proceso de paz es construir confianza. Tienes que buscar modos para crearla y la responsabilidad de hacerlo es mutua. El Gobierno la tiene y, por supuesto, la organización ETA también tiene esa obligación. ¿Cómo sucede esto? Antes de que se tenga esa confianza, las partes tienen que encontrarse.

¿Eso no ocurrió?

Eso no pasó. Suelo poner ejemplos: por una parte debe haber declaración de alto al fuego, luego el gobierno puede pensar qué puede hacer en respuesta y puede abordar el tema de la dispersión de presos. Pero uno de los problemas es que haya gente ajena fijando la agenda, porque no me corresponde a mí fijar la agenda para ETA, Batasuna o Madrid, son cosas que deben hacer ellos.

Entonces, ¿cuál es la labor de un mediador internacional?

Puede ayudar si se toma en el sentido de que estas cosas son las que típicamente pasan en un proceso de paz. No estoy diciendo a Batasuna o a ETA éstas son las cosas que debéis hacer o éstas son las cosas por las que fracasó el anterior proceso, porque ninguna de las dos cosas me corresponde a mí. No hacen falta mediadores necesariamente. Si los partidos quieren que un proceso de paz funcione, pueden recurrir a asesores, implicar a gente que ha estado en otros procesos de paz.

Noticias de Gipuzkoa 31/10/2009

Vuelta y vuelta

por mariano ferrer – Domingo, 1 de Noviembre de 2009

 

Creo tener derecho a esperar que la Ertzaintza además de la porra fuera capaz de manejar el diálogo

Atiende a lo que hacen, no a lo que dicen. Dicho de una u otra forma, es un consejo que todos hemos escuchado alguna vez y que viene bien a la hora de calibrar la fiabilidad ajena (y, por supuesto, también la propia). Pues bien, si con algo se llena la boca el departamento de Interior es con la necesidad de deslegitimar la violencia. Vayamos de las palabras a los hechos.

Allá por el pasado mes de mayo, el Grupo de Trabajo Bidea Helburu, miembro de la histórica asociación de objetores guipuzcoanos, iniciaba la preparación de las VIII Jornadas de No Violencia activa que acaban de celebrarse este fin de semana. Querían incluir en el programa una mesa redonda que reuniera a dos representantes de la Policía, o de Interior, con otros tantos activistas sociales. La iniciativa pretendía crear un precedente de diálogo y escucha mutua desde la convicción de que tiene que ser posible encarar los conflictos en coordenadas de no violencia. Sobre la mesa, una pregunta concreta:

-¿Existen a día de hoy mecanismos adecuados que permitan tanto a los activistas sociales como a la policía afrontar los conflictos y la acción política desde la no violencia?

-¿En qué tienen que cambiar la policía, los agentes sociales y la propia sociedad?

El planteamiento aspiraba a disponer de una doble perspectiva: la vasca y la catalana. Los Mossos d»Esquadra dieron su visto bueno sin problemas: lo consideraron un tema «de total interés y actualidad, en el que estamos trabajando y sobre el que hemos debatido mucho». Conscientes de que, por razones al alcance de cualquiera, la gestión con el Departamento de Interior vasco no iba a ser tan sencilla, los organizadores recurrieron a un intermediario de la confianza de ambas partes para establecer el contacto adecuado y, una vez designado el interlocutor, procedieron a la negociación en la que se expuso con toda sinceridad el propósito y los detalles de la iniciativa, incluidas las dificultades que convenía anticipar para su buen resultado.

Omitiré los detalles de una negociación de cinco meses, pero sí precisaré que el interlocutor, un muy alto cargo de la Ertzaintza, se prestó al diálogo desde el primer momento («me parece un proyecto muy interesante…; ojalá podamos avanzar en esa vía de la no violencia…; me comprometo a buscar un ponente para la jornada»), recibió a los organizadores y respondió personalmente a sus misivas. Pero daba largas a la respuesta definitiva que no llegó hasta el 21 de octubre, a una semana de la celebración de las Jornadas. La sorpresa no fue tanto la negativa, como su argumentación: «He tratado de buscar un ponente… al primero de los seleccionados le surgieron problemas personales… no ha sido posible encontrar un sustituto… dado lo avanzado de las fechas me han comentado que es imposible preparar su participación con un mínimo de profundidad y dignidad dado el elevado nivel del resto de los ponentes».

Los organizadores no se rindieron. Trataron de hacer ver el perjuicio que suponía tan tardía renuncia («no terminamos de comprender las razones. Se supone que desde Interior están marcadas las directrices de actuación y de que éstas pueden ser explicadas por cualquiera de los mandos o especialistas que tiene la Ertzaintza»). La última respuesta fue una atenta disculpa que reformulaba un tanto los términos de la negativa. La resumo: existen directrices sobre esas materias, pero lo que el ponente sustituto pudiera decir en respuesta a las posibles preguntas en el debate «se enmarcaría en respuesta institucional y, aun siendo mando del Cuerpo, carece de ese grado de representatividad».

Hubo todavía un último intento, con participación positiva del interlocutor, pero ya era demasiado tarde para que la persona adecuada pudiera aceptar.

Juzgue el lector. ¿Es posible que haya tal dificultad en Interior para encontrar una persona capaz de mantener el tipo en el debate propuesto? Han sido cinco meses. Creo tener derecho a esperar que la Ertzaintza además de la porra fuera capaz de manejar el diálogo.

Noticias de Gipuzkoa 31/10/2009

Currin asegura que las bases de la izquierda abertzale apoyan su nueva iniciativa 

29.10.09

 

 

Brian Currin

 

 

(1950) formó parte de la Comisión de la Verdad de Suráfrica y fue coordinador de la Comisión de Revisión de Sentencias de Irlanda del Norte.

Ha trabajado en los procesos de paz de Sri Lanka, Ruanda y Oriente Próximo. Y participó en el último proceso de paz vasco.

 

Perfecto conocedor de la compleja realidad vasca después de su mediación en el último proceso de paz y de su colaboración en el nuevo proyecto de Batasuna, el abogado surafricano Brian Currin mide al detalle sus palabras a la hora de valorar la «crítica» situación actual del conflicto vasco. Asegura que «una base sólida de la izquierda abertzale» respalda la nueva iniciativa política y afirma que tanto Batasuna como ETA «saben que su éxito depende del final de la violencia». Ayer reflexionó sobre ‘¿Cómo reactivar el proceso de paz?’, en una conferencia organizada por Lokarri en San Sebastián.

 

– ¿En qué punto sitúa actualmente el conflicto vasco?

– Está en un momento crítico. Ha habido un movimiento interno en la izquierda abertzale que ha creado bastante esperanza y expectación, pero que tiene que ser abordado con extrema cautela. Esto no pasa habitualmente y ahora sí estamos en un momento donde sí podría pasar algo.

– El fracaso del último proceso de paz generó una gran decepción en la sociedad. ¿Cómo se puede recuperar la esperanza?

– Hace falta un clima político totalmente nuevo, no sólo en cuanto a los últimos años, sino en cuanto al último proceso de paz fallido. En los últimos años, que la izquierda abertzale no haya podido participar de forma normal en la vida política por su prohibición ha supuesto falta de transparencia porque los partidos, cualquier partido, no han podido reunirse con ella. El cambio estaría ahí, en que la izquierda abertzale pudiera participar de forma libre en el ámbito político y democrático sin prohibiciones, y eso es lo que ahora mismo está intentando conseguir.

– ¿Entiende que el Gobierno del PSOE no quiera reabrir una negociación después de los intentos frustrados?

– Puedo entender que haya mucha desconfianza después de los últimos procesos de paz, pero en este momento la izquierda aber-tzale no está pidiendo una negociación con Madrid. Su objetivo ahora mismo es dar los pasos para ser legalizada y poder participar en la vida política.

– Usted ha participado en el proyecto que está elaborando la izquierda abertzale y por el que han sido detenidos algunos de sus dirigentes como Arnaldo Otegi, ¿cómo recibió la noticia?

– Muy mal, fue muy decepcionante porque está bastante claro el proceso en el que estaban estos líderes, y llevarlos a prisión es algo totalmente incomprensible.

– ¿Cree usted que es sincera la voluntad de la izquierda abertzale de desvincularse de ETA para volver a la escena política?

– Creo que tienen dos objetivos. Uno, poder participar en la vida democrática, y el otro, que la violencia acabe. Pero para acabar con la violencia es necesario que la izquierda abertzale se lleve consigo a ETA en el viaje. Separarse de ETA no conseguiría este fin de la violencia, ETA debe ir con ellos en el viaje.

– Con un abandono de las armas…

– Mi posición ante la violencia es inequívoca, sin lugar a dudas, sin condiciones. La violencia tiene que acabar.

– ¿Qué recomendaciones ha hecho usted a la izquierda abertzale para su nuevo proyecto?

– Es complicado hablar de las conversaciones con la izquierda abertzale, pero mi visión es que si en el siglo XXI no puedes participar en la vida política, ¿cuáles pueden ser tus objetivos? Mi trabajo es plantar las semillas para debatir y discutir sobre algunas ideas, pero todo lo que surja de organizaciones políticas sale de ellos mismos, de sus debates internos y yo no tengo mayor responsabilidad en ello.

– ¿Cree que en el seno de la izquierda abertzale la mayoría apuesta por un rechazo a la violencia?

– No tengo ninguna duda de que se está produciendo un debate, porque llevo quince meses manteniendo una relación bastante regular con muchos miembros de la izquierda abertzale, y creo que hay una base bastante sólida que apoya esta nueva iniciativa, este nuevo paso.

– ¿Ve necesario un pronunciamiento público de rechazo a la violencia?

– Creo que debería darse y tengo la esperanza de que se produzca, aunque no sé si se dará.

– ¿Cree que eso ayudaría a que el Gobierno les permitiese volver a la política?

– Espero que sea así porque es el objetivo. Entiendo las dificultades que trae consigo la Ley de Partidos, pero confío en que un pronunciamiento en ese sentido ayude a cambiarla.

– ¿Ve factible la creación del polo soberanista, con el rechazo a la violencia que esa unión exige por parte de otros partidos?

– Sí es posible, porque la izquierda abertzale cuando empezó a hablar con otros partidos soberanistas sabía que el rechazo a la violencia era una condición.

– ¿Y cree que ETA va a aceptar esa iniciativa de la izquierda abertzale de rechazo a la violencia?

– (Se piensa mucho la respuesta adecuada, dice que tiene que ser cuidadoso) El éxito del proyecto político depende del fin de la violencia. Si no hay un alto el fuego este proyecto no va a tener éxito. Y ETA y la izquierda abertzale entienden o saben que es así.

– Usted diferencia entre el fin de la violencia y la desaparición de ETA, ¿por qué?

– En Suráfrica, teníamos el brazo armado del Congreso Nacional Africano, y en la nueva democracia sigue existiendo, aunque no ejerce ninguna violencia y no hay necesidad de que desaparezca. En Irlanda, el IRA ha dejado las armas pero también existe. Y aquí pudiera ser que ETA dejara las armas permanentemente y cogiera otro rol totalmente diferente en una sociedad en paz. Si han rechazado la violencia no hay motivo legal que les impida participar en cualquier cosa.

– ¿Se puede reconciliar la sociedad después de tantos años de desencuentros?

– En Suráfrica el nivel de violencia y desencuentro es muchísimo mayor que aquí, y ahora mismo están en un proceso de reconciliación. También en Irlanda del Norte o en Ruanda, donde el otro día le preguntaban a un hombre hutu por qué construía una casa para una familia tutsi, y decía ‘yo maté a los padres y lo menos que puedo hacer es construir una casa para sus hijos’. Si en Ruanda se ha conseguido una reconciliación, aquí claro que es posible.

– ¿Ve muy lejos la paz?

– Me gustaría saber la respuesta.

EN ENTREVISTA A ONDA VASCA

El alcalde de Donostia cree que hay que analizar «con frialdad» los sucesos y llama a valorar la masiva manifestación contra las detenciones

EP Jueves, 29 de Octubre de 2009 –

 


BILBAO. El alcalde de Donostia, Odón Elorza, afirmó hoy que la detención de los miembros de la izquierda abertzale Arnaldo Otegi y Rafa Díez usabiaga no le ha hecho «ninguna gracia» y aseguró que habría que analizar «si esto que se ha decidido es bueno o malo para, realmente, tratar de avanzar en la consecución de la paz y en el final del terrorismo por parte de ETA».

En una entrevista a Onda Vasca, aseguró que en el país hace falta «gente que haga de abrelatas, que abra caminos para la paz desde el respeto a los principios democráticos y el rechazo a la violencia y al terrorismo».

En este sentido, se refirió a la manifestación convocada en la capital guipuzcoana para rechazar las detenciones de los últimos dirigentes de la izquierda abertzale y señaló que resultó «muy grande y muy masiva».

Elorza indicó que en esa marcha se juntaron «gentes muy diversas, cada cual, quizá, con una intención propia». «Por tanto, yo no soy de los que censuran o recriminan esa manifestación, comprendo también que se haya producido el dolor o molestia real por parte de muchas víctimas», aseguró.

El alcalde de Donostia cree que hay que analizar «con frialdad» lo que ha pasado y, «en definitiva, esto que se ha decidido es bueno o malo para realmente tratar de avanzar en la consecución de la paz y en el final del terrorismo por parte de ETA». «A mí la detención de estas dos personas, en particular, no me ha hecho ninguna gracia», aseguró.

 

 

El director donostiarra debuta en el largometraje con el enfrentamiento ideológico de una familia

 

Gorka Merchán. – DANI POZO

ISABEL REPISO – MADRID – 30/03/2009 19:59 www.publico.es

El director Gorka Merchán (Donosti, 1976) es un hombre de matices. “No es todo blanco y negro. Hay muchos tipos de víctimas: chavales a los que les caen doce años por quemar cajeros y luego Farruquito sale de la cárcel tras dos años y matar a una persona. Cuando esos chavales salen, después de seis años, son terroristas en potencia. No es justo”, resuelve sobre los efectos del conflicto vasco.

Algo sabe del tema cuando se ha pasado años investigando realidades “de todos los colores” con el fin de articular su primer largometraje, La casa de mi padre, presentado en el pasado Festival de San Sebastián, y cuyo estreno está previsto para el próximo viernes. La película –protagonizada por Juanjo Ballesta, Carmelo Gómez, Verónica Echegui, Álex Angulo y Emma Suárez– narra el antagonismo que separa a la familia Garai: entre la izquierda violenta y el rechazo a las armas.
Amor mal enfocado
“Es una gran historia de amor. A veces ese amor se expresa mal o se convierte en odio, tristemente. La actitud del personaje de Ballesta se explica por el amor a su país, que quizá esté mal enfocado… pero es un amor y hay que entenderlo”, expone con convicción conciliadora. La voluntad de evitar cualquier juicio moral ha llevado a Merchán a descontextualizar la película, fabricando un pueblo imaginario, resultado de diferentes localidades. “Es un greatest hits de Guipúzcoa: la playa de Zumaia, Hernani, Pasajes de San Juan…”, aderezado con el tema de Juan Carlos Pérez Lau Teilatu, que suena hasta tres veces en el filme, en la versión de Mikel Erentxun y Amaia Montero.

La presentación de la película se produce en un ambiente que Merchán considera esperanzador: “Hay ganas de solucionar las cosas, de empezar a hablar y de entendernos más seriamente. Inevitablemente, tiene que ver con las últimas elecciones de Euskadi, en las que Aralar ha subido en votos más del doble. Aunque nada se solucionará hasta que no aprendamos a vernos los unos en los otros”.

El filme aborda distintos puntos sensibles que afectan al día a día en el País Vasco, como la distorsión de los hechos a manos de los medios de comunicación, el rechazo a una vida escoltada o el uso del enfrentamiento por parte de los políticos. “El Estado español ejerce un nacionalismo español que es igual al nacionalismo vasco, por lo que me parece raro que no se entiendan”, alega con un ápice de sarcasmo. ¿Y sobre ETA? “Hace mucho que perdió los papeles”, dice refrendando al personaje de Angulo, abertzale violento que luchó contra la opresión franquista y tras la Transición se posiciona condenando la vía armada.

La construcción de La casa de mi padre puede leerse como una metáfora del momento que atraviesa el cine actual. Su primer largo le ha costado a Merchán cinco años de paseos de productora en productora. “El guión gustaba pero nadie se mojaba”, explica. Hasta que apareció Iker Monfort, también de Donosti, y puso el dinero para rodar este drama. “Mikel Gaztambide, guionista de Vacas, me dijo que Iñaki Mendiguren tenía un guión muy bueno”. Merchán lo leyó y se dedicó a pulirlo todavía sin tener en mente a los actores, que vendrían después. Al principio tanta negativa le resultó duro, pero visto a largo plazo, Merchán considera que le vino bien. Eso sí, la financiación para su próximo proyecto se ha ido a buscarla a EEUU.