Contra la doctrina del shock digital

Jorge Riechmann / Adrián Almazán y 300 firmas más 3/05/2020

ITCL
Mucha gente habla del «día después», de todo lo que hará falta hacer y conseguir después del coronavirus. Pero, más allá de las enfermedades y duelos personales, ¿en qué estado colectivo nos dejará todo esto? ¿En qué estado psicológico? ¿En qué Estado político? ¿Con qué hábitos relacionales? En este texto, iniciativa del colectivo francés Écran total y del Grupo de Investigación Transdisciplinar sobre Transiciones Socioecológicas (GinTRANS), se señala el riesgo de que una parte de los buenos propósitos para el día después estén siendo ya de facto neutralizados por la aceleración en curso de los procesos de informatización. Por ello, propone un boicot masivo y explícito a las diferentes aplicaciones móviles que, bajo la premisa de la lucha contra la covid-19, van a suponer la instalación efectiva de un seguimiento generalizado de la población. En el texto se muestra cómo este tipo de aplicaciones son el ejemplo paradigmático de nuestra fascinación ante la tecnología y nuestra dependencia total de ella. Fascinación y dependencia que garantizan la perpetuación del orden político existente, del experimento masivo con la salud de población, sin garantía sanitaria alguna, que implica el incesante aumento de las radiofrecuencias de microondas y de nuestra trayectoria de destrucción ecológica.

Desde la perspectiva sanitaria todavía seguimos sin entender muy bien qué está pasando, y resulta difícil saber con precisión hacia dónde nos dirigimos. Es probable que haga falta bastante tiempo para desentrañar todos los misterios de la epidemia de la covid-19. Es más, la incertidumbre que rodea su origen, su difusión y su letalidad seguirá siendo inescrutable hasta que deje de atacar a tantos países de manera simultánea. Por desgracia, nadie parece saber cuándo llegará esa anhelada paz. A partir de ahora, si queremos continuar adelante con nuestras vidas, no debemos ni sobrestimar ni subestimar a la epidemia en tanto tal.

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Manifiesto de la comunidad científica y académica vasca

El COVID-19 está generando una crisis sin precedentes tanto a nivel mundial como en Euskal Herria, traducido en devastadores costes humanos, sociales y económicos. Mientras buena parte de la comunidad científica se está esforzando sin descanso por entender el origen y el desarrollo de la pandemia y detener la propagación del virus, sentimos, como persona vinculadas a la academia, el deber de aportar a la sociedad nuestra visión sobre la situación actual, así como de apuntar algunas líneas de actuación que eviten repetir graves errores cometidos en el pasado y poder así encarar mejor la construcción de un nuevo futuro.

La ciencia ya ha alertado de que ésta es una crisis con raíces profundas en nuestra relación irresponsable con la naturaleza. No podemos obviar que estamos viviendo una crisis concurrente con otras graves crisis ambientales globales, como la pérdida acelerada de biodiversidad o el cambio climático, aún lejos de ser resueltas debido a la falta de ambición política. La recuperación de los efectos del COVID-19 va a depender de nuestra resiliencia y capacidad de transformación, tanto a nivel individual como colectivo. Nos encontramos ante una encrucijada histórica: seguir por el camino errado o cambiar de rumbo.

El hecho de que el COVID-19 esté teniendo profundos impactos tanto a nivel humano como económico se debe, en gran medida, al modelo de desarrollo global dominante, consolidado también en Euskal Herria. Un modelo que, para su mantenimiento, depreda la naturaleza y genera, entre otros trastornos, crecientes impactos y desequilibrios ambientales con graves costes sociales. Nos encontramos ante un espejo en el cual podemos ver nítidamente las debilidades del modelo económico actual: grandes bolsas de desempleo y precariedad laboral, una falsa dicotomía entre salud y desarrollo económico, presiones crecientes sobre sectores públicos críticos como la salud, la educación o la ciencia, sectores laborales feminizados, crisis profunda del sistema de cuidados, presiones del sector financiero y de corporaciones para recibir ayudas públicas sin contraprestaciones, incremento de la dependencia del sector alimentario del exterior y de las grandes empresas de distribución, aumento del riesgo asociado al control social mediante las nuevas tecnologías de la información, etc.

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La caja de resistencia BiziHotsa espera recaudar 60.000 euros para alimentos y alquileres

Las aportaciones recaudadas las redistribuirán en 15 colectivos feministas y antirracistas con necesidades muy urgentes a las que las administraciones públicas no están llegando, como mujeres y hombres migrantes.
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Imagen de uno de los bancos de alimentos de redes populares de Madrid. Sara Garchi

Necesidades básicas de alimentos y vivienda de colectivos vulnerables. Esto es lo que espera atender el crowfunding de la caja de resistencia feminista BiziHotsa que lanzarán hoy al mediodía y en la que esperan recaudar 60.000 euros.

Esta caja de resistencia para el covid-19 surge de distintos agentes sociales, colectivos feministas y antirracistas, sindicatos y redes de cooperativas vascas tras realizar un diagnóstico en el que han detectado las necesidades muy urgentes de colectivos vulnerables a las que no están llegando las administraciones vascas para cubrirlas.

Las entidades receptoras de las aportaciones son Mujeres con Voz, Malen-Etxea, Firekutzen, Mujeres Mawra, Chile Lindo, Mujeres en la diversidad, Ahizpatasuna y Amuge, que trabajan en la atención a mujeres migrantes, racializadas y trabajadoras del sector doméstico. Así como las asociaciones mixtas Asociación Afro, Koop SF34, la Caja Antirracista, Teranga, la Red Solidaria de San Fran y Agharas.

Parte del dinero también se destinará a ofrecer asesoría jurídica a personas que sufren violencia machista, para ayudar en la tramitación y recepción de subvenciones y ayudas públicas y para hacer frente a multas y castigos

Los criterios generales de selección han sido tratarse de “iniciativas democráticas y solidarias que están dando respuesta a la emergencia sanitaria, social y económica provocada por la crisis del covid-19, que cuentan con proyectos arraigados en el territorio y que trabajan en red, con un impacto directo en la dignificación de la vida de las comunidades más vulnerabilizadas y que están dando respuesta directa al colapso social, llegando a donde el entramado institucional vasco no llega”, sostienen desde BiziHotsa.

Asimismo, una parte de los fondos recaudados se destinarán al pago de una asesoría jurídica, que llevará a cabo el despacho Magala Abokatuak. BiziHotza ha contratado a este despacho “para quienes sufren violencia machista, para ayudar en la tramitación y recepción de subvenciones y ayudas públicas y para hacer frente a multas y castigos (impuestas con criterios racistas en un gran porcentaje)”, indican.

Los virus llegados de fuera han estado a punto de acabar con los pueblos originarios de la Amazonia en repetidas ocasiones. Conforme crece el número de contagiados por Covid-19 en Brasil, se palpa la preocupación de los líderes indígenas

Andy Robinson 28/04/2020

El cacique Manary (Francisco Apurinã), líder de una aldea indígena  A.R.

“Ya hay casos en Boca do Acre y tenemos mucho miedo. Estamos en cuarentena; nadie entra pero no podemos cruzar a Boca do Acre para comprar comida por el peligro de contagio”, me explicó hace tres días en una conversación por whatsapp el cacique de la aldea indígena camicua, Manary Kankyty o Francisco Apurinã.

Conocí a Manary a finales de febrero, cuando visité su pueblo en la orilla del enorme río Purús, en el estado amazónico de Acre, accesible en lancha desde el municipio de Boca de Acre a dos horas de Rio Branco.

Entonces, hablamos cara a cara del peligro que suponen para los indígenas los misioneros evangélicos, normalmente vinculados a  alguna sonriente oenegé estadounidense, que traen dogmas y enfermedades a las tierras indígenas de Acre. La madre de Manary, de ochenta y pico años, recordaba aquellos tiempos en los que el servicio de salud indígena no era responsabilidad de la organización neopentecostal Caiuá sino del pajé (chamán). “Éramos más sanos entonces”, dijo Manary mientras que una decena de jóvenes apurinã llegaba de la recolecta de frutos silvestres.

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La excepcionalidad ofrece un corto minuto de luz para dejar al descubierto los recortes en la sanidad, en las residencias… personas que viven en infraviviendas, que tienen dificultades para comer

Yayo Herrero 27/04/2020  https://ctxt.es/es/20200401/Firmas/32033/covid-sanidad-residencias-crisis-ecologica-pobreza-Atwood-Yayo-Herrero.htm?utm_campaign=lecturas-del-lunes-27-de-abril&utm_medium=email&utm_source=acumbamail

<p>El cuento de la criada (The hanmaid's tale, 2017) Hulu-HBO.</p>
El cuento de la criada (The hanmaid’s tale, 2017) Hulu-HBO.  George Kraychyk

Para poder construir una normalidad diferente no podemos contar solo con círculos de personas afines

Para poder preparar mi intervención, me leí de nuevo El cuento de la criada, uno de los relatos distópicos que más me ha agobiado. Lo había leído hace mucho tiempo. Recordaba sobre todo la angustiosa subyugación de las mujeres y la intervención y vigilancia en todos los ámbitos de la vida.  Pero, en la relectura, cada párrafo, cada reflexión de la protagonista me llevaba mucho más allá. Me obligaba a asomarme a nuestro propio momento. Tenía la sensación de que el texto me colocaba privilegiadamente, antes y con tiempo para evitar la llegada de Gilead.

Atwood crea una sociedad deprimente en la que las mujeres fértiles, las criadas, son una propiedad valiosa en la medida en que producen hijos. Son mujeres que viven recluidas en habitaciones en las que han quitado del techo cualquier objeto de los que se pudiese colgar una cuerda. Defred, la protagonista afirma: “sé por qué el cuadro de los lirios azules no tiene cristal, y por qué la ventana sólo se abre parcialmente, y por qué el cristal de la ventana es inastillable. Lo que temen no es que nos escapemos, sino esas otras salidas, las que puedes abrir en tu interior si tienes una mente aguda.” Esas salidas son para algunas criadas la renuncia a la propia vida y para Defred, la resistencia y la voluntad de escapar.

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Por Anna Shea (@AnnaLucyShea), investigadora de Amnistía Internacional sobre derechos de las personas refugiadas y migrantes, 

¿Cómo es verse atrapada en una catástrofe de la que no eres responsable? Pensaba que lo sabía, pero me equivocaba.

Llevo diez años trabajando con personas refugiadas y migrantes, hablando con cientos de personas sobre sus experiencias. Ahora veo que mi conocimiento de lo que habían vivido era superficial y no se ajustaba en absoluto a la realidad.

En estos momentos en que vivo exiliada de mi país natal, Canadá (que prácticamente ha cerrado sus fronteras), separada de mis seres queridos en ultramar y atenazada por la ansiedad que me produce la preocupación por su bienestar y el mío propio, aprecio de otra manera, mucho más intensa, las experiencias de las personas atrapadas en catástrofes.

No es mi intención quitar importancia al sufrimiento y la destrucción indescriptibles en lugares como Siria y Venezuela, de donde han huido millones de personas. De ningún modo son situaciones comparables a lo que está sucediendo en la mayoría de los países afectados por la pandemia.

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Sarah Babiker  8 abr 2020 07:54 https://www.elsaltodiario.com/coronavirus/discursos-antigitanos-emergencia-economica-crisis-sanitaria-se-ensana-con-pueblo-gitano
El colectivo gitano llega a su Día Internacional denunciando el recrudecimiento de discursos estigmatizantes y prácticas discriminatorias durante la crisis del covid19. También señalan cómo la situción económica de gran parte de la población gitana está en una situación límite a causa del confinamiento.

Es 8 de abril de 2020, pero el mes de abril de este año es bien distinto a cualquier otro. Como cada 8 de abril, hoy se celebra el Día Internacional del Pueblo Gitano. El primero en estado de alarma, exepcionalidad que se traducirá en que miles de personas homenajeen desde sus casas aquella reunión en Londres que en 1971 instauró un himno y una bandera común para el pueblo gitano.

En ocasión del Día Internacional del pueblo gitano se rinde homenaje a las víctimas romanís de la Segunda Guerra Mundial. Un gesto simbólico que toma cuerpo en el ritual de la Ceremonia del Río. Este año no habrá flores, ni grandes grupos uniéndose frente a ríos, ni representantes políticos haciéndose la foto.

“Tenemos que intentar tener la mente consciente y crítica y no solo luchar contra el autoritarismo o por lo que nos han quitado, sino volver a aspirar a lo que aspirábamos antes. Dar un paso más allá en la lucha”

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Marina Garcés. Ilustración Pol Rius https://eldiariodelaeducacion.com/2020/04/02/el-control-social-sera-uno-de-los-grandes-ganadores-de-la-pandemia

  • La filósofa Marina Garcés cree que con la crisis del coronavirus saldrán reforzados los populismos y los movimientos clasistas y excluyentes. Reflexionamos con ella sobre la huella que dejará la alerta sanitaria en nuestra sociedad

Marina Garcés es doctora en Filosofía y profesora de la Universitat Oberta de Catalunya. Cree que ahora estamos asistiendo, al mismo tiempo, a dos realidades contradictorias: redes de apoyo mutuo y policías de balcón. Ante esto, considera que si gana el miedo y la sospecha entre vecinos, habremos dado un paso más hacia una sociedad autoritaria. Señala también que uno de los grandes beneficiados de esta pandemia será el control social, justificado por una mayor seguridad para la ciudadanía ante los peligros externos.

¿Cree que la crisis de la Covid-19 ha mostrado la fragilidad del sistema?

Lo que nos muestra de manera muy cruda la crisis de la Covid-19 es que el capitalismo global, que parece un sistema muy poderoso, se basa en grandes capas de precariedad económica, social, material, sanitaria… Es una precariedad individual y estructural, porque también afecta el estado en que se encuentran los servicios de atención pública en diferentes países del mundo. Es un sistema basado en la actividad y el crecimiento, pero cuando tiene una patología no puede detenerse, cuidarse ni cuidar de las vidas que cotidianamente expolia y explota. Tampoco las de aquellos que ha dejado al margen, como las personas mayores. Más que la fragilidad del sistema, lo que nos muestra es la desigualdad y la violencia social sobre la que funciona nuestra normalidad.

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César Rendueles https://elpais.com/elpais/2020/03/27/opinion/1585301613_468266.html 29 marzo

La crisis sanitaria amplía el poder policial en nuestras instituciones y normaliza el acoso social. Tenemos una patrulla ciudadana tras cada visillo. La España de los balcones es el país de los chivatos de terraza

Martín Elfman

Marea roja es una película de 1995 cuyo argumento gira en torno al conflicto que estalla en un submarino atómico norteamericano entre el capitán de la nave y el segundo de a bordo, en el contexto de una crisis internacional que amenaza con desencadenar una guerra nuclear. Al poco de empezar la misión se produce un incendio en el submarino. Mientras los equipos de emergencia tratan de sofocar el fuego, el capitán pide al resto de la tripulación que realice unos ejercicios de combate. Su ayudante se desespera hasta el límite de la insubordinación ante lo que le parece una irresponsabilidad en una situación crítica. Cuando todo acaba, el capitán le explica que ese era el momento idóneo para hacer unas maniobras, lo más parecido que cabía imaginar a las condiciones de estrés y caos que se dan en una batalla real. Read More →

Irantzu Varela https://www.pikaramagazine.com/2020/03/haz-balconing-del-bueno/

Sal al balcón a hablar con tus vecinas y a vigilar a la policía, que solo vas a sobrevivir con la colaboración y la solidaridad de las primeras y el control popular de la segunda.

Entender los propios privilegios es siempre un trabajo difícil. Porque hay que analizarlos como algo que tú sientes que te mereces, o que te ha caído del cielo, pero que se pone en cuestión cuando lo comparas con lo que tienen -o no- las demás.

Y resulta que tener balcón es un privilegio. Resulta que, esos tres metros cuadrados que llevo unos cuatro años ignorando y usando solo para colgar la ropa cuando hace sol en esta Mordor cantábrica son una suerte. Y en el sistema capitalista, resulta que la suerte casi nunca lo es. Mi privilegio ahora es tener un espacio al aire libre, donde caben un par de sillas y una mesa donde tomar el vermú, donde da el sol -cuando hace sol en esta Mordor cantábrica-, y que da a la calle. Seguramente es mi llave para mantener la cordura. Y, con toda seguridad, se ha convertido en mi espacio más ocupado, y en mi principal espacio de socialización. Read More →