IMANOL COVER
Imanol Oroituz 2012

Imanol Larzabal  2004an hil zenez geroztik, urtero izan dira Donostian haren oroimenezko ekitaldiak, baina aurtengoa bestelakoa da: Imanol Cover Imanolen abestien bertsioen maketa lehiaketa sortu da. Datorren igandean, azaroak 11, arratsaldeko 19:00etan, Imanol Cover lehiaketaren finala egingo da, Antigua auzoko Lugaritz Kultur Etxean.

Orain arte ekimen hauek izan dira:

2004an, Imanolen heriotzaren ondoren, Imanol Oroituz taldea sortu zen zenbait ekitaldi eta ikuskizun antolatzeko haren oroimenez, batez ere Antiguako frontoian eta Txirain Elkartean. Imanol Oroituz taldeak eta Donostia Kulturak 2007tik antolatzen dituzte ekimen hauek elkarlanean Imanol Oroituz Kultur Jardunaldiak izenpean. Aurten EITBk ere, elkarlanean parte hartzen du, Euskadi Irratiaren 30 urteen ospakizuna dela eta.

2007an  Lugaritz Kultur Etxeko Aretoa, Imanolen oroimenez, Imanol Larzabal izendatu zuten. Ordutik, urtero izaten dira ekitaldiak, gaia aldatuz.

2008an, Imanolen ibilbideari buruz proiekzio bat egin zen, eta erakusketa bat Poeta Kaxkarra izenekoa, non argazkiak, diskoen azalak eta beste zenbait gauza zeuden.  Kontzertua ere egin zen, lagun hauekin, besteak beste: Euzkitze, Joxean Goikoetxea, Niko Etxart eta Felipe Juaristi.

2009ko leloa “70eko hamarkadako kantautoreen borroka” izan zen. Lau Haizetara izeneko erakusketa, Imanol Uriberen Ikuska 13 eta Mikel Laboari buruzko dokumentalen proiekzioak, baita kontzertua ere: 50 anys Nova Canço, Marc Parrot-en eskutik.

2010ean, oroimenezko jardunaldien ardatza euskal rock radikala izan zen. Urte horretan ere, proiekzio bat egin zen, Salda badago dokumentalarena, eta baita  Pakean utzi arte erakusketa ere, hau 80ko hamarkadeko hainbat talderen kartel, argazki, binilo-azal eta abarrekin. Halaber, mahai-ingurua egin zen, eta DOKAn The Sparteens Iparraldeko taldearen kontzertua.

Joan den urteko ekitaldian, 2011koan alegia, Iparraldetik etorritako talde desberdinek hartu zuten parte. Alde batetik antzerkia, Le Compagnie des Hommes taldearen eskutik, Emabide antzezlana eskaini ziguten eta musika arloan, berriz, Aldudarrak taldeak, Imanolen kanta ezagunenak abestu zituen.

Bestalde, urtero, jardunaldi-egitarauari amaiera emateko, herri afari bat antolatu izan dute Txirain Elkartean.

IMANOL COVER
Imanol Oroituz 2012

Desde que murió Imanol Larzabal, todos los años se han realizado ciclos de actividades relacionadas con él. Este año es un poco diferente: se ha creado el concurso de maquetas Imanol Cover. El próximo domingo, 11 de noviembre, se celebrará la final del concurso Imanol Cover, a las 19:00 de la tarde, en el Centro Cultural Lugaritz del barrio del Antiguo.

Hasta el momento estas son las actividades que se han celebrado:

En el año 2004, después de la muerte de Imanol, se formó el grupo Imanol Oroituz, con la intención de organizar unas serie de espectáculos y actividades, sobre todo en el Frontón del Antiguo y en la Sociedad Txirain.Imanol Oroituz y Donostia Kultura vienen celebrando de forma conjunta esta serie de actividades desde el año 2007. Este año además, EITB toma parte de ellas, debido a las celebraciones del 30 Aniversario de Euskadi Irratia.

En el año 2007 el espacio teatral del Centro Cultural Lugaritz, en homenaje a Imanol, pasa a llamarse Imanol Larzabal Aretoa. Desde entonces, es en este lugar donde se celebran las diferentes actividades relacionadas con este ciclo.

En la edición de 2008, se celebran  se celebran diferentes actividades en torno a Imanol. Una proyección en la que se mostraba la trayectoria de Imanol, una exposición con el título de Poeta Kaxkarra, donde entre otras cosas se mostraban fotografías, carátulas de discos de Imanol… También se celebró un concierto, en el que entre otros participaron: Euzkitze, Josean Goikoetxea, Niko Etxart y Felipe Juaristi.

El lema del año 2009 fue “70eko hamarkadako kantautoreen borroka” (“la lucha de los cantautores de la década de los 70”). La exposición se tituló Lau Haizetara (A los cuatro vientos), se proyectaron los documentales Ikuska 13 de Imanol Uribe (dedicado a la nueva canción vasca) y otro sobre Mikel Laboa. El concierto giró en torno a los 50 anys de la Nova Cançó a cargo de Marc Parrot.

El tema central de la edición de 2010 fue el rock radical vasco. Este año también se proyectó el documental Salda badago y la exposición se tituló Pakean utzi arte en la que se mostraron carteles de conciertos emblemáticos, fotografías de grupos, revistas y fanzines, carátulas de vinilos… Además, se realizó una mesa redonda y el concierto corrió a cargo del grupo de Iparralde The Sparteens.

En el año 2011 contamos con diferentes compañías de Iparralde. En el ámbito del teatro, Le Compagnie des Hommes nos ofreció la obra Emabide, y del concierto se encargó el grupo Aldudarrak, que bajo el título Imanol Kantatuz, ofreció un repertorio de canciones de Imanol.

Por otro lado, para dar por finalizada la programación de actividades, se suele ofrecer una cena popular en la Sociedad Txirain.

Pido decidir

UNA vez más, en los debates sobre soberanismo y constitucionalismo, parece haber un interés mal intencionado en quienes, simplificando la realidad de modo insultante para la inteligencia, denominan como nacionalista toda expresión favorable al derecho a decidir y, por supuesto, toda opción independentista. Sin embargo, somos cada vez más quienes no sintiéndonos nacionalistas estamos por el derecho a decidir y por la independencia. Sencillamente, nos sentimos nacional vascos y vascas, sin ser enemigos de nadie, pero decididos a que la democracia no nos niegue el derecho a formar una comunidad política propia en forma de Estado, si es posible por la vía del acuerdo con quienes piensan distinto e incluso con las instituciones y fuerzas política partidarias de la unidad que consagra la Constitución española.

No soy nacionalista. Nunca lo he sido. En realidad mi vida está ligada a un largo historial internacionalista. Siempre me ha interesado y he procurado practicar la solidaridad con pueblos y países lejanos, necesitados de ayuda para un desarrollo humano sostenible. No soy nacionalista, mucho menos tengo que ver con todo lo que esta palabra pueda tener de asociación con una visión egocéntrica y excluyente, si bien ha de reconocerse un nacionalismo democrático legítimo, respetable y solidario. Elijo mi lugar en el mundo como nacional vasco, porque así lo quiero y así lo siento. Mi identidad es vasca, nada más que vasca. De la misma manera que un ciudadano de Madrid, de León o de Salamanca puede sentirse español sin ser nacionalista. Es una cuestión vinculada al derecho de cada cual a sentirse según su preferencia, y al derecho democrático de elegir un proyecto político.

Puedo decir que tengo muchísimos amigos y amigas españolas, incluidos vínculos familiares, y que tengo un gran afecto a lugares y a personas del Estado español. Y este hecho es perfectamente coherente con mi opción por el derecho a decidir, por razones democráticas. No miro al pasado, ni mis razones están ligadas al esencialismo, ni a mitos, ni a una historia más o menos embellecida. Mis argumentos tienen que ver con la época que vivimos y con el futuro; tienen que ver con mi convicción de que la democracia real (que es mucho más que la formal) es mucho más realizable en una Euskadi cuyas instituciones son más reconocibles, cercanas y controlables, que en un Estado español en el que la democracia está cautiva de una clase política generalmente rancia, con signos predemocráticos preocupantes y en última instancia portadora de un nacionalismo español autoritario imposible de ocultar. Digo autoritario porque niega, incluso con amenazas, el derecho a decidir, única manera de dilucidar de forma civilizada, cordial y democrática, el peso real de cada opción política en Euskadi como en Catalunya.

En estos días, tras el tsunami político catalán, se han desatado públicamente desde las filas de la derecha española, advertencias agresivas, bravatas de reconquista (el ministro Wert llamando a españolizar Catalunya), amonestaciones hoscas, anuncios apocalípticos, y hasta avisos de apelar al artículo 8 de la Constitución. Desde las filas socialistas, palabras como las de Felipe González en Barakaldo, al afirmar que «no habrá independencia de ningún territorio de España», revelan un talante y una visión impositiva que menosprecia la libre decisión de la ciudadanía; parece hablarnos de la España eterna y rancia que cantan los poetas de la derecha. Todo un despliegue de cultura poco o nada democrática, propia de una clase política suspendida por la sociedad, bañada en la corrupción y que ha hecho de su ejercicio una profesión cuyo fin es servirse en lugar de servir. Sinceramente, con esta clase política de las dos españas, que pugna por el poder para sí, que es intelectualmente pobre, que vive instalada en la propaganda y el sectarismo, no quiero saber, no me interesa compartir un proyecto, no tengo ninguna empatía.

Indudablemente el auge del soberanismo en Catalunya está formado de variados componentes racionales y sentimentales. Que el señor Mas quiera esconder su gestión neoliberal de recortes tras la bandera de la autodeterminación, parece fuera de toda duda. Pero es incuestionable que incluso a pesar de CiU la marea soberanista es una realidad en la sociedad catalana, harta de una España que huele a pasado. Es cierto que esta marea está empujada en parte por la crisis. Y es legítimo. Pero se equivocan quienes quieren ver en ello algo puntual, pasajero. Lo que demuestra este hecho es que el deseo de soberanía no se acaba en el nacionalismo. No hace falta ser esto último para elegir una identidad como la catalana o la vasca y, en consecuencia, desear un Estado propio. Pero, además, es normal que la crisis sea un factor que impulse esta marea: las dos fuerzas políticas mayoritarias estatales han demostrado tal incompetencia para gestionarla, han mentido tanto, han mostrado tanta pleitesía a los poderes financieros, que es lógico, normal, higiénico, que mucha gente en Euskadi y Catalunya no quiera ser representada y mucho menos gobernada por sus cúpulas.

He dicho que razones democráticas son las que sobre todo inspiran mi posición soberanista. Soy consciente de que se trata de una posición que va a contra corriente de quienes predican las bondades intrínsecas de la globalización y de la pérdida de soberanía de los estados en el marco de la Unión Europea. La verdad es que hay mucho papanatismo en estos predicadores cuando apelan al miedo de quedarnos fuera de Europa. En realidad, la UE actual está en manos de lobbys financieros que golpean a los pueblos y a la democracia. La UE actual está destrozando el estado del bienestar. Yo, como mucha gente, queremos otra Unión Europa, otra globalización, lo que supone refundar desde abajo una nueva articulación política de una Europa actualmente raptada por los mercaderes que la gobiernan. Como creo que Europa debe volver a empezar, es ahí donde sitúo el interés por que sean los pueblos los que ocupen la centralidad de un proyecto al servicio de la gente. La UE de hoy agoniza. Hace falta otra unidad política y otra globalización.

Frente a una globalización en la que se sitúa la actual UE, opaca, antidemocrática, se ha de oponer la reacción de lo pequeño: la decisión a decidir y en su caso la independencia. No para separarnos de las buenas gentes de España, que son la mayoría, sino justamente para reencontrarnos desde el respeto y practicando una solidaridad libre y deseada.

Domingo, 21 de Octubre de 2012 Noticias de Gipuzkoa

Comunicado de prensa de AI
25 octubre 2012
http://www.amnesty.org/es/for-media/press-releases/advertencia-paises-ue-no-golpear-manifestantes-2012-10-25

Personas que se manifestaban pacíficamente en países de la Unión Europea han recibido golpes y patadas, han sido rociadas con gas lacrimógeno y han sido alcanzadas y heridas por proyectiles de goma; sin embargo, no se investiga ni castiga el uso excesivo de la fuerza por parte de la policía.
A través de relatos personales procedentes de Grecia, España y Rumania, el documento de Amnistía Internacional titulado Actuación policial en las manifestaciones en la Unión Europea pone al descubierto el uso excesivo de la fuerza contra manifestantes y periodistas, las detenciones arbitrarias y la obstrucción del acceso a la asistencia médica, y pide a los gobiernos que investiguen estas violaciones de derechos humanos e impidan su comisión.
“Sí, la policía es responsable de proteger la seguridad y el orden públicos. Pero también tiene la obligación de garantizar que todas las personas que residen en su territorio pueden ejercer el derecho de reunión pacífica”, ha señalado Fotis Filippou, coordinador regional de campañas de Amnistía Internacional para Europa y Asia Central.
“Los gobiernos deben dejar claro y reiterar que los agentes de policía no pueden recurrir a la fuerza si no es estrictamente necesario. Deben aprobar directrices estrictas sobre el uso de material antidisturbios potencialmente letal, como pulverizadores de pimienta y gas lacrimógeno, cañones de agua y balas de goma.”
“Ante la celebración de otras manifestaciones contra las medidas de austeridad aprobadas en países de la Unión Europea, los gobiernos deben dejar claro a sus fuerzas encargadas de hacer cumplir la ley que no se tolerarán los abusos, que todas las denuncias sobre brutalidad policial serán debidamente investigadas y que se obligará a los responsables a rendir cuentas.”
Ni Yiannis Kafkas en Atenas en mayo de 2011, ni Ángela Jaramillo en Madrid en agosto de 2011, ni Andrei Ristache y su padre, Augustin, en Bucarest en enero de 2012 representaban una amenaza para la policía u otras personas cuando fueron brutalmente golpeados por agentes de policía; todos ellos necesitaron tratamiento médico a causa de los golpes.
El periodista Manolis Kypreos sufrió pérdida total de audición en ambos oídos cuando, mientras cubría la información sobre una manifestación en Atenas en junio de 2011, la policía arrojó contra él una granada paralizante.
En agosto de 2012, la policía empleó gas lacrimógeno y, según informes, disparó balas de goma y otros proyectiles de impacto contra manifestantes pacíficos que se oponían a unas operaciones de extracción de oro en el norte de Grecia. Según la información disponible, el 21 de octubre de 2012, la policía antidisturbios cargó contra manifestantes de todas las edades que se habían concentrado pacíficamente en el exterior de la localización en la que se han previsto las extracciones auríferas. Conforme a los testimonios recibidos, la policía arrojó agentes químicos irritantes en el interior de los vehículos de los manifestantes cuando intentaban huir. Una mujer de 63 años de edad relató a Amnistía Internacional que un policía antidisturbios la sacó a rastras de su automóvil, la obligó a arrodillarse y la pisoteó con las botas el tobillo izquierdo ocasionándole la lesión de un nervio de la pierna.
Paloma, periodista que cubría una manifestación de mineros celebrada en Madrid en julio de 2012, fue alcanzada por una bala de goma cuando la policía intentó dispersar la protesta, en gran medida pacífica. El año anterior, un agente de policía la había golpeado con una porra durante una manifestación en Madrid contra el visita del Papa. Presentó denuncia, pero el caso fue archivado al no poder ser identificado el agresor.
El 9 de octubre de 2012, en una carta dirigida al ministro del Interior de España, Jorge Fernández, Amnistía Internacional planteó sus motivos de preocupación en relación con el uso de la fuerza y de equipamiento antidisturbios por parte de la policía, especialmente el día 25 de septiembre, cuando policías sin identificar golpearon con porras a manifestantes pacíficos, dispararon contra ellos balas de goma y amenazaron a periodistas que cubrían los hechos.
“La policía, que a menudo es el brazo más visible del Estado, tiene que caminar sobre la delgada línea que separa la protección del derecho a la libertad de reunión del mantenimiento del orden público. Puede conseguirlo si, en sus labores de control de las manifestaciones, respeta las normas internacionales y las directrices sobre buenas prácticas existentes”, ha afirmado Filippou.
En las manifestaciones, los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley…
DEBEN:

facilitar las reuniones públicas pacíficas evitando el uso de la fuerza y protegiendo a los participantes de individuos o grupos violentos más reducidos;
calmar situaciones tensas o violentas y entablar comunicación con organizadores y manifestantes antes de la operación y en su transcurso;
reducir al mínimo los daños, respetar y preservar la vida y proteger a las personas que no participen en la protesta;
no ejercer las facultades policiales de detener y poner bajo custodia si no es con fines legítimos;
usar la fuerza en la medida estrictamente necesaria, y sólo cuando el uso de medios pacíficos o menos violentos haya fracasado o no permita conseguir los objetivos legítimos;
considerar detenidamente el material policial y de seguridad utilizado para dispersar reuniones con arreglo a los principios de necesidad, proporcionalidad y legitimidad, ya que las balas de goma, el gas lacrimógeno, las granadas paralizantes y otros materiales que suelen considerarse “menos letales” pueden causar lesiones graves e incluso la muerte;
prestar asistencia médica sin demora a todas las personas que resulten heridas;
garantizar que los agentes son identificables, sobre todo en las operaciones de orden público;
examinar siempre el uso de la fuerza en una reunión pública y, si procede, investigar e imponer sanciones disciplinarias o penales.
NO DEBEN:

utilizar en ningún caso escopetas u otras armas de fuego para dispersar multitudes;
emplear porras u otros materiales de impacto contra personas que no representan una amenaza ni han demostrado agresividad;
usar sustancias químicas irritantes como gas lacrimógeno cuando los manifestantes están confinados en una zona, o de manera que puedan causar lesiones duraderas.
El documento completo en pdf aquí:

http://www.amnesty.org/es/library/asset/EUR01/022/2012/es/1ce3a468-55df-4e85-8200-7881076b5204/eur010222012es.pdf

Intentos dados en la historia reciente
y pasos a dar en el futuro

Sabino Ormazabal Elola

Los intentos por encontrar un camino de solución y/o encauzamiento de los conflictos históricos y más recientes que tenemos en la sociedad vasca han pasado por etapas diferentes (ver cuadro adjunto).  Al hablar en plural de conflictos se pretende constatar que no hay una única cuestión a resolver o encauzar, o dicho de otra manera, que  hay varios nudos que configuran más de un conflicto y consiguientemente no ha sido ni es sencillo atinar con los senderos que llevan al camino apropiado y conveniente de “llegada”.

Pongo entrecomillada “llegada”, porque si a lo anterior añadimos que a la meta que creemos definitiva se tardará en llegar y que cuando creamos que lo hemos hecho deberemos continuar caminando (“Y cuando creáis que habéis llegado, sabed encontrar nuevas sendas”, Itaca de Kavafis y Llach), tendremos que concluir que lo verdaderamente importante en esta vida es el propio camino que recorremos, la actuación y coherencia diarias (la paz es un proceso no una meta).

Siendo un deseo mayoritario el que podamos coexistir en nuestro pueblo con una pluralidad de pensamientos, la convivencia a reconstruir de forma colectiva deberá asentarse en una cultura basada en los derechos humanos universales. Una cultura que mire hacia delante pero que no olvide lo que ha pasado y por qué ha pasado.

Por el momento tenemos distintas formas de ver lo sucedido y de cómo abordarlo:

Cuatro formas de hacer relato

1. “Sólo hay unas víctimas”

Así lo dice la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) y así lo defienden diversas asociaciones, cargos políticos, editorialistas y tertulianos. Y se movilizan por ello.

Desde esta visión, suele exponerse que aquí no ha existido ni hay un conflicto,1 que todo ha empezado con ETA y el día que ETA desaparezca definitivamente se habrá solucionado todo. Pero a medida que las cotas de enquistamiento han ido aumentando, se ha imputado al conjunto del nacionalismo vasco de haber favorecido, alentado y justificado la violencia de motivación política. Incluso también se ha señalado al Partido Socialista en numerosas ocasiones.

Igualmente, cualquier iniciativa que hable de otro tipo de víctimas se ha querido acallar afirmando que ello favorece el que ETA pueda hablar de dos violencias simétricas. El GAL, por ejemplo, es “un error de mediados de los años ochenta”.2

Con ese punto de partida, el Gobierno vasco de Patxi López (PSE) ha sido acusado de crear una lista paralela de víctimas3. También el ministro del Interior del Gobierno del PP, Jorge Fernández Díaz, calificó el primer decreto vasco de víctimas de motivación política de “impresentable” al considerar que supone “equiparar a las víctimas”.4 Asimismo, el proyecto de Instituto de la Memoria, la Convivencia y los DDHH se aprobó en el Parlamento vasco con la oposición del PP y UPyD. “Sólo sirve para que ETA justifique sus crímenes”,5 diría el portavoz del PP.

De esta forma, se construye el relato según la autoría, según quiénes han sido los perpetradores, lo que lleva a una memoria parcial. Hasta el momento se ha legislado con ese planteamiento: Ley 32/1999, de 8 de octubre, de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo, ampliada en la Ley 29/2011, de 22 de septiembre, de Reconocimiento y Protección Integral a las Víctimas del Terrorismo. A ellas se han añadido la Ley Vasca 4/2008, de 19 de junio, de Reconocimiento y Reparación a las Víctimas del Terrorismo y la Ley Foral 9/2010 de Víctimas del Terrorismo.

2. Sí hay otras víctimas, pero…

A diferencia de lo legislado desde el Gobierno español, el Gobierno vasco se ha atrevido en los últimos tiempos a dar pasos en el camino de un reconocimiento más integrador. En este segundo relato se reconoce que hay otras víctimas, aunque se mantiene una escala jerárquica a la hora de legislar partiendo de quiénes han sido los perpetradores. Se recalca una y otra vez que no puede haber equiparaciones entre unas y otras víctimas, de ahí que se considere a las víctimas policiales como “Las otras víctimas”.

Existe un antecedente previo que se remonta a noviembre de 2000, que se denominó como “Ponencia Víctimas de la Violencia de la Comisión DDHH del País Vasco”. Pero no tuvo mucho recorrido porque en la misma no participaron PSE, PP ni UA.  Siete años después hubo un doble mandato parlamentario que desembocó en dos informes en junio de 2008.

Entre estos dos trabajos elaborados por la Dirección de Atención a las Víctimas del Terrorismo (DAVT) y por la Dirección de DDHH del Gobierno vasco, se pusieron encima de la mesa 770 nombres de personas a las que se vulneraron su derecho a la vida o a la integridad física y psíquica por parte de grupos de incontrolados, extrema derecha y GAL (66 personas muertas) y de las fuerzas de seguridad del Estado y grupos parapoliciales (109 personas muertas).

En los pasos siguientes, tras el cambio de gobierno vasco, los nombres de 2008 se guardaron en un cajón y en junio de 2012 fue aprobada  una iniciativa que no tiene rango de Ley: un primer decreto sobre víctimas de motivación política entre 1960 y 1978,  y se anunciaba un segundo decreto posterior a esa fecha.

El decreto aprobado iguala reparación a indemnización, olvidándose de desarrollar el acceso a la verdad. Asimismo, no señala victimarios, su ámbito se ciñe a la CAV, las víctimas tienen que probar secuelas físicas, ha retirado elementos como la tortura que sí se recogían en el primer borrador,  y no propone mecanismos de investigación activos e imparciales…

Se enfoca como “actuaciones indebidas”, “actos ilegítimos de la autoridad”, “abusos” o “excesos”… las vulneraciones llevadas a cabo por los agentes policiales, y de “olvido institucional” el papel del Estado. Falta por tanto un reconocimiento de la responsabilidad del Estado en la impunidad, en la no investigación y en el esclarecimiento de lo ocurrido en las versiones oficiales que han ocultado, respaldado, protegido o justificado evidentes casos de conculcación de DDHH.

3. Construir la propia memoria

En este tercer relato se defiende la existencia de un conflicto político que está en el origen del sufrimiento acumulado, que estamos en un pueblo que lucha por sus derechos políticos y democráticos, y que en esa lucha ha habido gente que se ha alzado en armas. Plantea que este conflicto terminará cuando se consiga un marco democrático inclusivo.

Se reconoce que el dolor y el sufrimiento están en todas las partes del mismo, pero se construye sólo la memoria de las personas represaliadas por la violencia estatal, para contrarrestar con ello la “forma unilateral de legislar durante años el dolor únicamente de unas víctimas”.

A las víctimas causadas por ETA se contraponen 10.000 personas que han denunciado haber sido torturadas desde 1960, 7.000 personas que han sido encarceladas, 50.000 personas detenidas y 474 personas muertas a consecuencia de la “represión del Estado”,6 sin distinción de cómo han sido los hechos acaecidos.

Esas cifras incluyen casuísticas muy diversas y se mezclan los mapas del sufrimiento y de la vulneración de DDHH, al no hacerse distinción entre lo que es violación de derechos y lo que son las consecuencias dolorosas de un enfrentamiento armado.

4. Construir desde los hechos, no por la autoría

Este cuarto relato se basa en los principios y normas del derecho internacional de los Derechos Humanos y del derecho internacional humanitario. De forma resumida, los ejes básicos7 en los que se basa son:

Se parte de los hechos acontecidos, no de quién los ha hecho, tenga uniforme o no.
A igual conculcación de derechos corresponde igual tratamiento y reconocimiento para todas las víctimas.
No hay lugar a la discriminación. Busca sacar la fotografía más completa posible de todas las partes, una memoria inclusiva en la que no falte nadie que haya sido víctima de vulneraciones de derechos humanos.
Los casos de sufrimiento que no son considerados estrictamente como conculcaciones de derechos humanos deben contar con un tratamiento aparte, pero deben ser abordados en un proceso de memoria y reconciliación.

Pasos deseables

Teóricamente, una de las cosas que une a los cuatro relatos es que todo lo que hay por hacer no se construya sobre el olvido sino buscando la verdad de lo sucedido, para que no se repita. Como dice Carlos Martin Beristain, “el dolor no puede repararse pero sí reconocerse”. Reconocer todo lo sucedido y el dolor de todas y todos.  Y este cometido debe hacerse cuanto antes. “Llevamos 40 años soportando esta carga. Hay que cerrarlo de una vez y bien”, en palabras de Josu Elespe, hijo de un concejal muerto en atentado de ETA (El Periódico, 03/03/2012).

Pero para cerrar “de una vez y bien” esta parte violenta de nuestra historia reciente, tenemos que hacer un esfuerzo por encontrar los elementos de acuerdo, y la labor no es fácil. Si concluimos que el conocimiento de la verdad nos une  -une a todos los relatos-, posibilitémoslo. En ese camino a recorrer, algunos aspectos a abordar podrían ser los siguientes:

Reconocimiento de todas las vulneraciones de derechos.
Investigación exhaustiva de los hechos. La carga de la prueba no puede recaer en las víctimas, por lo que la administración tiene que facilitar el acceso adecuado a la información y al proceso de reparación.
Reconocimiento de todas las víctimas a la verdad, justicia y reparación. No puede limitarse únicamente a los casos con secuelas o sentencias.
Los criterios de reparación deben sustentarse en el derecho internacional de los DDHH.
El proceso de reparación debe culminar en Ley, para evitar discriminaciones entre la diversa tipología de víctimas. Como no se ha empezado así, debe aprovecharse lo que hay para corregir la situación en cuanto sea posible.
Puesta en marcha de algún tipo de mecanismo de verdad, en base a los hechos sucedidos: facilitaría la consciencia de las conculcaciones, los atentados sin aclarar de toda índole; testimonios no relatados convenientemente, especialmente los de tortura; el paradero de las seis personas desaparecidas; los niveles reales de extorsión y amenazas…
Autocrítica sincera. Reconocimiento público del daño causado por todas las partes que han ejercido violencia política, incluida la implicación y la responsabilidad del Estado. Ello podría impedir que se repitieran nuevas violaciones.
Desarme definitivo de ETA.
Terminar con las leyes y normas excepcionales. Reforma legislativa en profundidad de la normativa penal y penitenciaria. Desaparición del Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria y de la Audiencia Nacional. Acabar con la dispersión y el aislamiento.
Poner fin a la tortura y derogar el régimen de incomunicación. Adopción de los mecanismos eficaces de prevención de la tortura.
Reforma de la Ley de Memoria Histórica 52/2007, de 26 de diciembre.
Que el Instituto de Memoria, Convivencia y DDHH que se proyecta tenga un componente más científico y de menos peso político, tal como se le da ahora (“Actúa en sus fines en el marco de las directrices y política general del Gobierno vasco y del Departamento al que se encuentre adscrito que ejercerá la dirección e inspección…”).
Elaborar una estrategia común de reconciliación social, política y de memoria que lleve a un reconocimiento mutuo y a la integración.
Pedagogía social. Que los medios de comunicación acompañen de forma positiva un proceso de convivencia. Que los cargos políticos e institucionales sean consecuentes con la reconstrucción del tejido social.

25 años de iniciativas y contexto en la historia reciente
1986
Contundente no vasco en el referéndum de la OTAN
Se crea Gesto por la Paz
Informe de la Comisión Internacional sobre la Violencia en el País Vasco, tras el Plan ZEN
Propuesta de Estado libre asociado a España
Graban cruces gamadas y siglas GAL a una veintena de personas

1987
Congreso internacional por la paz y el desarme en Gernika 37/87
Último atentado mortal del GAL
Acuerdo o Pacto de Madrid: rechazo a negociar con ETA problemas políticos
Primera carta bomba de ETA
1988
Nace Covite
ETA ofrece un alto el fuego de dos meses en tres ocasiones. Contactos
Pacto de Ajuria Enea o Acuerdo para la Normalización y Pacificación de Euskadi. Lo firman AP, CDS, EA, EE, PNV y PSE-PSOE
Plan Ardanza y Pacto de Navarra
1989
Se juntan Paz y Desarme, Gesto por la Paz y la Asociación por la Paz de Euskal Herria y surge la Coordinadora Gesto por la Paz de Euskal Herria
Conversaciones o Mesa de Argel. Dos meses de tregua bilateral
Comienza la dispersión de presas y presos vascos.
1992
Nace Elkarri
Se aprueba la autodeterminación en el Parlamento vasco
1993
Campaña del lazo azul ante el secuestro de Julio Iglesias Zamora por parte de ETA
1994
251.000 firmas de poyo a la iniciativa “Euskal Herria. Acuerdo 94” de Elkarri, por la resolución del conflicto vasco y abandono de la violencia
Tras un primer encuentro en Arantzazu entre nueve organismos sociales, se culmina con los Acuerdos de Maroño a favor del diálogo
Manifestación en Bilbao: “Distensión y diálogo, ahora es el momento”
1995
Primera Conferencia de Paz de Elkarri
Órgano Común Permanente, impulsado por PSN, CDN y EA
1996
Tregua de una semana de ETA
1997
Denuncia conjunta en Madrid de Gesto y Elkarri sobre la política de dispersión carcelaria
Foro de Ibaeta
Secuestro y muerte de Miguel Ángel Blanco. Manos blancas
1998
Nace Foro Ermua
Cierre de Egin
Declaración de Viernes Santo-Acuerdo de Stormont en Irlanda del Norte
Declaración de Lizarra-Garazi, firmado por Batzarre, EA, HB, IU, PNV, Partido Carlista, siete sindicatos y nueve organizaciones sociales
Tregua de ETA: 14 meses
1999
Reunión Gobierno español y ETA en Suiza
Ley de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo
Se crea Basta Ya!
2000
Documento de Zaramaga
Ponencia Víctimas de la Violencia. Comisión de DDHH Parlamento vasco
Propuesta del lehendakari Juan José Ibarretxe para la pacificación y la normalización
Acuerdo por las libertades y contra el terrorismo en Madrid
2001
Nueva propuesta de Ibarretxe
Declaración institucional de Udalbiltza
Atentado del 11-S en Nueva York
2002
I Jornadas de Noviolencia Activa
II Conferencia de Paz de Elkarri
“Preparar la paz”, carta pastoral de los obispos vascos
“Con mano izquierda”, propuesta de Gemma Zabaleta y Denis Itxaso
Propuesta de Ibarretxe de “libre asociación”
Ley de Partidos y posterior ilegalización de Batasuna
2003
El Gobierno de Aznar modifica el Código Penal para castigar con cárcel e inhabilitación el que un cargo público convoque elecciones o referendos sin la autorización de las Cortes
Cierre de Euskaldunon Egunkaria
Invasión de Irak tras la reunión del trío de las Azores: Bush, Blair y Aznar
2004
Encuentros de Egino o Mesa de Reflexión Plural, impulsada por Elkarri.
Atentado de Al Qaeda en cuatro trenes en Madrid el 11-M
ETA da aconocer el fin de sus acciones armadas en territorio catalán
Propuesta de Anoeta: “Orain herria. Orain bakea”
2005
III Conferencia de Paz de Elkarri
ETA anuncia el cese de sus acciones armadas contra los electos políticos
Pleno del Congreso español para acordar el inicio de un camino exploratorio y reuniones con ETA en Oslo y Ginebra
Dos manifestaciones en Madrid organizadas por la AVT y el PP contra la política antiterrorista del Gobierno de Zapatero
Primeros macrojuicios en la Audiencia Nacional
2006
Declaración de ETA de un alto el fuego permanente, nueve meses
Documento fundacional de Ahotsak
Nace Lokarri
Reuniones entre PSE, PNV y Batasuna
Quinta manifestación de la AVT contra el proceso abierto
El parlamento Europeo aprueba una moción de apoyo al proceso de paz
Bomba de ETA en la T-4 de Barajas. Dos muertos
2007
Conversaciones en Ginebra
Iniciativa del círculo de sillas en Donostia “Abramos camino a la paz”. Más adelante en Bilbao. Durará cinco años
Se crea el Foro de Asociaciones por los DDHH y por la paz del País Vasco
Manifestaciones de Gesto: “Es nuestro derecho, paz y libertad. ETA ez”
Ley de Memoria Histórica

Nace DEMAGUN Hausnarketarako Taldea
2008
Ley Vasca de Víctimas 4/2008
Informes de la DAVT y DDHH
I Conversaciones sobre la noviolencia, un camino para la transformación social y la paz en Donostia
Ley vasca de consulta a la ciudadanía vasca, declarada inconstitucional
Lokarri organiza una consulta popular en Gernika
2009
Detenciones, entre ellas la de Arnaldo Otegi
Atentado mortal contra dos guardias civiles
Propuesta de Altsasu
Se constituye Argituz
2010
II Conversaciones sobre noviolencia y transformación social en Iruñea
Ley Foral 9/2010 de Víctimas del Terrorismo
Declaración de Bruselas
Gendarme francés muerto por ETA
Grupo Internacional de Contacto (GIC)
Cese de acciones armadas ofensivas de ETA
Acuerdo de Gernika
Se crea Euskal Memoria Fundazioa
2011
Conferencia Internacional de Paz de Aiete
Alto el fuego permanente, general y verificable de ETA
Comisión Internacional de Verificación del alto al fuego (CIV)
El Parlamento vasco aprueba una proposición no de Ley 61/2011 sobre “víctimas de violaciones de derechos humanos y otros sufrimientos injustos producidos en un contexto de violencia de motivación política”
Gesto por la Paz invita a sus jornadas a víctimas de abusos policiales
Decálogo de Patxi López: “Unidad, Concordia y Convivencia”
2012
“Decreto 107/2012, de 12 de junio, de declaración y reparación de las víctimas de sufrimientos injustos como consecuencia de la vulneración de sus derechos humanos, producida entre los años 1960 y 1978”
Víctimas diferentes comparecen en Donostia para dar cuenta de una dinámica conjunta llevada a cabo desde 2007: la iniciativa Gleencree
El Tribunal Constitucional legaliza Sortu
Nace Egiari Sor
Proyección de “Parlen els ulls – Hablan los ojos” en el aniversario de Aiete.
Fuente: elaboración propia

16 de junio de 2012
Donostia-San Sebastián,
2012ko ekainaren 16a

1

I

TEXTO DE LA PRESENTACIÓN PÚBLICA DE LA
INICIATIVA «GLENCREE»

«GLENCREE» EKIMENAREN JENDAURREKO AURKEZPENAREN
TESTUA

II

INICIATIVA GLENCREE: NUESTRA EXPERIENCIA COMPARTIDA

GLENCREE EKIMENA: GURE ESPERIENTZIA PARTEKATUA

III

LISTADO DE FIRMANTES DE LA INICIATIVA «GLENCREE»

2

TEXTO DE LA PRESENTACIÓN PÚBLICA DE LA
INICIATIVA «GLENCREE»

Presentación

«Glencree» es la iniciativa de un grupo de personas con características individuales y
adscripciones ideológicas diversas. Todos hemos padecido la vulneración de derechos
humanos por perpetradores de distinto signo político. Por tanto, queremos dejar claro
desde el principio que no representamos más que nuestra experiencia y que no
queremos que nuestra iniciativa sea utilizada para la política partidista.

El grupo es plural y heterogéneo, es inclasificable con los parámetros habituales de
identificación social y política.

La iniciativa «Glencree» comenzó a mediados del año 2007 y desde entonces ha
desarrollado su actividad sin interrupciones, ampliando sucesivamente sus actividades,
ahondando en ellas e integrando a más participantes hasta su configuración actual.

Es un grupo de encuentro entre víctimas que nos ha permitido compartir experiencias,
conocerlas, entenderlas, tomar conciencia de lo injusto de la violencia que hemos
padecido, de su enorme impacto personal y familiar. Hemos pasado del conocimiento
mutuo a la empatía y al reconocimiento del otro, superando las barreras y estereotipos
con los que todos emprendimos el camino.

Lo que queremos poner en conocimiento de los ciudadanos, mediante esta declaración y
un relato que la complementa, es el resultado de esta iniciativa desarrollada a lo largo de
cinco años, que se ha centrado en la relación personal, la convivencia intensa y el debate
respetuoso.

Compartir nuestra experiencia

La iniciativa «Glencree» quiere ofrecer un testimonio veraz de su andadura. Esta
declaración tiene afán pedagógico, dirigido especialmente a los más jóvenes, y aspira a
influir en un entorno social que ha padecido violencia con intención política mediante
nuestro compromiso para que no vuelva a ocurrir jamás entre nosotros.

Los integrantes de este grupo valoramos muy positivamente la experiencia que hemos
vivido estos años, al tiempo que somos conscientes de su modestia y de sus
limitaciones.

Por ello queremos actuar con responsabilidad y compromiso hacia la sociedad en la que
vivimos, sin reclamar ahora nuestros derechos legítimos sino subrayando nuestro deber
hacia los demás.

Actuamos de manera colectiva, como un grupo que no tiene vocación de permanencia,
pues creemos que su tarea ha culminado.

Pretendemos ubicarnos en el terreno ético, con la legitimidad que nos da nuestra
condición de testigos y de personas que hemos sufrido una violencia radicalmente

3

injusta. Al mismo tiempo, aunque podemos causar disonancias con discursos que son
habituales en nuestra sociedad, compartimos la voluntad de cuestionarlos.

Nuestro mensaje

Quienes formamos parte de la iniciativa «Glencree» queremos compartir con la
sociedad lo siguiente:

o
No nos identificamos con definiciones y conceptos que se utilizan habitualmente
para describirnos ni nos gusta cómo se habla de nuestra realidad, que es plural y
diversa. Hemos roto barreras y tabúes para acercarnos unos a otros con respeto,
superando el temor y los estereotipos, la frustración y la experiencia propia de dolor,
explorando bases para la convivencia.
o
Somos capaces de identificar algunos rasgos que nos caracterizan a todos. Somos
personas afectadas, personalmente o a través de un familiar directo, por un hecho
violento traumático e intencionado (asesinato, tortura, amenaza…) que causó un
sufrimiento injusto y prolongado. Posteriormente hemos padecido la negación, el
olvido o el abandono por parte del perpetrador y hemos recibido respaldo desigual
de la sociedad y de las instituciones. Queremos hacer con nuestra realidad individual
y con nuestra experiencia en común una contribución positiva en favor de la
convivencia.
o
Hemos llegado a esta conciencia compartida escuchando al otro, dialogando y
buscando el encuentro, más allá de planteamientos ideológicos legítimos que ni
disfrazamos ni artificialmente acallamos.
o
El conocimiento directo de las diversas experiencias individuales nos permite
proclamar que la violencia padecida por todos nosotros es injustificable y que por
ello demanda el cumplimiento y la satisfacción de derechos (a la verdad, a la
justicia, a la memoria, al reconocimiento y la reparación), para todos de manera
equitativa.
o
Aspiramos, porque así lo hemos experimentado en esta iniciativa, a una convivencia
pacífica, respetuosa y constructiva en el seno de una sociedad plural, libre y justa.
o
Para el logro de esta aspiración social son deseables y necesarios los gestos de
reconocimiento del daño causado y la asunción de responsabilidad por parte de
todos los perpetradores de la violencia injustamente padecida por tantas personas.
Una invitación a la sociedad

Queremos invitar a la sociedad en su conjunto, a sus asociaciones e instituciones, a los
ciudadanos individualmente, a realizar su propia revisión autocrítica del pasado
mediante un compromiso con la verdad y con la justicia. Sanar las heridas obliga a un
proceso que no está exento de tensiones o conflictos. Nosotros los hemos vivido tal vez
como nadie. Pero esperamos que esta experiencia que hemos compartido anime a otros
y a otras a emprender o a seguir el camino que nosotros hemos recorrido juntos.

Donostia-San Sebastián, 16 de junio de 2012

4

«GLENCREE» EKIMENAREN JENDAURREKO AURKEZPENAREN
TESTUA

Aurkezpena

Gaur zuei guztioi aurkeztu nahi dizuegun «Glencree» deitu dugun ekimena, izaera eta
ideologia desberdinak dituzten pertsonek osatutako talde batek sortu du. Guk guztiok
giza eskubideen urraketak jasan ditugu. Sorrera eta iritzi politiko desberdineko jendeak
urratu izan dizkigu eskubideak. Beraz, hasiera-hasieratik argi utzi nahi dugu, alde
batetik, gure burua ordezkatzen dugula soil-soilik, nork bere berezitasunetik; eta,
bestetik, ekimen hau edozein aldetatik erabiltzea errefusatzen dugula.

Ezaugarri horiek guztiek taldea oso anitz eta heterogeneo bihurtzen dute, ohiko
identifikazio eta iritzi soziopolitikoen parametroen barruan sailkaezin egiten dutena.

«Glencree» ekimena 2007. urtearen erdialdean sortu zen taldea da eta ordutik aurrera
etenik gabe garatu du bere jarduera. Denborarekin iharduerak ugaritu egin dira eta
sakondu ahala partaide gehiago bildu dira gaur egungo egitura eratu arte. Hainbat
biktima elkartzeko taldea da eta horrek esperientziak partekartzea erraztu du.
Indarkeriaren bidegabekeriak arlo pertsonalean eta familian duen eragin handiaz
jabetzea ere bai. Era berean ezagutzatik enpatiara igarotzen lagundu du ekimen honek
eta hurkoa aintzat hartzea ahalbideratu, denok ditugun oztopoak eta estereotipoak atzean
utzita.

Ekimenak bost urte ditu eta hauek dira oinarriak: pertsonen arteko harremanak,
bizikidetasun handia eta adeitasunezko eztabaida. Eta, hain zuzen ere, ekimen honen
emaitaren berri eman nahi zaie herritar guztiei adierazpen honekin eta osagarrizko
narrazio baten bidez.

Gure esperientzia partekatzea

«Glencree» ekimenak bere esperientzia argitara atera nahi du eta, aldi berean, egindako
ibilbidearen egiazko testigantza eskaini. Xede pedagogiko nabarmena du, bereziki
gazteenei zuzendua eta asmo politikoz burututako indarkeria jasan duen gizarteingurunean
eragin positiboa izatea nahi du, betiere gure artean hori berriro ez gertatzeko
guraritik eta konpromisotik abiatuta.

Talde honetako kideok oso positibotzat jotzen dugu urte hauetan bizi izandako
esperientzia; baina, aldi berean, ondo dakigu proiektu apala dela eta mugak badituela.

Hori guztia dela eta, arduraz eta konpromisoz jokatu nahi dugu bizi garen
gizartearekiko. Une honetan ez ditugu geure legezko eskubideak eskatu nahi; baina bai,
ordea, besteenganako gure betebeharra erakutsi.

Modu kolektiboan jarduten dugu, luze irauteko asmorik ez duen talde baten gisan, lana
amaitutzat jotzen baitugu.

Soilik arlo etikoan kokatu nahi dugu, erabat bidegabea den indarkeria jasandako
lekukoak eta pertsonak izateak ematen digun zilegitasun morala abiapuntutzat hartuta.
Halaber, gure gizartean ohikoak diren bestelako parametroez eta logikaz jardun nahi
dugu, beroriek zalantzan jartzeko ageriko borondateaz.

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Gure mezua

Hau da «Glencree» ekimenaren partaideok gizarteari jakinarazi nahi dioguna eta
berarekin partekatu nahi duguna:


Talde gisa ez gatoz bat gu deskribatzeko sarri erabiltzen dituzten definizio eta
kontzeptuekin, eta ez dugu atsegin nola hitz egiten den gizartean gure errealitateaz,
errealitate hori oso anitza baita.Tabuak eta oztopoak hautsiz, errespetu handiz
hurbildu gara elkarrengana. Bakoitzaren beldurrak eta estereotipoak, frustrazioak eta
norberaren atsekabe-historia aurrez-aurre jarrita, elkarrekin bizitzeko oinarriak
aztertu ditugu

Hala eta guztiz ere, gu guztiok bereizten gaituzten ezaugarri batzuk zehaz ditzakegu.
Indarkeriazko ekintza traumatiko batek, gugan zuzenean edo familiarengan,
eragindako pertsonak gara ( erailketa, tortura, mehatxua…). Horrek bidegabeko
sufrimendua sortzen du , apropos egina eta luzea. Horren ondorioz, urratzaileek
ahaztu eta ukatu egin gaituzte eta erakundeen aldetik laguntza modu desberdinean
jaso dugu. Etorkizunari begira gure errealitatea eta eskarmentua gizarte honetan
elkarbizitzaren aldeko ekarpena izatea nahi dugu.

Elkarrekin lan asko eginda, elkarri entzunda, eta norberak dituen iritzi ideologikoen
gainetik, iritzi horiek ezkutatu gabe, uko egin gabe, iritsi gara oinarrizko gogoeta
honetara.

Norberak bizi izandakoa ezagutu eta elkarren berri aurrez-aurre jakin ondoren, argi
eta garbi aldarrika dezakegu guk guztiok jasandako indarkeria bidegabea dela. Eta
denok eskubide berberak (egia, justizia, memoria, oinirizpena eta kaltearen ordaina )
merezi ditugula.

Ekimen honetan sentitu dugunez bakean, errespetuan eta giro eraikitzailean
oinarritutako gizarte anitz, aske eta zuzena lortu nahi dugu.

Gizartearen nahi hau lortzeko, gure artean hainbat pertsonak indarkeria era
bidegabean jasan dutenez, egokia eta beharrezkoa da indarkeria horrek eragileek
sortutako kaltea onartzea eta erantzukizunak hartzea.
Gizartearentzako deia

Gizarte osoari dei egin nahi diogu eta gizarte sarea osatzen duen pertsonei, taldeei eta
erakundeei, iragana era autokritikoan azter dezan, beti ere egiarekiko eta jusztiziarekiko
konpromisoan oinarrituta. Zauriak osatzeko ez dago tentsiorik eta gatazkarik gabeko
prozesurik. Guk beste inork ez bezala bizi izan dugu beharbada. Era berean, esperientzia
partekatu honek beste batzuk beren prozesuak egitera bultzatuko dituela espero dugu.

Donostia-San Sebastián, 2012ko ekainaren 16a

6

II

INICIATIVA GLENCREE: NUESTRA EXPERIENCIA COMPARTIDA

La presentación de esta experiencia de trabajo con víctimas, el relato que aquí se
expone, responde a nuestro deseo de contar una experiencia de encuentro y debate entre
víctimas de violencia política y terrorismo de diferente signo, que comenzó en
diciembre de 2007

Quiénes somos

Somos un grupo de personas que tenemos en común haber padecido, personalmente y/o
a través de nuestros familiares, un enorme e injusto sufrimiento, provocado por esos
actos y por las consecuencias que han tenido en nuestras vidas y en las de nuestras
familias.

Entre nosotros hay personas cuyos maridos, padres o hermanos fueron secuestrados,
torturados o asesinados por el GAL u otras organizaciones similares, y otras cuyos
maridos, padres, hijos o hermanos fueron secuestrados, torturados o asesinados por
ETA. También hay personas que han sufrido violencia de persecución y otras que han
sufrido tortura o muerte de familiares por actuaciones policiales.

Todas somos víctimas de vulneraciones de derechos humanos como consecuencia de la
violencia en el País Vasco. Somos un grupo sin un nombre que nos identifique, aunque
utilizamos el de «iniciativa Glencree», por el lugar de Irlanda en el que comenzaron
nuestros encuentros. El clima de violencia y la polarización política y social nos
llevaron a alejarnos de Euskadi para hablar en un contexto que permitiera romper con
las inercias del día a día y ofreciese la discreción necesaria.

Durante estos años de intercambio hemos guardado silencio hacia el exterior, tratando
de escucharnos y de dialogar sin ninguna incidencia ajena al grupo. Hemos vivido un
proceso de encuentro y discusión, difícil y conmovedor, con la intención de que ese
paso fuese nuestro grano de arena en la construcción de la paz. Todos nosotros y todas
nosotras queremos que quede constancia de esta experiencia mediante su relato.

Los inicios

En septiembre de 2007 la Dirección de Atención a las Víctimas del Terrorismo del
Gobierno Vasco (DAV) nos propuso realizar un encuentro para ver si era posible un
diálogo, y sobre qué bases, entre víctimas de diferente signo: víctimas del terrorismo de
ETA y otros grupos similares por una parte y víctimas del terrorismo del GAL y otros
grupos, por otra. Ese encuentro se llevaría a cabo en Irlanda, en un lugar llamado
Glencree, que es un centro para la paz surgido a raíz del conflicto violento en Irlanda
del Norte.

Era necesario un entorno positivo y distante, ya que iba a ser un encuentro sin
publicidad, por lo que comentamos el paso que dábamos sólo con los más próximos.
Íbamos a conocer la experiencia de otras personas y a hablar sobre distintos temas,

7

como la definición y los derechos de las víctimas y especialmente sobre la posibilidad
de reconocimiento y reparación.

El encuentro fue diseñado y coordinado por un equipo de profesionales a quienes no
conocíamos, formado por Carlos Martín Beristain, Galo Bilbao y Julián Ibañez de
Opacua, al que hemos llamado Equipo Dinamizador. Sabíamos que compartiríamos
unos días con gente diferente, pero no sabíamos ni quiénes formaban el grupo, ni
cuántos éramos, ni otros detalles. No comentarlo más allá de las personas más próximas
fue un reto que todos aceptamos, porque sabíamos que la discreción era una condición
básica para todos.

La experiencia Glencree comenzó en diciembre de 2007. Fue positiva y los primeros
participantes propusimos que se extendiera a más personas, manteniendo la reserva que
la hizo posible. Otro grupo similar se reunió en diciembre de 2008, con la particularidad
de que participaron en el encuentro víctimas de ETA de fuera del País Vasco. Tras estas
experiencias y varias reuniones posteriores consideramos que era importante abrirla a
otros tipos de víctimas.

Así, en mayo de 2011, contando con el apoyo de la Dirección de Derechos Humanos del
Gobierno Vasco, participantes en un tercer grupo, que incluyó a amenazados, torturados
y víctimas de actuaciones policiales, nos reunimos varios días en Santa María de Mave
(Palencia).

Tras estas experiencias, decidimos en una reunión de los tres grupos trabajar juntos en
este proyecto. Fue un momento importante. Allí conocimos a muchos de los otros
participantes, algunos de nuestros mismos pueblos, otros a quienes conocíamos por las
noticias del atentado, otros desconocidos hasta que supimos por qué estaban allí. En esa
reunión quedó claro que queríamos trabajar como grupo con una serie de objetivos
comunes. Uno de ellos era la redacción de un documento que relatase esta experiencia y
que incluyese nuestras vivencias compartidas y aprendizajes y con el que todos y todas
nos sintiéramos identificados.

En este documento hemos combinado las tres experiencias para que sean compartidas
por quienes lo lean. En él se recogen los aspectos comunes que nos incluyen a todos.

Primeros pasos

Cuando la DAV nos planteó la posibilidad del primer encuentro a la mayoría nos cogió
por sorpresa. A muchos no se nos había acercado nadie para interesarse sobre nuestra
situación, más allá de la gente cercana, y menos desde esta perspectiva de escuchar lo
que teníamos que decir y de comprender nuestro sentir en un ambiente de respeto y
diálogo. En muchos casos estamos hablando de hechos que ocurrieron hace veinte o
treinta años, otros casos son recientes. La invitación fue recibida con una mezcla de
sorpresa, expectación y también de cierto recelo por algunos de nosotros.

En muchos casos hubo una primera reunión con Maixabel Lasa y Txema Urquijo, en la
que nos explicaron qué se pretendía hacer y algunas características de las personas que
iban a acudir, pero no conocíamos los nombres ni otros detalles. Sólo esto ya despertó
muchas emociones, entre ellas el alivio. Aceptamos la invitación porque queríamos que

8

se hiciera algo para cambiar la situación, para terminar con la violencia, para reconstruir
la convivencia y la memoria.

Sabíamos también que nos enfrentábamos a un reto nuevo: teníamos que compartir
nuestra experiencia con personas que habían sufrido injustamente pero de las que nos
separaban aspectos políticos e ideológicos a veces muy importantes. Tendríamos por
tanto que procesar dolor, rabia, recelos y diferencias para estar unos días juntos y
afrontar lo que a todos nos parecía una labor necesaria. El apoyo de familiares y
personas cercanas que conocieron lo que íbamos a hacer fue importante y hemos sentido
siempre su respaldo. El hecho de que la iniciativa surgiera desde el Gobierno Vasco
abría la esperanza a un proceso de reconocimiento que rompiese con el silencio y el
desamparo de muchos años.

Antes de iniciar la experiencia nos era muy difícil imaginar su desarrollo. Todos
teníamos buena disposición pero no nos conocíamos. Por otra parte, las discusiones y
las diferencias políticas o las diferentes actitudes personales podían provocar choques.
Algunos de nosotros habíamos querido antes conocer a víctimas de signo contrario,
sentíamos la necesidad de estar con ellas, de sentarnos para escuchar sus testimonios.
Por la mente de muchos de nosotros no había pasado nunca esta posibilidad.

Hay que tener en cuenta que éramos grupos muy heterogéneos. En total, 27 personas16
mujeres y 11 hombres-que, salvo dos participantes, vivimos en el País Vasco y
Navarra. Los actos que causaron nuestro sufrimiento se dieron en un período de tiempo
que va desde 1970 hasta prácticamente la actualidad, en el caso de las victimas de
violencia de persecución.

Nuestros encuentros

El comienzo en los distintos grupos fue tenso: saludabas y te quedabas ahí. La primera
sensación era la de encontrarte con personas totalmente desconocidas y la de no saber
cómo iban a comportarse ni qué respuesta iban a tener al conocerte o ante el relato de tu
historia. Aunque había buena disposición, era una situación rara, en la que se mezclaban
miedo y respeto, como si lleváramos una carga muy pesada. A todos y a todas nos
resultó difícil comenzar. Pero otros se conocían. Y allí estaban los miembros de la DAV,
algo que ayudaba en aquel primer momento a quienes habían tenido contacto directo
con ellos como convocantes del encuentro.

Algunas caras y algunos nombres resultaban familiares por los medios de
comunicación, por actos en los que habíamos participado o incluso por ser del mismo
pueblo, pero en general se trataba de un grupo de personas que no nos conocíamos.
Sentíamos cierto respeto y temor al encontrarnos. Tampoco sabíamos cómo íbamos a
reaccionar cada uno de nosotros mismos. Hablar del sufrimiento es doloroso y ante
personas que no conoces genera temor. Hablar de cosas íntimas, de dolor, de
experiencias negativas, de impactos en la familia o del rechazo social no es fácil.
Sientes nerviosismo porque no sabes qué va a pasar ni cómo te vas a encontrar.

Los miembros del Equipo Dinamizador, a quienes casi nadie conocía, nos recibían
afablemente y con cariño y eso ayuda porque crea confianza. Nos presentaban a unos y
a otros. Eso hacía que nos sintiéramos protegidos.

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Los viajes nos ayudaron a romper el hielo. Viajar te lleva a hablar con la persona que
está a tu lado. La conocías ya un poco, mirabas al resto e intentabas imaginar quiénes
eran, cómo eran. La primera impresión es importante y durante el viaje fuimos
tranquilizándonos. La gente parecía amable y nos abrimos poco a poco. El mismo viaje
supuso ya una ruptura con lo cotidiano y el inicio de una experiencia común.

Llegamos a nuestro destino, nos instalamos y al día siguiente comenzamos las
reuniones. Lo primero fue presentarnos y contar qué había ocurrido a nuestros
familiares o a nosotros mismos a raíz de los atentados, las amenazas, torturas u otras
formas de violencia. Ése es un momento de mucho apuro: es abrirte y enseñar tu DNI
interior, el del sufrimiento. Nos costó mucho, estábamos nerviosos, para algunos era la
primera vez que hablaban de eso, para todos fue difícil sacar aquello que está guardado
muy dentro y que ha provocado tanto daño. Lo primero que compartimos allí fueron
nuestras experiencias de los atentados, de la detención, de las amenazas, es decir del
sufrimiento; eso teníamos en común todos.

Hablar y escuchar: dolor, respeto y empatía

Es difícil hablar de tu dolor y escuchar el de los demás. Sin comparar, con respeto.
También se dan conflictos cuando se habla de la violencia. En ocasiones se dijeron
frases horribles y hubo momentos muy duros. A algunos nos entraron ganas de dejarlo.
También fue duro, muy duro, escuchar. Llegaba muy adentro, porque lo que se
escuchaba revolvía lo que cada uno y cada una tenemos ahí. Era de alguna manera
también parte de nosotros, no era distinto. Lo oyes y te dices: ¿también a vosotros os ha
pasado eso? Ahí comienzas a sentir que somos exactamente iguales. De la historia del
otro nos quedamos con la sensación de dolor, de sufrimiento. Eran historias contadas
por alguien que es como uno mismo y se reconoce lo que está contando porque uno lo
ha vivido personalmente. Eso llega muy hondo: te metes en la piel de la persona, pones
rostro al sufrimiento, no es una mera noticia. Y cuanta más diversidad hay más te
acercas a todos los demás. Las diferencias políticas se olvidan y te acercas a las
personas, te unes a su dolor porque tienes muchas cosas en común, aunque cada caso
tenga sus connotaciones. Pero también es triste caer en la cuenta de lo injusto que
resulta no reconocer tantas cosas evidentes.

En algunos casos conocíamos vagamente, por los medios de comunicación sobre todo,
lo que había sucedido, pero en otros nos era totalmente desconocido. Cuando lo
escuchas por primera vez te das cuenta de que, sobre todo en los casos que ocurrieron
hace mucho tiempo, hay un gran desconocimiento y puedes conectar con el abandono y
la soledad de esas personas. Porque, a pesar de ese “mucho tiempo” transcurrido, las
consecuencias llegan aún a nuestros días.

Cada uno hablaba de su experiencia sabía en qué “lado” estaba el otro, o más bien
pensaba que el otro estaba supuestamente en “el otro lado”. Pero comenzamos a
comprender muy pronto que, aunque usábamos esos términos, estábamos llegando al
entendimiento de que todos estamos en el mismo lado. Identificamos los estereotipos
mutuos. Los que pensábamos que las víctimas del terrorismo de ETA han tenido mucho
apoyo nos dimos cuenta de la dejación que habían sufrido e incluso de su utilización
política. Los que pensábamos que no había más que sufrimiento y terror que el de un
lado, nos dimos cuenta de que otras personas han sido igualmente víctimas y no han
tenido reconocimiento. Y eso llevó, por ejemplo, a que la hija de un guardia civil o el

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hijo de un militar asesinados hablaran afectuosamente con hijas de militantes abertzales
también asesinados.

Después de compartir nuestras experiencias ya se dieron gestos de acercamiento hacia
los otros, a veces en las mismas reuniones o en los descansos. Pero además de escuchar
y sentir con las otras personas también tuvimos desencuentros. Palabras que hacen
daño. O discusiones ideológicas, porque en muchas cosas no estamos de acuerdo.

Algunos nos vaciamos llorando un rato sin motivo alguno y otros aprovechamos para
pedir perdón por cosas que se dijeron en la reunión y es con eso con lo que más nos
hemos quedado. Las presentaciones iniciales fueron muy importantes, se hicieron en un
clima cordial a pesar de la crudeza de los relatos, pero sirvieron para romper el hielo y
notamos que después estábamos mejor.

Buscando un lenguaje común

Después de este proceso de empezar a conocernos desde las experiencias personales,
hablamos sobre distintos conceptos, entre ellos el de víctima o el de víctima del
terrorismo. Empezamos por ahí, porque ésa ha sido la discusión en la sociedad y en las
instituciones durante años. La palabra víctima del terrorismo identificaba a unos pero no
a otros. Incluso la palabra víctima no nos gusta, le dimos vueltas y más vueltas. No
encontrábamos la palabra apropiada, aunque se siguió utilizando la palabra víctima para
referirnos a unos y a otros, como hacemos en este relato

Para algunos, conocer directamente a víctimas de ETA supuso una sorpresa porque
pensaban que ya recibían apoyo institucional y reparaciones que las ayudaban a
enfrentarse a lo sucedido, y descubrieron que eran personas que han luchado, que han
tenido problemas y poco apoyo en muchas ocasiones, cosas que la gente no conoce. Se
destacó que, en muchas ocasiones, la realidad de las víctimas de ETA que salen
habitualmente en prensa es muy distinta a la que viven otras, anónimamente, día a día.
Para otros, conocer la experiencia de una víctima de tortura o del GAL abrió su sentir a
cosas que habitualmente se ven desde la lejanía o no se reconocen. Se vio que al final el
sufrimiento es el mismo, independientemente de las profesiones de los asesinados, y
que lo importante es quedarse con lo que compartimos y no con lo que nos diferencia.

Tratamos de buscar un lenguaje común. En una ocasión partimos de una definición que
se nos dio, de víctima del terrorismo, que la sentimos como un corsé, al menos para
algunos. Aún así encontramos muchos puntos en común, en los que cada uno se
reconocía y reconocía al otro. En otra ocasión no partimos de ninguna definición y
llegamos a ver que nuestras experiencias eran iguales en muchos más puntos. A veces
las definiciones no nos acercan y tenemos que buscar un nuevo lenguaje para nuestra
experiencia, un lenguaje que nos sirva y en el que nos reconozcamos todas. Ese
ejercicio fue muy importante, aunque no pudiéramos llegar a un único concepto. Nos
dimos cuenta de que los conceptos no son lo importante, sino nuestra experiencia.
También se aprende de la ambivalencia y de la dificultad, o sea que también nos toca
aceptar que hay cosas en las que estamos en un proceso más lento y que es necesario e
inevitable asumir la ambigüedad y las limitaciones de las palabras para expresar la
realidad.

11

También dimos nuestra opinión sobre la denominación «víctima de vulneración de
derechos humanos». Todos nos reconocemos en ella, todos somos víctimas de
vulneraciones de derechos humanos y vemos en esa idea una dimensión compartida.
Pero en la discusión aparecieron puntualizaciones y discusiones, algunas de tipo
ideológico, otras sobre la importancia de la forma del lenguaje. Para algunos, esta
denominación minimiza de algún modo lo ocurrido, sobre todo frente a denominaciones
como «víctima del terrorismo», ya que se considera que en ciertos momentos se vivió en
un ambiente de tal impunidad y olvido que hablar de vulneraciones de derechos
humanos supone casi equipararlas a otras menos graves, lo que no refleja fielmente las
realidades de terror vividas por muchas personas. Lo mismo ocurre con la etiqueta de
«víctimas de violencia de motivación política». Todos y todas estábamos de acuerdo con
la importancia y a la vez con la dificultad para llegar a una denominación común que
nos reconozca y que no minimice las violaciones sufridas. Pero sobre todo estábamos de
acuerdo en que las diferencias de lenguaje no deberían llevar aparejadas diferencias
sobre los derechos y el trato a las víctimas.

Reconocimiento y reparación

Hablamos del reconocimiento, de la justicia y sobre la reparación por parte de las
instituciones y de la sociedad. Existía una sensación de que todavía falta reconocimiento
de todo lo acaecido, sobre todo por parte de las instituciones y que, en otras ocasiones,
el reconocimiento moral, social e incluso económico había llegado muy tarde y sin tener
en cuenta el paso del tiempo. Los casos van desde aquellos casos más flagrantes en los
que nunca se investigó, ni hubo ningún reconocimiento ni compensación alguna por el
daño causado, viviendo incluso durante décadas en un estado de abandono y necesidad,
hasta los casos en los que, habiendo reconocimiento legal o judicial, falta que los
causantes del daño, de la muerte, la tortura o la amenaza, y quienes han apoyado dichas
prácticas o han callado, asuman su responsabilidad. Es decir, se necesita el
reconocimiento de todos los que han originado el sufrimiento, de los que han cometido
esas violaciones.

Los actos de reconocimiento a las víctimas de ETA se consideraron positivos. Pero, de
la misma manera que éstas vivieron mucho tiempo sin ningún reconocimiento, otras se
han sentido y a veces todavía se sienten excluidas y no tienen reconocimiento
institucional o social, más allá de su círculo cercano o local. Acordamos que el
reconocimiento es muy importante, porque hay una dignidad que ha sido despreciada y
una realidad que ha sido negada muchas veces. Lo esencial es que se nos considere
iguales en todos los aspectos de la gravedad de lo ocurrido y en lo concerniente a todos
aquellos derechos que fueron conculcados, ya que de lo contrario es imposible sentirse
reconocidos.

Para algunas víctimas de ETA la etapa de reconocimientos masivos ya pasó y no se trata
de insistir en las mismas acciones, porque ya se sienten reconocidas. Para otras, la
memoria local es muy importante. A veces, actos de reconocimiento hacia personas
concretas duelen a otras, porque hay muchísima gente anónima que no lo recibe. Todos
estuvimos de acuerdo en que hay que evitar la politización de esos actos, porque eso nos
ha hecho daño en lugar de ayudarnos.

Nuestro encuentro ya era un acto de mutuo reconocimiento, pero hacer algo a nivel
social para todas las víctimas se veía muy difícil y con grave riesgo de ser manipulado.

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Por otra parte, hay víctimas entre nosotros que no veían su sentido si no hay un fin de la
violencia, si hay aún amenazas o violaciones de derechos humanos y no se dan otros
cambios más profundos. Hay que tener en cuenta que nuestros encuentros se han
llevado a cabo en un contexto con violencia y fuerte polarización política, de las que
tratamos de proteger nuestra experiencia, pero que no nos eran ajenas.

Parecía difícil que se pudiera llegar a hacer actos conjuntos de víctimas de distinto
signo, sobre todo por cómo iban a ser tratados por los medios de comunicación. El
riesgo de manipulación en los medios de comunicación ha sido un miedo constante en
nuestra experiencia y eso tendría que llevar a la reflexión.

Pensamos que en algún momento podría realizarse algún acto institucional conjunto,
pero para ello se necesita también superar la desconfianza, generar un proceso y hacer
gestos creíbles que ayuden a las víctimas que no han tenido reconocimiento ni
reparación a ser consideradas como las demás, con los mismos derechos. Estaría bien
que llegara un momento en que el reconocimiento o la reivindicación de la memoria no
fuera en contra de nada sino a favor de algo. Estamos aquí porque queremos hacer una
contribución a la paz y a la convivencia. Ofrecemos nuestra experiencia y queremos que
la sociedad haga su camino.

Se habló de las indemnizaciones económicas y de cómo todo el dinero del mundo no
puede borrar lo ocurrido, pero que la ausencia de cualquier tipo de indemnización en
muchos casos transmite la trivialización de su experiencia y de su dolor, como si nada
hubiese ocurrido. Para nosotros, el esfuerzo de reconocimiento y de ayudas económicas,
asociado a leyes muy recientes, tiene el valor de la ayuda práctica, todavía muy
necesaria. Tiene también sin duda el valor simbólico de que el Estado –algunos de
cuyos funcionarios o representantes estuvieron implicados en algunos de esos hechos
violentos– ayude a aquellos a quienes en su momento no supo o no quiso ni proteger
debidamente ni atender con justicia y humanidad, una vez que el daño ya estaba hecho.

Este reconocimiento no puede ser utilizado para ganar beneficios políticos o arrojarlo
frente a otros. Mientras estamos aún en desacuerdo sobre muchas cuestiones de orden
político e ideológico, estamos todos de acuerdo en el reconocimiento de las personas
que, como nosotros, sufrieron las distintas formas de violencia. Comprobamos que, a
pesar de todo ello, podemos trabajar juntos desde una base ética de respeto a los
derechos humanos, a la vida y la integridad personal.

Una parte importante de los miembros de nuestro grupo no ha tenido ni siquiera ese
reconocimiento. Sentimos que las cosas van cambiando, poco a poco, pero que queda
mucho por hacer, mucho por recordar, por investigar hacia la verdad y por contar,
independientemente de quién fuera la víctima o quién el perpetrador. Todo lo que se
haga tiene para nosotros el sentido de que experiencias como las que hemos vivido no
vuelvan a ocurrir y reparar así algo del daño causado.

Una mirada más amplia y de respeto

Muchos de estos encuentros se dieron no sólo en las reuniones sino también en los
espacios de la vida cotidiana. El trabajo fue intenso, no sólo por lo que cada uno contó y
escuchó, sino también porque se trataba de entender, de controlar las propias palabras,
de ver juntas muchas cosas que no se quieren normalmente ver. Sentimos que

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estábamos tocando algo muy verdadero, a través del respeto por todas y cada una de las
personas y experiencias. Era como poner juntas en una sala todas las contradicciones y
vidas de nuestro país, los silencios y las fracturas. Cuando terminábamos una sesión,
necesitábamos descansar, salir, dar un paseo, fumar un cigarro, dar y recibir un abrazo.

Después seguíamos con más “temas”. Eso nos permitió compartir muchas cosas y
dejarnos tocar por la experiencia del otro. Discutíamos con la cabeza, pero se sentía algo
en otro sitio, en el corazón, algo más intenso y fuerte, que a veces se transformaba en un
abrazo y, dependiendo del tema, seguir discutiendo o entrando en conflictos, porque no
siempre estábamos de acuerdo.

Los descansos, lo cotidiano o el hablar de otras cosas ayudó a superar las tensiones, y a
la vez se han quedado muchos recuerdos de lo escuchado en esas circunstancias. No
desayunabas, comías o cenabas siempre con las mismas personas, allí donde llegabas
allí te sentabas y te encontrabas a gusto con la persona con la que compartías mesa.
Algunos de nosotros jamás habíamos imaginado pasear, tomar un café o charlar con
personas con quienes siempre habíamos supuesto que nos separaban tantas cosas.
Pensábamos que nada de esto era posible.

La vuelta a casa: miedos y posibilidades

Al final de los encuentros de cada uno de los grupos se presentó siempre la misma
interrogante: la vuelta. Retomar nuestras vidas en nuestros pueblos y con nuestra gente.
¿Es esto algo que termina aquí? ¿Es esto aplicable en la sociedad, en nuestros pueblos o
ciudades? A la vez que se valoraba enormemente la experiencia vivida, lo que cada uno
llevaba dentro, aparecían dudas, miedos y también esperanzas: miedo a que se
malinterpretase esta experiencia, a que hubiese reacciones negativas precisamente por
parte de las personas más cercanas humana o ideológicamente; miedo a que nos dijesen
que habíamos pasado al “otro bando” y nos rechazasen; unos por incrédulos, otros
porque verían una utilización política y es posible que otros quisiesen aprovecharlo
políticamente o manipularlo.

Junto con estas pequeñas dudas también algunos de nosotros hemos sentido más
facilidad para expresar cosas en el entorno cercano, para hablar cuando antes se callaba
e incluso para participar en actos públicos, algo que quizás antes habría sido mucho más
difícil. Poco a poco hemos comentado en círculos cercanos lo que habíamos hecho,
queríamos que los demás lo supieran, aún sin saber cómo iban a reaccionar. Los viajes
de vuelta eran muy diferentes a los de ida. Ésta sería una buena imagen para darla a
conocer: la ida en el aeropuerto o subiendo al autobús y el regreso, la foto de la ida y la
foto de la vuelta; el principio y el final, pero ¿qué ha pasado en medio? Muchos de
nosotros fuimos con un peso enorme y volvimos sin la carga de esa mochila. Pasado el
tiempo, como un poso, la experiencia de esos días se ha hecho más grande y nosotros
nos hemos hecho algo más fuertes.

Nuestra evaluación de los encuentros es muy positiva. Nos han ayudado a estar abiertos
al dolor de otras personas y a sus experiencias de sufrimiento, tras conocer a personas
concretas con historias compartidas. Otro hijo, otra esposa, otro hermano como yo.
También a sentir un compromiso para hacer ver a los demás, en nuestro entorno, la
experiencia que no se ve, porque nos quedamos con nuestro propio sufrimiento y con
nuestras propias ideas.

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Hablar, compartir, socializar

Durante un tiempo decidimos no hablar de lo que habíamos hecho fuera de los grupos
porque el clima político y social era negativo y estaba presente el riesgo de que nuestra
experiencia se tergiversase o manipulase. Así que todos nos comprometimos a mantener
la discreción al mismo tiempo que tratábamos de tener una actitud distinta en nuestro
propio entorno. También nos preocupaba la más que probable incomprensión de “los
nuestros”. ¿Cómo vamos a explicar a gente políticamente cercana, de mi grupo o de mi
asociación, lo que hemos hecho, que nos hemos reunido con tal o cual persona, que nos
hemos escuchado y comprendido, que hay un camino a explorar? Así que, en estos años,
hemos vivido entre ese miedo y esa esperanza.

Somos un grupo variado. Algunos de nosotros, aunque hemos sufrido personalmente la
violencia, no hemos perdido a seres queridos y eso hacía que quizás nos sintiéramos un
tanto distintos del resto, pero aun así creemos que el tener personas que han sufrido
distintos tipos de agresiones y pérdidas fue necesario y enriquecedor para todos.

La semilla

Tanto Glencree como Santa María de Mave son lugares tranquilos, un tanto remotos, en
los que el ambiente ayuda a reflexionar, en los que lo más importante era estar juntos,
aislándonos hasta cierto punto del mundo, de las noticias, de las interferencias. Ahora
los recordamos así, porque para nosotros son ya lugares especiales, sitios con contenido,
en los que vivimos muchas cosas, unidos a todo lo que pusimos y dejamos allí.

Bien por esa distancia que propició otra cercanía, bien porque nos dimos tiempo para
hablar y escuchar o porque pudimos reflexionar además de enumerar los hechos, la
experiencia fue profunda: compartir el sufrimiento, exponer y escuchar ideas
encontradas, vivir momentos de tensión y de dificultad, con semblantes serios,
distancia, recelo, respeto y grandes altibajos en la intensidad de las emociones, salvados
en el grupo y gracias a lo que hablábamos y compartíamos fuera de las reuniones. Así es
como tenía que ser. Una cosa plana, sin picos de voltaje, sin altos y bajos, no habría
tenido razón de ser, no habría funcionado.

Después de aquellos días juntos, algunos, no todos, hemos seguido en contacto porque
se han creado lazos de amistad con personas a quienes antes no conocías, pero sobre
todo porque decidimos durante estos años seguir reuniéndonos periódicamente para
trabajar juntos, explorando, escuchando, dialogando, discutiendo.

Siempre nos ha parecido importante seguir para que la semilla que sentimos dentro
germine poco a poco. Por eso escribimos juntos este relato. Ése es su valor. No sólo que
cada uno pudiese contar su historia o escuchar la del otro y reconocerla, sino que fuese
posible escribir nuestra historia de este recorrido. Y queremos compartirla con la
sociedad. Todavía existe entre nosotros un cierto miedo a la manipulación y a la
utilización política y mediática cuando todo esto se haga público, por lo que pedimos
que se trate con respeto y consideración, como una aportación modesta pero a la vez
valiosa en pro de una convivencia compartida y desde el respeto a los derechos
humanos. Sentiríamos individualmente cualquier ataque o crítica a un miembro de

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nuestro grupo por haberse reunido y hablado de la manera que lo ha hecho y eso nos
hace ser algo recelosos.

Por otra parte, en los entornos más cercanos, sobre todo familiares, esta iniciativa ha
sido bien acogida; quizás no siempre se ha expresado acuerdo pero ha sido respetada y
apoyada. Hemos tenido también sorpresas agradables: personas a las que se lo hemos
contado sin esperar quizás una reacción favorable se han alegrado al saber que se estaba
realizando esto. Para los que lo critican o rechazan, la única respuesta que se nos ocurre
es que lo vivan, que se acerquen y compartan su experiencia con alguna persona de
otros entornos, con respeto, y quizás entonces podríamos hablar desde otro lugar. Lo
importante es vivirlo y sentirlo, es otra manera de expresar y de decir las cosas, y sobre
todo de escuchar a la otra persona y su historia. Son historias que conmueven. Es un
conmoverse que genera conciencia.

Al final lo que nos queda es una buena experiencia, positiva, difícil de imaginar al
comienzo, pero posible y enriquecedora. Tenemos la sensación de que hay cada día más
gente que quiere que estas cosas ocurran, que se creen espacios colectivos que permitan
trabajar en el impacto del sufrimiento, la memoria y el reconocimiento. Tenemos que
hacer un mundo mejor para los que vienen, para que nuestros hijos y nietos vivan una
vida mejor, más alegre, diferente. Nunca hemos tratado de transmitir rencor o venganza.
No queremos que otra generación continúe con el sufrimiento o la violencia. Esto lo
tenemos que hacer nosotros, a nosotros nos toca trabajar para que eso sea posible.

Este relato de nuestra experiencia no incluye todos los matices, debates, experiencias
compartidas, desencuentros, abrazos o conflictos. Muchos temas que aún polarizan o
generan posiciones enfrentadas, sobre el perdón, la reconciliación o la impunidad son
parte de los temas pendientes también en la sociedad. Pero hemos avanzado en la
escucha, el conocimiento, el respeto, el reconocimiento de lo sufrido, de la dignidad de
las víctimas y de los derechos compartidos. Este relato es un testimonio de nuestro
proceso. El puzzle de personas y vivencias que constituye la realidad de nuestra
sociedad no está roto. Tiene muchas fracturas pero creemos, por el enorme impacto que
hemos padecido, por nuestra experiencia, que se puede recomponer con lo que cada
pueda aportar para acercar las piezas.

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GLENCREE EKIMENA: GURE ESPERIENTZIA PARTEKATUA

Jarraian kontakizun bat azalduko dugu. 2007ko abendutik hona, indarkeria politikoaren
eta jatorri desberdineko terrorismoaren biktimen artean elkartzeko eta eztabaidatzeko
esperientzia bat gauzatzen ari gara eta esperientzia horren berri eman nahi dizuegu
kontakizun honen bidez.

Nor gara?

Ezaugarri jakin batek batzen gaituen pertsona multzo bat gara: esandako ekintzek
eragindako sufrimendu bidegabe ikaragarria pairatu izanak, pertsonalki eta/edo gure
senitartekoei gertatutakoagatik, eta egoera horrek guztiak gure bizitzan eta gure familien
bizitzan izan dituen ondorioengatik.

Gure arteko batzuen senar, aita edo senideak bahitu, torturatu eta erail zituen GALek
edo antzeko beste erakunderen batek; beste zenbaiten senar, aita, semealabak edo
senideak, berriz, ETAk bahitu, torturatu eta erail zituen. Beste pertsona batzuek
jazarpen-indarkeria jasan dute eta beste hainbaten senitartekoak torturatu edo hil egin
dituzte poliziaren jardunean.

Guztiok gara giza eskubideen urraketen biktima, indarkeriak eragindako urraketen
biktima, Euskal Herrian; biktima desberdinak eta egile desberdinenak. Gure taldeak ez
du identifikatzen gaituen izenik, baina «Glencree ekimena» erabili ohi dugu, gure lehen
bileren lekuko izan zen Irlandako tokia gogoratu nahirik. Bizi genuen indarkeria giroa
eta polarizazioa zela eta, Euskaditik kanpora joatea erabaki genuen geure buruez hitz
egiten hasteko; egunerokotasunetik irtetea ahalbidetzearekin batera, behar genuen
diskrezioa eskainiko zigun testuinguru batera.

Urte hauetan guztietan, elkartrukeak egin ditugu, isiltasunean; elkarri entzuten eta
elkarrekin hitz egiten saiatu gara, gizarteak ezer jakin gabe eta bertan inolako eraginik
izan gabe. Elkartzeko eta eztabaidatzeko prozesua bizi izan dugu, prozesu zaila eta
hunkigarria, baina bakea eta indarkeriaren amaiera lortzen laguntzeko gure ekarpentxoa
egin nahi genuen, prozesu horren bitartez. Orain, esperientzia hori eta prozesu horren
kontakizuna jasota gera dadin nahi dugu.

Gure esperientziaren hastapenak

2007ko irailean, Eusko Jaurlaritzako Terrorismoaren Biktimei Laguntzeko
Zuzendaritzak denok elkartzeko proposamena egin zigun, jatorri desberdineko
indarkeriaren biktimen artean hitz egiterik ba ote zegoen eta, horretarako, zertan
oinarritu ikusteko: alde batetik, ETAren eta gisako taldeen terrorismoaren biktimak
geunden, eta, bestetik, GALen eta beste zenbait talderen terrorismoaren biktimak. Bilera
hori Irlandan egin zen, Glencree izeneko herri batean; izan ere, Ipar Irlandako gatazka
zela-eta, bakerako zentro bat sortu baitzuten bertan. Testuinguru positiboa eta urrunekoa
behar genuen, inolako publizitaterik gabeko ekimena izango baitzen, diskretua, eta
gertu-gertukoei baizik ez genion eman horren berri. Beste pertsona batzuen esperientzia
ezagutzera gindoazen, hainbat gairi buruz hitz egitera; esate baterako, biktimen

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definizioari eta eskubideei buruz eta, bereziki, elkar aitortzarako eta ordaintzarako
premia eta aukerei buruz.

Bilera profesional talde batek diseinatu eta koordinatuko zuen: Carlos Martin Beristain,
Galo Bilbao eta Julian Ibañez de Opacua. Talde Dinamizatzailea (TD) deitu izan diogu
ekipo horri prozesu osoan, nahiz eta garai hartan oraindik ez genuen inor ezagutzen.
Bagenekien, hainbat egunetan, jende desberdinarekin egongo ginela, baina ez genekien
ez zenbat bilduko ginen, ez nor izango ginen, ez bestelako xehetasunik ere. Ezin genion
ezer esan inori baina erronka hori guztiok onartu genuen, jakin bagenekielako
diskrezioa oinarri-oinarrizko baldintza zela parte-hartzaile guztion aldetik.

2007ko abenduan hasi zen Glencree esperientzia. Esperientzia positiboa izan zen eta,
ondorioz, guk geuk proposatu genuen jende gehiagorengana iritsi behar genuela, betiere
esperientzia gauzatzea ahalbidetu zuten diskrezio-baldintzei eutsita. 2008ko abenduan,
antzeko beste talde bat elkartu zen; baina kasu horretan, ETAren biktimek hartu zuten
parte, Euskal Herritik kanpokoek. Prozesu horiek amaitu eta, geroago, beste hainbat
bilera egin ostean, gure esperientzia zabaltzea eta beste biktima mota batzuk
gonbidatzea garrantzitsua zela ikusi genuen. Hala, 2011ko maiatzean, Eusko
Jaurlaritzako Giza Eskubideen Zuzendaritzaren laguntzarekin orduan ere, hirugarren
talde bat elkartu zen eta oraingoan, poliziaren jardunak eragindako mehatxatu, torturatu
eta biktimak ere etorri ziren. Palentziako Santa María de Mave herrian bildu ginen
zenbait egunetan. Esperientzia horien ostean, hiru taldeek bilera bat egin genuen
elkarrekin eta guztiok batera lan egin nahi genuela erabaki genuen, proiektua aurrera
ateratzeko. Une garrantzitsua izan zen hura. Beste parte-hartzaile asko ezagutu genituen
han: batzuk gure herrikoak ziren, beste batzuk atentatuaren albisteetatik ezagutzen
genituen, beste zenbait erabat ezezagunak zitzaizkigun, baina nor ziren eta han zergatik
zeuden jakin ahala, ez ziren jada hain ezezagun. Bilera horretan garbi geratu zen talde
moduan lan egin nahi genuela, helburu komun batzuen alde. Helburuetako bat
dokumentu bat idaztea zen; hain zuzen ere, esperientzia honen berri emango zuen
dokumentua, elkarrekin partekatutako bizipenak eta ikaskuntzak bilduko zituena, eta
guztiok geure burua bertan identifikatuta ikusiko genuena.

Dokumentu honen bitartez gure esperientzia islatu nahi genuke. Lerro hauetan hiru
esperientziak konbinatu ditugu, guztiok batzen gaituena bildu dugu, betiere, guztiok
barne hartzen gaituen neurrian, eta irakurleentzat irakurtzeko eta partekatzeko erraza
izatea espero dugu; horixe da gure nahia.

Hasierako urratsak

Biktimei Laguntzeko Zuzendaritzak (BLZ) proposamen hau egin zigunean, gehientsuok
ez genuen horrelakorik espero. Gutariko askorengana ez zen inoiz inor etorri zer moduz
ginen galdetzera, gertukoak ez baziren, eta are gutxiago guk esateko genuena eta
biktimen bizipenak entzutera, errespetuan eta elkarrizketan oinarritutako giro batean.
Askotan, duela hogei edo hogeita hamar urte gertatutako egoerak ziren; beste zenbait
kasu, ordea, gertatu berri-berriak. Gonbidapena jaso genuenean, harridura, ezustea,
ikusmina eta mesfidantza-ukitu bat ere sortu zen gutako batzuen artean.

Kasu askotan, Maixabel Lasa eta Txema Urquijorekin lehen bilera bat egin genuen, zer
nahi zuten azaltzeko. Haien asmoen berri eman ziguten eta joango ziren pertsonen
ezaugarriei buruzko zerbait ere bai, baina ez izenik, ezta bileraren bestelako xehetasunik

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ere. Horrekin soilik emozio asko piztu ziren, baita lasaitua hartu ere. Gonbidapena
onartzea erabaki genuen, egoera aldatzeko zerbait egin nahi genuelako, indarkeria
amaitzeko, elkarbizitza eta memoria berreraikitzeko zerbait egin behar zela uste
genuelako.

Baina erronka berri bati aurre egin beharko geniola ere bagenekien: gure esperientzia
partekatu beharko genuen sufrimendu bidegabea pairatu zuten pertsona batzuekin, baina
kontuan izanda, guregandik oso bestelako jarrera politiko eta ideologikoak izango
zituztela; beraz, samina, amorrua, mesfidantza eta diferentziak prozesatu beharko
genituen hainbat egunez elkarrekin egoteko eta, garrantzitsua eta ezinbestekoa iruditzen
zitzaigun lanari guztiok batera ekiteko. Senitartekoei eta gertuko jendeari ideia
komentatu genien eta babes handia eman ziguten; beti sentitu izan dugu haien babesa
lan hau egiteko garaian.

Esperientzia hasi aurretik nekez irudika genezakeen nolakoa izango zen. Jarrera onean
gindoazen guztiok, baina ez genuen elkar ezagutzen. Bestalde, eztabaida eta
ezberdintasun politikoen eta jarrera pertsonal desberdinen ondorioz, gerta zitekeen
elkarrekin ongi ez moldatzea. Gutariko zenbaitek, lehendik, «beste aldeko»
indarkeriaren biktimak ezagutu nahi genituen; haiekin egon nahi genuen, elkarrekin
eseri eta haien kontakizunak entzun. Gutako askorentzat, aukera hori pentsaezina zen.
Ez dugu ahaztu behar oso talde heterogeneoak osatzen genituela. Guztira 27 lagun bildu
gara, 16 emakume eta 11 gizonezko, guztiok Euskadin eta Nafarroan bizi eta lan egiten
dugunak, bi pertsona izan ezik, Estatuko beste erkidego batzuetan bizi baitira. Pairatu
genituen gertaera terroristak oso denbora-tarte luzean gertatu ziren: 1970. urtetik hasi
eta ia gaur egun arte, jazarpen-indarkeriaren biktimen kasuan.

Gure bileren prozesua

Hasiera ez zen erraza izan; tentsioa sumatzen zen, elkar agurtu, eta hantxe geratzen
zinen. Lehen sentsazioa zen jende erabat ezezaguna zenuela aurrean; ez zenekien nola
jokatuko zuten, ezta zer erreakzio izango zuten ere zu ezagutzean edo zure historia
entzuten zutenean. Jarrera ona bazegoen ere, egoera oso arraroa zen; beldurra eta
errespetua ere sumatzen ziren, zama astun bat eramatearen antzeko zerbait. Hastea oso
zaila egin zitzaigun guzti-guztioi. Batzuek, ordea, elkar ezagutzen zuten. Han zeuden
BLZko kideak, eta biltzeko deialdia egin zutenean haiekin harremanen bat izan
zutenentzat hasierako une haiek errazagoak izan ziren.

Zenbait izen eta aurpegi ezagunak ziren komunikabideetan atera zirelako, edo
ekitaldiren batean parte hartu zutelako edo agian herrikoak zirelako, baina, oro har, ez
genuen elkar ezagutzen. Pertsona horietako batzuekin elkartzean, errespetua sentitu
genuen, baina baita beldurra ere. Ez genekien geuk nola erreakzionatuko genuen ere.
Sufrimenduaz hitz egitea mingarria da, eta ezezagunen aurrean hitz egiteak beldurra
areagotzen du. Barru-barruko gauzak, saminak, esperientzia negatiboak, familian
izandako eraginak edo gizartearen bazterketa aipatzea ez da batere erraza. Urduritasuna
ezkutatzen saiatzen ginen, ez genekielako zer gertatuko zen, ez geure burua nola ikusiko
genuen ere.

Talde Dinamizatzaileko (TD) kideak hortxe zeuden; ia inork ez zituen ezagutzen baina
hiru lagun horiek harrera atsegina eta goxoa egin ziguten, eta hori lagungarria izan zen,
konfiantza eman zigun; batzuk eta besteak aurkeztu gintuzten eta babes sentsazioa eman

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ziguten. Bidaietan giroa apur bat lasaitu zen. Bidaiatzean ondoan dugunarekin hitz
egiteko joera izaten dugunez, arian-arian elkar ezagutzen hasi ginen, gainerakoei
begiratu eta nortzuk ote ziren asmatu nahian ibili ginen; ez genekien zer aurkituko
genuen eta horri buruz pentsatzean beldur izan ginen. Lehenengo inpresioa garrantzitsua
da eta bidaian apurka-apurka lasaitu egin ginen, jendeak atsegina zirudien eta pixkanaka
irekitzen hasi ginen. Bidaia bera egunerokotasunarekin apurtzea izan zen, baita
esperientzia komun baten hasiera ere.

Helmugara iritsi, ostatu hartu eta hurrengo egunean talde-bilerak hasi ziren. Beste ezer
baino lehen geure burua aurkeztu genuen eta atentatuen, mehatxuen, torturen edo
bestelako indarkeria moten ondorioz gure senitartekoei edo geuri gertatutakoa azaldu
genuen. Erreparo handiko unea izan zen, zeure barrualdea ireki eta barru-barruko
NANa, sufrimenduarena, erakustearen pareko. Nekeza izan zen, urduri geunden;
zenbaiten kasuan lehen aldia zen horretaz mintzo zirela eta guztiontzat oso zaila izan
zen hain barruan gordetako hori, hainbeste samin eragin duen hori kanporatzea.
Hasteko, gure esperientziak partekatu genituen: atentatuak, atxiloketak, mehatxuak…
Azken batean, sufrimendua baitzen guztiok batzen gintuena.

Hitz egin eta entzun: samina, errespetua eta enpatia

Prozesu zaila da hori. Zure minaz hitz egitea eta besteena entzutea. Konparaziorik egin
gabe; errespetuz. Indarkeriaren inpaktuari buruz hitz egitean sortzen diren gatazkak eta
guzti. Esaldi oso gogorrak entzun ziren, eta une oso latzak bizi izan genituen. Dena
bertan behera utzi eta alde egiteko gogoa ere izan zuen hainbatek. Hitz egitea bezain
gogorra izan zen entzutea ere; gogorra, oso gogorra izan zen, eta barru-barrura iritsi
zitzaigun, zeren entzuten genuena barruan genuenarekin nahasten baitzen eta, nola edo
hala, ez zuen alde handirik gurearekin. Hori guztia entzun ostean, pentsatzen hasi eta
zeure buruari zera esaten diozu: zuek ere hori bizi izan duzue? Eta une horretan denok
berdinak ginela sentitzen hasi ginen. Beste aldeko historia entzunda, saminaren eta
sufrimenduaren sentsazioa jaso genuen. Gu bezalako jendeak kontatutako historiak
ziren eta ongi ezagutzen genuen kontatzen zuten hori, geuk ere pertsonalki bizi izan
genuelako. Eta hori barru-barrura iristen da: bestearen larrutan jartzen zara.
Sufrimenduari aurpegia jartzen diozu, ez da albiste hutsa eta zenbat eta aniztasun
handiagoa izan, besteenganako hurbiltasuna orduan eta handiagoa da. Ezberdintasun
politikoak alde batera utzi eta pertsonengana hurbiltzen zinen, haien oinazearekin bat
egiten zenuen, gauza asko dituzulako komunean, konnotazioak konnotazio. Hain
agerikoak diren gauzak ez onartzea oso bidegabea da, eta horretaz konturatzea oso
tristea ere bada.

Zenbait kasutan eta, batik bat, komunikabideen bitartez, gertatutakoaren berri izan
bagenuen, baina beste hainbat kasutan historia erabat ezezagunak ziren guretzat.
Historia jakin batzuk lehen aldiz entzuten dituzunean ezjakintasun handia dagoela
konturatzen zara eta, bereziki, aspaldiko kasuetan; eta jende horren guztiaren
bakardadearekin eta abandonuarekin konektatzen duzu. Zeren «aspaldikoa» izanagatik
ere, indarkeria horren ondorioak gaur arte iristen baitira.

Bakoitzak bere esperientziatik hitz egiten zuen. Hasieran, bestea zein «aldetan» dagoen
bagenekiela pentsatuta kokatzen genuen geure burua edo, hobeto esanda, bestea, ustez,
«beste aldean» dagoela pentsatuta. Hala ere, kontzeptu horiek geure artean ulertzeko
erabiltzen genituen arren, hasiera-hasieratik konturatzen hasi ginen elkar ulertzen hasiak

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ginela, guztiok alde berean geundelako. Batzuen eta besteen estereotipoez jabetzen hasi
ginen. ETAren terrorismoaren biktimek babes eta laguntza handia zutela uste genuenok
zera ikusi ahal izan genuen, utzikeria handia pairatu behar izan dutela eta zenbait
kasutan erabiliak ere izan direla, asmo politikoekin. Alde batean sufrimendua eta ikara
baino ez zeudela uste genuenok zera ikusi ahal izan genuen, beste pertsona batzuk ere
biktima izan direla hein berean eta ez dutela errekonozimendurik izan. Eta prozesu
horren guztiaren ondorioz, eraildako guardia zibil baten edo eraildako militar baten
seme-alabek eraildako militante abertzaleen seme-alabekin bihotzez hitz egin zuten.

Geure esperientziak partekatuta, bestearengana hurbiltzeko saiakerak ikus zitezkeen,
bileretan bertan edo atsedenaldietan. Baina dena ez zen izan entzutea eta sentitzea; ikamikak
ere izan ziren. Hitz mingarriak. Edo eztabaida ideologikoak; zeren gauza askotan
ez baikentozen bat.

Batzuek barrenak hustu genituen negarrez, arrazoirik izan gabe; beste batzuek
barkamena eskatu genuen bileran esandako zenbait gauzarengatik. Eta horixe da
garrantzitsuena. Hasierako aurkezpenak biziki garrantzitsuak izan ziren, giro atseginean
egin ziren kontakizunak oso krudelak ziren arren; baina izotzaldia urtzeko balio izan
zuten eta nabaria zen gero hobeto geundela.

Hizkuntza komunaren bidean

Esperientzia pertsonaletatik abiatuta elkar ezagutzen hasteko prozesuaren ondoren,
hainbat kontzepturi buruz hitz egin genuen; besteak beste, biktima kontzeptuari eta
terrorismoaren biktima kontzeptuari buruz. Hori izan zen abiapuntua, eztabaida hori
aspaldian gertatzen ari baita gizartean eta erakundeetan. Terrorismoaren biktima
izendapenaren bitartez batzuk identifikatzen ziren baina ez beste batzuk. Biktima hitza
bera ere ez genuen gustuko eta luzaroan aritu ginen horretaz. Ez genuen hitz egokia
topatzen baina, hala ere, biktima hitza erabiltzen jarraitu genuen bai batzuk bai besteak
aipatzeko; eta kontakizun honetan ere hitz hori erabili dugu.

Zenbaiten kasuan, ETAren biktimak zuzenean ezagutzea ezusteko galanta izan zen, uste
baitzuten ETAren biktima izate hutsagatik gertatutakoa gainditzen laguntzeko
erakundeen babesa eta kalte-ordainak jasotzen zituztela; eta konturatu ziren pertsona
horiek ere asko borrokatu behar izan zutela, arazoak izan dituztela eta babesa ere
eskasa, baina jendeak ez daki hori. Nabarmendu zenez, kasu askotan, prentsan ateratzen
diren ETAren biktimen errealitatea ez dator bat beste batzuek egunerokotasunean modu
anonimoan bizi dutenarekin. Beste zenbait kasutan, torturaren edo GALen biktima baten
esperientzia ezagutzea ohiko moduan onartzen ez diren gauzak edo oso urrundik ikusten
direnak aintzat hartzea izan zen. Azken batean, sufrimendua berdina dela ikusi genuen,
eraildakoen lanbidea gorabehera, baita partekatzen genuenari eman behar zaiola
garrantzia ere, ez bereizten gaituenari.

Hizkuntza komuna bilatzen saiatu ginen. Behin, terrorismoaren biktimaren definizio bat
eman ziguten eta zenbaiten ustez definizio horrek kortse baten moduan estutzen gintuen.
Hala ere, puntu komun asko topatu genituen, batzuk eta besteak ere biltzen gintuzten
puntu komunak. Beste behin, abiapuntua ez zen definizio bat izan eta gure esperientziak
askoz puntu gehiagotan ere berdinak direla ikusi genuen. Batzuetan definizioek ez
gaituzte hurbiltzen eta beste hizkuntza bat bilatu behar izaten dugu gure
esperientziarako. Guretzat baliagarria izango den hizkuntza, guztiok biltzen gaituena.

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Ariketa hori oso garrantzitsua izan zen baina ezin izan genuen kontzeptu bakarra adostu.
Konturatu ginen kontzeptuak ez direla garrantzitsuak; bai, ordea, gure esperientziak
islatzen duena. Anbibalentzia eta zailtasuna ere ikasbide dira; beraz, honako hau onartu
behar dugu: gauza jakin batzuetan prozesua mantsoagoa dela eta hitzak anbiguoak eta
mugatuak direla errealitatea adierazteko garaian.

«Giza eskubideen urraketaren biktima» kontzeptuari buruz gure iritzia ere eman genuen.
Gu guztiok biltzen gaitu horrek; giza eskubideen urraketen biktima gara guztiok eta hori
partekatzen dugu. Dena dela, gai horri buruz jardun genuenean zehaztapenak eta
eztabaidak izan genituen, ideologikoak batzuetan eta hizkuntzaren formaren garrantziari
buruzkoak besteetan. Zenbaiten ustez, izendapen horrekin, gertatutakoa hein batean
minimizatu egiten da, bereziki, «terrorismoaren biktima» izendapenarekin alderatuz
gero; izan ere, une jakin batzuetan zigorgabetasuna eta ahanztura izan ziren nagusi eta
egoera oso latzak bizi izan zituzten, eta orain horri giza eskubideen urraketa deitzea
urraketa ez hain larriekin parekatzea bezala izan daiteke. Jende askok bizi izandako
terrore-errealitateak ez ditu behar beste biltzen. Eta beste horrenbeste gertatzen da
«motibazio politikoko indarkeriaren biktimak» etiketarekin ere. Denak ados geunden
garrantzitsua bezain zaila dela gu guztiok bilduko gaituen izendapen komuna bilatzea,
betiere jasandako urraketak minimizatu gabe. Baina, bereziki, honako honetan geunden
ados: hizkuntza-arloko ezberdintasunek biktimen eskubideetan eta biktimei emandako
tratuetan ezberdintasunik ez dutela ekarri behar.

Errekonozimendua eta kalte-ordaina

Errekonozimenduaren, justiziaren eta kalte-ordainaren gaiei buruz hitz egin genuen,
betiere erakundeen eta gizartearen aldetik. Jazotako guztiaren errekonozimendua falta
zen sentsazioa genuen, batez ere, erakundeen aldetik eta, beste zenbait kasutan,
errekonozimendu moral, sozial eta baita ekonomiko hori ere berandu, oso berandu iritsi
zela, igarotako denbora kontuan izan gabe. Kasu batzuk ez ziren inoiz ikertu, ez zuten
inolako errekonozimendurik izan, ezta kalte-ordainik jaso ere, eta utzikeria eta beharra
nagusi izan diren linbo batean bizi izan dira urte askotan, baita hamarkada askotan ere;
beste kasu batzuetan legezko errekonozimendua edo errekonozimendu judiziala izan
duten arren, kaltea, heriotza, tortura edo mehatxua egin dutenek eta praktika horiei
babesa eman dietenek edo horren aurrean ezer esan ez dutenek dagokien erantzukizuna
onartzea falta da. Alegia, sufrimendua eragin duten guztien errekonozimendua behar da,
urraketa horiek egin dituzten pertsona guztiena.

ETAren biktimen errekonozimendu-egintzak positibotzat hartu ziren. Baina, biktima
horiek inolako errekonozimendurik gabe luzaro egon ziren hein berean, beste batzuk
baztertuta sentitu dute beren burua eta, batzuetan, oraindik ere hala sentitzen dute, eta ez
dute errekonozimendurik jaso ez erakundeen, ez gizartearen aldetik, beren gertugertukoak
kenduta. Errekonozimendua oso garrantzitsua dela adostu genuen denok,
duintasun jakin bat gaitzetsia izan delako eta errealitate jakin bat ukatua izan delako
askotan. Funtsezkoena zera da, gu guztiok berdintzat hartzea, bai gertatutakoaren
larritasunaren alderdi guztietan, bai urratutako eskubide guztiei dagokienez; izan ere,
bestela, ezinezkoa da errekonozimendua jaso duzula sentitzea.

ETAren zenbait biktimaren ustez, errekonozimendu masiboen etapa gaindituta dago eta
kontua ez da ekintza berdinak behin eta berriz errepikatzea; jada errekonozimendua jaso
dutela sentitzen dute. Beste hainbaten ustez, tokiko memoria oso garrantzitsua da.

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Batzuetan, pertsona jakin batekiko errekonozimendu-egintzaren bat dagoenean, horrek
beste pertsona batzuk mintzen ditu, jende anonimo askok ez duelako horrelako
egintzarik izan. Egintza horien erabilera politikoa saihestu behar dela erabaki genuen
guztiok, zeren lagundu beharrean, kalte egin baitigu horrek.

Gure bilera elkarrekiko errekonozimendu-egintzatzat har zitekeen, baina gizarte osoari
begira, biktima guztientzat zerbait egitea oso zaila eta manipulatzeko arrisku handikoa
zela uste genuen. Bestalde, gure arteko zenbait biktimak ez zion zentzurik hartzen
indarkeria amaitzen ez bada, giza eskubideak urratzen edo mehatxuak jasotzen
jarraitzen bada, eta aldaketa sakonagoak egiten ez badira. Gure bilerak izan zirenean,
indarkeria-giroa eta polarizazio politikoa oso handiak ziren oraindik eta gure
esperientzia giro horretatik babestu nahi izan genuen, baina ezin genuen ezikusiarena
egin.

Askotariko biktimen egintza bateratuak egitea oso zaila zela iruditzen zitzaigun,
bereziki, komunikabideetan emango zioten tratamenduagatik. Komunikabideetako
manipulazioaren arriskua beldur iraunkorra izan da gure esperientzian, eta horrek zer
pentsatua eman beharko luke.

Gure ustez, erakundeen egintza bateraturen bat egin ahal izango da noizbait, baina
horretarako mesfidantza ere gainditu behar da, prozesu bat abiarazi eta keinu
sinesgarriak egin, errekonozimendurik eta kalte-ordainik izan ez duten biktimei besteen
pareko direla eta eskubide berdinak dituztela sentiarazten laguntzeko.
Errekonozimendua edo memoriaren aldarrikapena ezeren kontra baino gehiago,
zerbaiten alde izatea lortu beharko genuke. Bakea eta elkarbizitza lortzen lagundu nahi
dugulako gaude hemen. Guk geure aldetik borondatea jarriko dugu eta gizarteak bere
bidea egin dezan nahi dugu.

Kalte-ordain ekonomikoen gainean ere hitz egin genuen; gure ustez munduko diru
guztiak ere ezin izango luke gertatutakoa ezabatu, baina inolako kalte-ordainik ez
izatea, kasu askotan, bizi izandako esperientzia eta samina minimizatzetzat har daiteke,
ezer gertatu izan ez balitz bezala. Gure ustez, errekonozimendua eta laguntza
ekonomikoak emateko ahaleginak (lege berriekin loturik dago) laguntza praktikoaren
balioa du eta oraindik behar-beharrezkoa da. Estatuak laguntza emateak balio sinbolikoa
ere badu, eta are gehiago Estatuaren zenbait funtzionario edo ordezkari indarkeriazko
gertakarietan inplikatuta egon zirela kontuan izanik. Izan ere, bere garaian, Estatuak ez
baitzuen jakin pertsona horiek behar bezala babesten, edo ez zuen nahi izan, eta kaltea
egin ostean ere ez baitzuen jakin pertsona horiek justiziaz eta gizatasunez artatzen, edo
ez zuen nahi izan. Errekonozimendu hori ez da erabili behar posizio politikoak
irabazteko edo besteren aurkako arma gisa. Gai politiko eta ideologiko askori buruz ez
gara ados jarri oraindik, baina, gu bezala, indarkeria motaren bat jasan duten pertsonen
errekonozimenduari dagokionez, guztiok ados gaude. Eta hala ere elkarrekin lan egin
dezakegula egiaztatu dugu, betiere giza eskubideak, bizitzak eta integritate pertsonala
errespetatzeko oinarri etikoa abiapuntu hartuta.

Gure taldeko jende askok ez du errekonozimendu hori ere izan. Arian-arian, gauzak
aldatzen ari direla sumatzen dugu baina oraindik asko dago egiteko, asko dago
gogoratzeko, asko ikertzeko egia bilatzearren, asko kontatzeko, biktima edo kalte-egilea
nor den gorabehera. Egiten den guztiak zentzu bat izan behar du guretzat; hain zuzen

23

ere, guztiok bizi izan ditugun esperientziarik berriz ere ez gertatzeko zentzua, egindako
kaltearen zati bat konpontzeko.

Begiratu zabalagoa, errespetuzkoa

Topaketa hauetako asko bileretan ez ezik, eguneroko bizitzako espazioetan ere izan
ziren. Lan handia izan zen, bai bakoitzak kontatu eta entzun zuenagatik, bai bakoitzaren
hitzetan ulertu, kontrolatu nahi zen horregatik, ikusi nahi izaten ez ditugun gauza asko
bat-batean batera ikusteagatik. Benetan egiazko zerbaitetara iristen ari ginela sentitzen
genuen, pertsona eta esperientzia guzti-guztiak errespetatuta. Gure herriko kontraesan
eta bizitza guztiak, isiltasunak eta haustura guztiak gela berean biltzea bezala zen. Saio
bat amaitzen zenean, atsedena behar izaten genuen, ateratzea, paseotxo bat ematea,
zigarro bat erretzea, besarkada bat jasotzea. Eta gero hurrengo «gaiekin» jarraitzen
genuen. Horri esker, geure buruari buruzko gauza asko partekatu genituen eta bestearen
esperientziak hunkidura ere eragin zigun. Eztabaidak zentzuzkoak ziren, buruarekin
egiten genituen, baina beste nonbait beste zerbait sentitzen genuen, erraietan, zerbait
biziagoa eta sendoagoa, eta batzuetan besarkada bihur zitekeen edo, gaiaren arabera,
eztabaidatzen jarrai genezakeen, beti ez ginelako ados jartzen.

Atsedenaldiak, egunerokotasuna partekatzea edo beste gai batzuetaz hitz egitea
lagungarria zen tentsioa gainditzeko eta, aldi berean, han entzundakoaren oroitzapen
asko geratu zaizkigu. Bazkaldu, afaldu eta gosaldu egiten genuen, baina ez beti jende
berarekin; iritsi ahala esertzen ginen eta gustura egoten ginen ondoan genuenarekin.
Gutariko zenbaitek ez zuen pentsatu ere egingo pertsona jakin batzuekin bakarka
paseatzen, kafea hartzen edo hizketan egongo zirenik sekula, gauza gehiegik bereizten
zituztelakoan baitzeuden. Horrelakorik gertatzea ezinezkoa zela pentsatzen genuen.

Etxera itzultzea: beldurrak eta aukerak

Talde bakoitzaren bileren amaieran, galdera bera ateratzen zen beti: itzulera. Berriro ere
gure bizitzara itzultzea, gure jendearekin. Hau guztia hemen bukatuko al da? Egin
dugun hau gizartean, gure herri edo hirietan egin al daiteke? Bizi izandako esperientzia
biziki positibotzat jotzen genuen baina, horrekin batera, zalantzak eta beldurrak agertzen
ziren, baita itxaropenak ere: jendeak esperientzia hau gaizki interpretatzeko beldurra eta
erreakzio txarrak jasotzekoa, gizaki gisa eta ideologikoki gertuen ditugun
pertsonengandik hain justu; «beste aldera» igaro garela iritzi eta arbuiatuko gaituzten
beldurra; batzuek sinesgaitzak direlako, beste batzuek erabilera politikoa dagoela
esango dutelako, eta beste batzuek politikoki erabili nahi izango dutelako edo
manipulatu nahi izango dutelako.

Zalantza txiki horiekin batera, gutariko zenbaitek ingurune hurbilean gauzak
adierazteko erraztasun handiagoa lortu dugu, lehen isildu egiten genituen gauzak hitz
egiteko erraztasuna eta ekitaldi publikoetan parte hartzeko erraztasuna; eta hori guztia
askoz ere zailagoa izango zen lehenago. Apurka-apurka, han egindakoaren berri eman
diegu ingurukoei; gainerakoek ere jakitea nahi genuen, nahiz eta ez jakin zer gertatuko
zen. Itzulerako bidaiak ez zuen inolako zerikusirik izan lehenengo bidaiarekin. Hona
hemen zabaltzeko irudi egoki bat: aireportura joateko bidaia, edo autobusera igotzen ari
ginenekoa, eta itzulerakoa: bi argazkiak erakustea, hasiera eta amaiera ematea, baina,
zer gertatu da tartean? Gutariko asko zama astun batekin joan ginen eta itzuleran
motxila hori atzean utzi genuela iruditzen zitzaigun. Denbora joan, denbora etorri,

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arrasto bat bezala, egun haietako esperientzia handitu eta handitu ari da, eta gu, aldiz,
indartsuago bihurtu gara.

Bilerak ebaluatzeko garaian, oso positiboak izan zirela esan behar dugu. Beste pertsona
batzuen saminetara eta sufrimendu-esperientzietara irekitzen lagundu digu, gure
historien antzeko bizipenak dituzten pertsona konkretuak ikusita. Ni bezalako beste
seme bat, beste emazte bat, beste neba bat. Gure ingurunearekiko konpromiso bat ere
izan da; urrun nahi dugun esperientzia, geure sufrimenduarekin edo ideiekin itsututa
gaudelako ikusten ez duguna, besteei ikusaraztea.

Hitz egin, partekatu, sozializatu

Hasieran, eta aldi baterako, gure esperientzia isilpean izatea erabaki genuen, giro
politikoa eta gizarteko giroa negatiboa zelako eta bizi izandako esperientzia hori
manipulatu edo desitxuratzeko arriskua beti hor zegoelako. Beraz, diskrezioz jokatzeko
konpromisoa hartu genuen eta, aldi berean, gure ingurunean bertan beste jarrera bat
izaten saiatzen ginen. «Guretarrek» ez ulertzea ere kezka-iturri handia izaten zen. Nola
azalduko diot politika aldetik gertuko dudan gure taldeko edo gure elkarteko jendeari
zer egin dugun? Pertsona honekin edo beste horrekin batera egon naizela eta entzuteaz
gain, ulertu ere egin nautela? Nola azaldu bide berria irekitzera goazela? Beraz, azken
urte hauetan, beldur horrekin eta itxaropen horrekin bizi izan gara.

Askotariko taldea gara, gutariko zenbaitek indarkeria guk geuk jasan dugun arren, ez
dugu maite dugun inor galdu, eta agian gainerakoen ondoan arraro samar ikusten
genuen geure burua, baina hala ere, mota askotako erasoak eta galerak jasan dituzten
pertsonak izatea ezinbestekoa zela uste dugu, baita aberasgarria ere, guztiontzat.

Gure esperientziaren hazia

Bai Glencree bai Santa María de Mave herri lasaiak dira, isolatuak eta hango giroak
hausnarketa egitera bultzatzen du, mundutik at dauden tokiak dira; han geundela,
garrantzitsuena elkarrekin egotea zen, mundutik, albisteetatik eta interferentzietatik
isolatuta, hein batean. Orain horrela gogoratzen ditugu egun haiek, guretzat toki
bereziak direlako orain, edukia duten tokiak, gauza asko bizi izan genituen tokiak; eta
gauza asko utzi eta jarri genituen han. Dela hurbiltasuna sustatu zuen distantzia
horregatik, dela hitz egiteko, entzuteko eta pentsatzeko astia hartu genuelako, dela,
gertakariak zerrendatzeaz gain, hausnarketa egiteko aukera izan genuelako, esperientzia
oso sakona izan zen: sufrimendua partekatzea, kontrako ideiak aurkeztea eta entzutea,
tentsio eta zailtasun handiko uneak, aurpegi serioak, distantzia, mesfidantza, errespetua
eta gorabehera handiak emozioen intentsitatean… hori guztia taldean gainditu genuen
eta taldetik kanpo hitz egin eta partekatzen genuen guztiari esker. Eta halaxe izan behar
zuen. Ez bazen gorabeherarik izan, tentsio-tontorrik gabeko gertaera laua izan balitz, ez
zukeen zentzurik izango, ez zukeen funtzionatuko inola ere.

Egun haiek elkarrekin igaro ostean, gutariko zenbaitek (ez denek) harremanetan jarraitu
dugu, zeren lehen ezertaz ezagutzen ez zenituen pertsona horiek lagun bihurtu baitira
baina, batez ere, aldizka biltzea erabaki genuelako, elkarrekin lanean jarraitzeko, bidea
egiten, entzuten, hitz egiten, eztabaidatzen.

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Beti iruditu izan zaigu garrantzitsua dela hasitako horri eustea, barruan dugun hazia
pixkanaka-pixkanaka garatzeko. Eta horrexegatik, hain justu, idatzi genuen kontakizun
hau elkarrekin. Horixe du bere balioa. Ez bakoitzak bere historia kontatu, besterena
entzun eta onartzea soilik, baizik eta ibilbide honen historia bat osatzea, guztion
historia. Eta gizartearekin partekatu nahi dugun historia. Oraindik ere manipulazioaren
beldurra hortxe dugu, hau guztia jendeari ezagutarazten zaionean erabilera politikoa eta
mediatikoa egingo dioten beldur; beraz, gauza bakarra eskatzen dugu: errespetua eta
begirunea izatea; guk ekarpen xumea egin nahi izan dugu, xumea baina balio handikoa,
partekatutako elkarbizitzaren alde eta giza eskubideen errespetutik abiatuta. Gure
taldeko kideren batek eraso edo kritikaren bat jasotzen badu gurekin bildu delako eta
hitz egin duen moduan hitz egin duelako, talde osoaren aurkako eraso edo kritikatzat
hartuko genuke eta horregatik mesfidati ere bagaude.

Bestalde, egia esan, ingurune hurbilenean eta, bereziki, familia giroan, ekimen honek
harrera oso ona izan du; agian denak ez dira beti ados egon, baina errespetua eta babesa
eman digute. Ezusteko atseginak ere izan ditugu: pertsonaren bati honen berri eman eta
erreakzio positiborik espero ez bagenuen ere, horrelako zerbait gertatzen ari zela jakin
duenean asko poztu da. Gure esperientzia kritikatu edo gaitzesten duten horiei, erantzun
bakarra emango diegu: beraiek ere bizi dezatela horrelako zerbait, beste giro bateko
pertsonaren batengana hurbildu eta harekin zerbait parteka dezatela, errespetuz, eta
orduan, agian, beste ikuspuntu batetik hitz egin ahal izango dute. Garrantzitsuena
bizitzea eta sentitzea da; gauzak adierazteko eta esateko beste modu bat da eta, batez
ere, beste pertsona bat eta bere historia entzutekoa. Historia horiek oso hunkigarriak
dira, entzunez gero. Eta hunkidura horrek kontzientzia eragiten du.

Azkenean, esperientzia polita geratu zaigu, positiboa, hasieran pentsaezina zena, baina
bukaeran egingarria eta aberasgarria. Gure ustez, gero eta jende gehiagok behar du
horrelako gauzak gertatzea, espazio kolektiboa sortzea sufrimenduaren inpaktua,
memoria eta errekonozimendua lantzeko. Mundu hobea eraiki behar dugu gure
ondorengoentzat; gure seme-alabek eta bilobek bizimodu hobea izan dezaten, alaiagoa,
ezberdina. Gure asmoa ez da izan ezinikusia edo mendekua transmititzea, ezta hurrik
eman ere. Ez dugu nahi beste belaunaldi batek sufrimenduarekin edo indarkeriarekin
bizitzen jarraitzea. Hau guk egin behar dugu, guri dagokigu lan egitea hori lortzeko.

Gure esperientziaren kontakizun honetan ez ditugu bildu xehetasun guztiak, eztabaidak,
partekatutako esperientziak, desadostasunak, besarkadak edo gatazka guztiak. Oraindik
ere polarizazioa edo jarrera kontrajarriak eragiten dituzten gaiak, hau da, barkamena,
adiskidetzea edo zigorgabetasuna, gizartean ere landu behar diren gaiak dira. Baina
aurrera egin dugu; aurrera partekatutako eskubideak, biktimen duintasuna eta jasandako
guztia entzuten, ezagutzen, errespetatzen eta onartzen. Kontakizun hau prozesu horren
lekuko da. Gure gizartearen errealitatea osatzen duten pertsonen eta bizipenen puzzlea
ez dago desegina; arraila handiak ditu baina, gure ustez, eta pairatu dugun inpaktu
izugarritik abiatuta bizi izan dugunez, puzzlea osatzeko gai izango gara bakoitzak
egindako ekarpenekin, betiere piezak behar adina gerturatzen badira.

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LISTADO DE FIRMANTES DE LA INICIATIVA «GLENCREE»

AGUIRIANO, IÑAKI: hijo de Victoriano Aguiriano y María Ángeles Barandiarán,
muertos tras ser tiroteados el 16 de octubre de 1982 en un control de la Policía Nacional
en Vitoria.

ARRESE, JAIME: hijo de Jaime Arrese Arizmendiarreta, dirigente de la UCD de
Guipúzcoa, asesinado por los Comandos Autónomos Anticapitalistas en Elgoibar el 23
de octubre de 1980.

BROUARD, EDURNE: hija de Santiago Brouard, médico de Bilbao, dirigente de Herri
Batasuna, asesinado por los GAL en su consulta el 20 de noviembre de 1984.

CUADRADO, TRINI: viuda de Miguel Arbelaiz, militante de HB, asesinado por el BVE
en Hernani el 7 de setiembre de 1980.

ELOLA, PATXI: Concejal del PSE de Zarautz, víctima de numerosos ataques contra su
negocio y objeto de amenazas personales (dianas, pintadas….) en su pueblo.

GALDEANO, CARMEN: hija de Xabier Galdeano, delegado del periódico Egin, asesinado
por los GAL en San Juan de Luz el 30 de marzo de 1985.

GARRIDO, FERNANDO: hijo de Rafael Garrido Gil, Gobernador Militar de Guipúzcoa,
asesinado por ETA en San Sebastián el 25 de octubre de 1986. En el mismo atentado
mueren, asimismo, su madre Daniela Velasco y su hermano pequeño Daniel.

GONZÁLEZ, MARIBEL: viuda de Alberto Soliño, asesinado en Eibar el 12 de junio de
1976 por un guardia civil a la salida del certamen de canción vasca que se celebraba en
el Jai Alai.

GONZÁLEZ, SENEN: hijo de Manuel González Vilorio, secretario del Ayuntamiento de
Ispaster, asesinado por ETA en ese mismo pueblo el 18 de junio de 1984.

GURIDI, AMAIA: viuda de Santiago Oleaga Elejabarrieta, Director Financiero de El
Diario Vasco, asesinado por ETA en San Sebastián el 24 de mayo de 2001.

HERNÁNDEZ, Mª CARMEN: Viuda de Jesús Mª Pedrosa, concejal del PP en Durango,
asesinado por ETA en la misma localidad el 4 de junio de 2000.

ILLARRAMENDI, CARMEN: viuda de Jesús Mari Ijurko, miembro activo de HB y
Gestoras, herido muy grave en atentado perpetrado por el BVE en Rentería el 28 de
marzo de 1980. Carmen también resulta herida en el mismo atentado.

LASA, ARANTXA: hermana de Josean Lasa Arostegi, secuestrado, torturado y asesinado
y cuyos restos mortales son encontrados en Alicante en 1985, aunque no serán

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identificados hasta 1995. Fueron condenados los miembros de la Guardia Civil
Rodríguez Galindo, Dorado Villalobos y Bayo Leal.

LASA, AXUN: hermana de Josean Lasa Arostegi, secuestrado, torturado y asesinado y
cuyos restos mortales son encontrados en Alicante en 1985, aunque no serán
identificados hasta 1995. Fueron condenados los miembros de la Guardia Civil
Rodríguez Galindo, Dorado Villalobos y Bayo Leal.

MERQUELANZ, ANA: hija de Martín Merquelanz, taxista de Irún, asesinado por el BVE
en Oiartzun el 24 de mayo de 1978.

MOTA, JORGE: hermano de Ángel Mota Iglesias, funcionario de prisiones, asesinado
por ETA en San Sebastián el 13 de marzo de 1990.

OLANO, JOKIN: herido por torturas infligidas por la Guardia Civil el 30 de julio de
1983.

PAREDES, MIKEL: hermano de Juan Paredes Manot «Txiki», fusilado por el régimen
franquista el 27 de septiembre de 1975.

PÉREZ JAUREGUI, JORGE: hermano de Roberto Pérez Jaúregui, asesinado en Eibar el 8
de diciembre de 1970 cuando participaba en una manifestación contra el proceso de
Burgos.

REGAÑO, LEONOR: viuda de Manuel Jodar, artificiero de la Policía Nacional, asesinado
por ETA en Bilbao el 24 de mayo de 1989.

SANTAMARÍA, SANTOS: padre de Santos Santamaría, mosso d´escuadra asesinado por
ETA en Rosas el 17 de marzo de 2001.

SARDUY, MILAGROS: viuda de Jesús María Etxebeste, agente de aduanas de Irún,
asesinado por ETA en la misma localidad el 28 de agosto de 1980.

SUSAETA, BEATRIZ: viuda de Tomás Alba, concejal de HB en San Sebastián, asesinado
por el BVE en Astigarraga el 28 de septiembre de 1979.

VERA, MARILÓ: hija de Jerónimo Vera García, miembro de la Guardia Civil, asesinado
por ETA en Pasajes el 29 de octubre de 1974.

ZABALZA, LURDES: hermana de Mikel Zabalza, apareció muerto en el río Bidasoa tras
haber sido detenido por la Guardia Civil. Según todos los indicios, murió tras sufrir
torturas el 26 de noviembre de 1985.

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INTEGRANTES DEL EQUIPO DINAMIZADOR DE LA INICIATIVA

BILBAO ALBERDI, GALO
IBAÑEZ DE OPACUA ANDUEZA, JULIÁN
MARTÍN BERISTAIN, CARLOS

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2012-06-17
Maiatzaren 22an Eusko Legebiltzarrean erroldatu zen sona handiko lege-proposamen berria: Oroimen, Elkarbizitza eta Giza Eskubideen Institutua sortzekoa hain zuzen ere. Sona handiko proposamena: bai horixe. Zer eta oroimena, elkarbizitza eta giza eskubideen inguruko politikak bultzatzeko Institutu ofizial eta publiko bat sortzea, non eta indarkeria politikoa lagun izan dugun gure herrian, ez da edozein ekimena.

Lehenengo galdera bada, ordea, halako instituturik behar al dugu? Norbaitek esan lezake jadanik Arartekoak bai Euskadin bai Nafarroan bai Iparraldean baditugula. Ombudsman izaera erakundeok dagoeneko giza eskubideen politikak kontrolatzen dituzte eta, batez ere, hiritarrok ditugun kexa indibidualak kudeatzen dituzte. Alegia, Administrazioen kontrolaz arduratzen dira. Oroimen Institutuak, ordea, ez du helburu nagusi hori: ez da horrenbeste kontrolerako tresna bat izango, gobernuko dinamizatzaile bat baizik. Esan dezagun Institutuak giza eskubideen politikak hobeto, indar gehiagoz, modu artikulatuago eta sistematikoago egiteko sortua dela. Bere ikuspegia ez da, Arartekoarekin alderatuta, «kanpoko kontrola», baizik eta «barneko elikatzailea». Hortaz, holako institutuak, badu zentzua.

Areago: institutua funtsezkoa dugu gure herrian, iraganeko hainbat giza eskubideen urraketa-lana oraindik ere ikertu, argitu, justizia, konpondu gabe dagoelako. Estatuko indarkeriak, ETAk egindakoak, biek premia dute, iraganeko zein etorkizuneko lana ezartzeko, bien kasuetan Egia-Justizia-Konpontzea hirukote behar bezala bermatzeari begira. Ikuspegi honetatik Oroimen Institutuak ere badu beste alderdi positiboa: guda zibilaz, Francok egindako zapalketaz, ETAk egindakoaz eta Estatuko indarkeriaz, denetaz batera eta euritako berberapean jarduteko helburua aitortzen duela. Dena batera jartzen hastea, urraketa batzuek eta besteek izan duten tratamendu asimetrikoz bukatzeko asmoz ez da berri txarra orain arte gaiotan izan den diskriminazioa eta onartu ezinezko hierarkiari so eginez gero. Hori bai, lege-proposamenean oraindik ere sumatzen da, soberan apika, terrorismo lehenesten duen diskurtsoa eta faltan botatzen da aipamen argiagoa Estatuak Konstituzioa eta gero egin dituen giza-eskubideen urraketari buruzkoa: alegia, torturak, bestelako gehiegikeria polizialak, talde terrorista eta inkontrolatuen jardunaz antolatu eta baliatu izanak ez du aipamen egokirik. Azken hori, hortaz, emendakinen fasean hobetu ahal den alderdietako bat da, Institutuaren abiapuntua biribiltzeko. Edozelan ere, aipatu horri guztiari atea itxi ez izana ez da berri txarra.

Oroimen Institutuak, esandako alderdi positibo batzuk gorabehera, badu, aitzitik, gakoa den beste alderdi bat, nire aburuz, aldatu beharko litzatekeena: hots, independentziarik ezarena. Esan dugu, halako erakunde bat sortzeak baduela zentzua eta lekua gure administrazio-sarean, gobernuko barruko dinamizatzailea eta elikatzailea izan daitekeelako. Hortaz, erakundeak lotura eduki behar du gobernuarekin horretan eragina izan dezan, eta gobernu barruan giza-eskubideetan egin behar den lana antolatu, biderkatu eta garatu ahal izateko. Lotura bai, baina, aldi berean, lana egiteko orduan Institutuak independentzia-kuota handi bat bermaturik eduki behar du, haren lana eragingarria izatea nahi baldin badugu. Nazioarteko giza-eskubideen ikuspegitik, Pariseko Printzipioak izeneko orientabidea dugu (Nazio Batuen Batzar Orokorrak 1993ko 48/134 Ebazpenak onartua), mota honetako erakundeak nolakoak izan behar dutenaren gaineko estandarrak ezartzen dituena. Mundu mailan giza eskubideak sustatzeko erakunde ofizialak sortzeko gomendatzen da baina, betiere, gobernuetatik independentzia-gutxienekoak baldin badituzte. Eta independentzia, laburbildurik, antolaketa-eredupean eta finantzaketa-eredupean dago. Hona hemen, hortaz, plazaratu berri den Oroimen Institutuaren ahulezia nagusia eta hobetu beharrekoa.

Horri begira, ausartzen naiz, bi aldaketa-orientabide proposatzen. Lehenengoa: Oroimen Institutuaren ordezkari nagusia ezin da gobernuak erabakitzen duen ordezkari bat izan, Institutuko zuzendariaren gainean. Eta berdin da gobernua duen alderdia zein den. Orain arte Eusko Jaurlaritzako Giza Eskubideetarako Zuzendaritza edota Biktimen Zuzendaritza izan ditugu eskarmentu, beraien lana egiteko orduan sailburu baten begipean aritu direlarik. Halako eskemak giza-eskubideen lana mugatzen du ikaragarri, eta kolore politikotik aldentzeko zailtasun ukaezina da. Baina ez dago giza-eskubideen alorreko lan seriorik, kolore politikoa alde batera uzten ez bada. Hortaz, Oroimen Institutuak gure herriaren aldeko benetako zerbitzua egin ahal izateko zuzendariak, behin izendaturik, halako independentzia izan beharko luke gobernu egituretatik. Nire ustez, bera izan beharko litzateke pisuzko figura nagusia, inor gainetik eduki gabe eta izendatzeko orduan soslaia independentea bermatuta egon beharko, alderdietatik at jardun ahal izateko.

Bigarrengo aldaketa-proposamena aurrekoaren osagarria da. Independentzia ez da bakarrik Institutua gobernatzen duen organigramaren menpe. Funtsezkoa da finantziazioa. Oroimen Institutuaren proposamenean Gobernuak erabakitzen ditu, urtero, Institutuaren eginkizuna (lan-planifikazioa) eta aurrekontua (dirua). Horrela izan beharrean, nire aburuz, planifikazioa eta aurrekontua Institutuak erabaki beharko lituzke edo behinik behin haiek negoziatzeko modua izan. Oroimen Institutuaren lanaren eta finantzaketaren planifikazioa guztiz gobernuaren esku egotea Giza Eskubideen nazioarteko estandarren (Pariseko Printzipioen) aurka doa. Horra hor lege-proposamenak aurretik duen erronka. Horri buelta ematen ez bazaio, atzean egon daitezkeen borondate onak gorabehera, Institutuak ez luke herri honek merezi eta behar duen giza-eskubideetako erakunde taxuzkoa izango. Baina oraindik bada aldatzeko aukera eta denbora!

Jon Mirena Landa

Zuzenbideko irakaslea EHUn

14 de Junio de 2012

Se acaba de aprobar por el Consejo de Gobierno el llamado Decreto de Declaración y Reparación de las Victimas de Sufrimientos Injustos como consecuencia de la Vulneración de sus Derechos Humanos producida entre los años 1960 y 1978 en el contexto de la Violencia de Motivación Política vivida en la Comunidad Autónoma del País Vasco.
El decreto propone reparar a las víctimas de violaciones graves de derechos humanos por parte de funcionarios públicos y crea la Comisión de Evaluación que se encargará de reconocerlas. Argituz siempre valora estas medidas a la luz del derecho internacional. El 16 de diciembre de 2005, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó unos principios y directrices básicos sobre el derecho de las víctimas de violaciones de derechos humanos a interponer recursos y obtener reparaciones. Dichos principios establecen como estándar básico irrenunciable los derechos a conocer la verdad, a que se haga justicia y a una reparación proporcional a los daños causados. Otro principio universal es el de igualdad ante la ley: a igual conculcación deben corresponder iguales derechos.
El decreto que presenta el Gobierno tiene la virtud de encarar, al fin, el reconocimiento de tantas personas que han visto hasta ahora ninguneados sus derechos. Pero ese reconocimiento tiene que ser completo, veraz y creíble, y debe responder a un auténtico deseo de reconocimiento y reparación. Tiene que ser un reconocimiento para cerrar heridas y que no se convierta en una nueva ofensa por omisión o discriminación.
En opinión de Argituz, el decreto tiene algunas carencias y, con su actual redacción, supone una minimización de ciertos derechos o una discriminación de las víctimas, lo cual no es aceptable.
Por ejemplo, es totalmente adecuado que el decreto cree una Comisión de Evaluación de los casos, pero preocupa que ésta no tenga la independencia que debe tener cualquier comisión de este tipo y que esté presidida por la persona titular de la Dirección de Derechos Humanos. Es práctica internacionalmente aceptada que, si bien estas comisiones deben contar con un apoyo político amplio, también deben contar con la independencia suficiente para poder hacer su trabajo con eficacia y legitimidad y fuera del juego político. Dicha comisión de evaluación necesita dotarse de forma predominante y mayoritaria de expertos en la materia y de instrumentos como el Protocolo de Estambul para una investigación fehaciente de los casos de tortura.
Nos preocupa, también, que se confunda «reparación» con «indemnización» y que el decreto se preocupe prácticamente en exclusiva de las indemnizaciones, olvidándose de desarrollar el crucial derecho a la verdad, que ha estado ausente en la mayor parte de estos casos, y que es la puerta para acceder a la justicia.
Nos preocupa igualmente que no se proponga ningún mecanismo de investigación activo, que pueda contribuir a sacar a la luz los hechos que el Estado se ha ocupado de ocultar y negar durante décadas. De hecho, estas prácticas obstructivas harán imposible el conocimiento de la verdad si el Gobierno Vasco no toma una actitud proactiva a favor de la búsqueda de los datos y del esclarecimiento de los hechos.
Argituz valora muy positivamente que desde sus primeras redacciones el decreto ha ido incorporando algunas modificaciones como el adelanto de la fecha del ámbito temporal desde 1968 a 1960 (aunque no se justifica que no se retrotraiga aún más hasta la guerra civil) o la mención y reconocimiento del «olvido institucional» que ha presidido a estas violaciones de derechos humanos. Sin embargo, la definición de violencia política que se recoge en el decreto es excesivamente restrictiva y criticable porque exige como mínimo lesiones permanentes dejando fuera un amplísimo campo de violaciones como lo son, particularmente, las torturas, que sí aparecían mencionadas en borradores anteriores. A su vez, esto ahonda las preocupaciones que siente Argituz en el sentido de que el segundo decreto, al tratar del periodo posterior a la Constitución de 1978, pueda no reconocer suficientemente la existencia de tales prácticas en ese periodo simplemente por no tratarse de un régimen totalitario. No caben categorías en función del tipo de régimen político bajo el cual se producen las conculcaciones, en este caso las torturas, sino que lo único relevante son las obligaciones contraídas en el ámbito del derecho internacional de los derechos humanos por el Estado a la hora de establecer los derechos de las víctimas de tales conculcaciones.
Difícilmente encaja en la doctrina internacional de los Derechos Humanos proponer, como se hace en el decreto, unas indemnizaciones para las víctimas de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado que distan de las previstas para una persona víctima de una violación de derechos similar que se acoja a decretos destinados a víctimas de terrorismo. Es decir, según quiénes sean los perpetradores, se tiene derecho a una indemnización u otra. Y también discrimina cuando propone que las víctimas de lesiones permanentes invalidantes sean indemnizadas según el baremo utilizado para los accidentes y enfermedades profesionales. No se puede aplicar un baremo destinado a accidentes a reparar un delito como la tortura que, por definición, es doloso, criterio que compartimos con organizaciones como Amnistía Internacional. Tampoco reconoce toda una serie de derechos que se reconocen para otras víctimas del mismo periodo, amparadas por otros decretos, las cuales tienen acceso a ayudas tales como atención psicológica y psiquiátrica, asistencia sanitaria de urgencia y asistencia complementaria a la del sistema general, indemnizaciones por daños materiales, adjudicación preferente de viviendas de protección oficial, ayudas para el estudio o prioridad para acceso al empleo público.
Limita además los «sufrimientos injustos» que tendrán derecho a reparación a los hechos físicos demostrables, excluyendo los sufrimientos psicológicos. Además, pone la carga de la prueba en la persona, quien difícilmente podrá demostrar los delitos de tortura, por ejemplo, al no haber sido investigados en el momento por la labor obstruccionista del Estado y la Justicia.
Argituz sabe que avanzar en estas cuestiones no es fácil, pero es posible: otras sociedades, con terribles experiencias de violaciones de derechos humanos a cuestas, han abierto camino y han llevado a cabo políticas para restañar las heridas. Por ello, animamos al Gobierno Vasco y a los diferentes partidos políticos a ampliar la base de trabajo que supone este decreto en los próximos pasos que deben darse, siempre teniendo como norte los parámetros del derecho internacional de los derechos humanos. Este decreto no puede ser un cierre, sino un paso más, por pequeño que pueda ser.
Es posible. Este decreto abre un camino hacia la reparación de las víctimas, la devolución de la dignidad y el cierre de las heridas, pero ese camino debe abrirse con garantías si deseamos que de verdad sea efectivo.

* Andrés Krakenberger, Jon Landa y Sabino Ormazabal

En representación de la Asociación proDerechos Humanos Argituz

Esta es la relación completa de los firmantes de la Iniciativa Glencree, tal como la facilitaron ayer ellos mismos y el equipo dinamizador de la experiencia en San Sebastián. Dos participantes enla experiencia (una victima de ETA y otra del Batallón Vasco Español) prefirieron no firmar al final la iniciativa por razones personales, aunque apoyan todo el trabajo realizado.

Iñaki Aguiriano. Hijo de Victoriano Aguiriano y María Ángeles Barandiarán, muertos tras ser tiroteados el 16 de octubre de 1982 en un control de la Policía Nacional en Vitoria.

Jaime Arrese. Hijo de Jaime Arrese Arizmendiarreta, dirigente de la UCD de Guipúzcoa, asesinado por los Comandos Autónomos Anticapitalistas en Elgoibar el 23 de octubre de 1980.

Edurne Brouard. Hija de Santiago Brouard, médico de Bilbao, dirigente de Herri Batasuna, asesinado por los GAL en su consulta el 20 de noviembre de 1984.

Trini Cuadrado. Viuda de Miguel Arbelaiz, militante de HB, asesinado por el Batallón Vasco Español (BVE) en Hernani el 7 de setiembre de 1980.

Patxi Elola. Concejal del PSE de Zarautz, víctima de numerosos ataques contra su negocio y objeto de amenazas personales (dianas, pintadas,…) en su pueblo.

Carmen Galdeano. Hija de Xabier Galdeano, delegado del periódico Egin, asesinado por los GAL en San Juan de Luz el 30 de marzo de 1985 .

Fernando Garrido. Hijo de Rafael Garrido Gil, gobernador militar de Gipuzkoa, asesinado por ETA en San Sebastián el 25 de octubre de 1986. En el mismo atentado mueren, asimismo, su madre Daniela Velasco y su hermano pequeño Daniel.

Maribel González. Viuda de Alberto Soliño, asesinado en Eibar el 12 de junio de 1976 por un guardia civil a la salida del certamen de canción vasca que se celebraba en el Jai Alai.

Senén González. Hijo de Manuel González Vilorio, secretario del Ayuntamiento de Ispaster, asesinado por ETA en ese mismo pueblo el 18 de junio de 1984.

Amaia Guridi. Viuda de Santiago Oleaga Elejabarrieta, director financiero de El Diario Vasco, asesinado por ETA en San Sebastián el 24 de mayo de 2001.

Mari Carmen Hernández. Viuda de Jesús María Pedrosa, concejal del PP en Durango, asesinado por ETA en la misma localidad el 4 de junio de 2000.

Carmen Illarramendi. Viuda de Jesús Mari Ijurko, miembro activo de HB y Gestoras, herido muy grave en atentado perpetrado por el BVE en Rentería el 28 de marzo de 1980. Carmen también resulta herida en el mismo atentado.

Arantxa y Axun Lasa. Hermanas de Josean Lasa Arostegi, secuestrado, torturado y asesinado y cuyos restos mortales son encontrados en Alicante en 1985, aunque no serán identificados hasta 1995. Fueron condenados los miembros de la Guardia Civil Rodríguez Galindo, Dorado Villalobos y Bayo Leal.

Ana Merquelanz. Hija de Martín Merquelanz, taxista de Irún, asesinado por el BVE en Oiartzun el 24 de mayo de 1978.

Jorge Mota. Hermano de Ángel Mota Iglesias, funcionario de prisiones, asesinado por ETA en San Sebastián el 13 de marzo de 1990.

Jokin Olano. Herido por torturas infligidas por la Guardia Civil el 30 de julio de 1983.

Mikel Paredes. Hermano de Juan Paredes Manot, Txiki, fusilado por el régimen franquista el 27 de septiembre de 1975.

Jorge Pérez Jáuregui. Hermano de Roberto Pérez Jáuregui, asesinado en Eibar el 8 de diciembre de 1970 cuando participaba en una manifestación contra el proceso de Burgos.

Leonor Regaño. Viuda de Manuel Jodar, artificiero de la Policía Nacional, asesinado por ETA en Bilbao el 24 de mayo de 1989.

Santos Santamaría. Padre de Santos Santamaría, mosso d’esquadra asesinado por ETA en Rosas el 17 de marzo de 2001.

Milagros Sarduy. Viuda de Jesús María Etxebeste, agente de aduanas de Irún, asesinado por ETA en la misma localidad el 28 de agosto de 1980.

Beatriz Susaeta. Viuda de Tomás Alba, concejal de HB en San Sebastián, asesinado por el BVE en Astigarraga el 28 de septiembre de 1979.

Mariló Vera. Hija de Jerónimo Vera García, miembro de la Guardia Civil, asesinado por ETA en Pasajes el 29 de octubre de 1974.

Lurdes Zabalza. Hermana de Mikel Zabalza, apareció muerto en el río Bidasoa tras haber sido detenido por la Guardia Civil. Según todos los indicios, murió tras sufrir torturas el 26 de noviembre de 1985.

En 17 folios, las víctimas que han participado durante un lustro en la Iniciativa Gleencree han resumidos sus experiencias compartidas en un texto con el que todas se sienten identificadas. Este es un resumen en sus propias palabras.

Quiénes somos. “Somos un grupo de personas que tenemos en común haber padecido (…) un enorme e injusto sufrimiento”.

“Durante estos años de intercambio hemos guardado silencio hacia el exterior, tratando de escucharnos y de dialogar sin ninguna incidencia ajena al grupo. Hemos vivido un proceso de encuentro y discusión, difícil y conmovedor, con la intención de que ese paso fuese nuestro grano de arena en la construcción de la paz”.

Los inicios. “En septiembre de 2007, la Dirección de Atención a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno vasco nos propuso realizar un encuentro para ver si era posible un diálogo, y sobre qué bases, entre víctimas de diferente signo: víctimas del terrorismo de ETA y otros grupos similares por una parte y víctimas del terrorismo del GAL y otros grupos, por otra. Ese encuentro se llevaría a cabo en Irlanda. (…) No comentarlo más allá de las personas más próximas fue un reto que todos aceptamos, porque sabíamos que la discreción era una condición básica para todos».

«La experiencia Glencree comenzó en diciembre de 2007. Fue positiva y los primeros participantes propusimos que se extendiera a más personas, manteniendo la reserva que la hizo posible. Otro grupo similar se reunió en diciembre de 2008”. (…)

“En mayo de 2011, (…) participantes en un tercer grupo, que incluyó a amenazados, torturados y víctimas de actuaciones policiales, nos reunimos varios días en Santa María de Meva. Tras estas experiencias, decidimos en una reunión de los tres grupos trabaj juntos en este proyecto”.

Primeros pasos. (…) “Aceptamos la invitación porque queríamos que se hiciera algo para cambiar la situación, para terminar con la violencia, para reconstruir la convivencia y la memoria. (…) Nos enfrentábamos a un reto nuevo: teníamos que compartir nuestra experiencia con personas que habían sufrido injustamente, pero de las que nos separaban aspectos políticos e ideológicos a veces muy importantes. Tendríamos, por tanto, que procesar dolor, rabia, recelos y diferencias para estar unos días juntos y afrontar lo que a todos nos parecía una labor necesaria”.

Nuestros encuentros. “El comienzo en los distintos grupos fue tenso: saludabas y te quedabas ahí. La primera sensación era la de encontrarte con personas totalmente desconocidas y no saber cómo iban a comportarse. (…) Tampoco sabíamos cómo íbamos a reaccionar cada uno de nosotros mismos. Hablar del sufrimiento es doloroso y ante personas que no conoces genera temor”.

(…) “Llegamos a nuestro destino, nos instalamos y al día siguiente comenzamos las reuniones. Lo primero fue presentarnos y contar qué había ocurrido a nuestros familiares o a nosotros mismos. (…) Nos costó mucho, estábamos nerviosos, para algunos era la primera vez que hablaban de eso, para todos fue difícil sacar aquello que está guardado muy dentro y que ha provocado tanto daño”.

Hablar y escuchar. “Es difícil hablar de tu dolor y escuchar el de los demás. (…) En ocasiones se dijeron frases horribles y hubo momentos muy duros. A algunos nos entraron ganas de dejarlo. También fue muy duro, escuchar. (…) Era de alguna manera también parte de nosotros, no era distinto. Lo oyes y te dices: ¿También a vosotros os ha pasado eso? Ahí comienzas a sentir que somos exactamente iguales”.

(…) “Las diferencias políticas se olvidan y te acercas a las personas, te unes a su dolor porque tienes muchas cosas en común, aunque cada caso tenga sus connotaciones”.

(…) “Estábamos llegando al entendimiento de que todos estamos en el mismo lado. Identificamos los estereotipos mutuos. Los que pensábamos que las víctimas del terrorismo de ETA han tenido mucho apoyo nos dimos cuenta de la dejación que habían sufrido e incluso de su utilización política. Los que pensábamos que no había más que sufrimiento y terror que el de un lado, nos dimos cuenta de que otras personas han sido igualmente víctimas y no han tenido reconocimiento. Y eso llevó, por ejemplo, a que la hija de un guardia civil o el hijo de un militar asesinados hablaran afectuosamente con hijas de militantes abertzales también asesinados”.

Buscando un lenguaje común. (…) “Incluso la palabra víctima no nos gusta, le dimos vueltas y más vueltas. No encontrábamos la palabra apropiada, aunque se siguió utilizando la palabra víctima para referirnos a unos y a otros, como en este relato”.

(…) “En muchas ocasiones, la realidad de las víctimas de ETA que salen habitualmente en prensa es muy distinta a la que viven otras, anónimamente. Para otros, conocer la experiencia de una víctima de tortura o del GAL abrió su sentir a cosas que habitualmente se ven desde la lejanía o no se reconocen. Se vio que al final el sufrimiento es el mismo”. (…)

“Todos somos víctimas de vulneraciones de derechos humanos y vemos en esa idea una dimensión compartida. (…) Las diferencias de lenguaje no deberían llevar aparejadas diferencias sobre los derechos”.

Reconocimiento. (…) “Existía una sensación de que todavía falta reconocimiento de todo lo acaecido, sobre todo por parte de las instituciones y que, en otras ocasiones, el reconocimiento moral, social e incluso económico había llegado muy tarde y sin tener en cuenta el paso del tiempo. (…) Se necesita el reconocimiento de todos los que han originado el sufrimiento”.

(…) “Lo esencial es que se nos considere iguales en todos los aspectos de la gravedad de lo ocurrido y en lo concerniente a todos aquellos derechos que fueron conculcados, ya que de lo contrario es imposible sentirse reconocidos”.

(…) “Pensamos que en algún momento podría realizarse algún acto institucional conjunto, pero para ello se necesita también superar la desconfianza. (…) Estaría bien que llegara un momento en que el reconocimiento o la reivindicación de la memoria no fuera en contra de nada sino a favor de algo”.

(…) “Mientras estamos aún en desacuerdo sobre muchas cuestiones de orden político e ideológico, estamos todos de acuerdo en el reconocimiento de las personas que, como nosotros, sufrieron las distintas formas de violencia. (…) Podemos trabajar juntos desde una base ética de respeto a los derechos humanos, a la vida y la integridad personal”.

Una mirada más amplia. (…) “Cuando terminábamos una sesión, necesitábamos descansar, salir, dar un paseo, fumar un cigarro, dar y recibir un abrazo”. “Después seguíamos con más temas. Eso nos permitió compartir muchas cosas y dejarnos tocar por la experiencia del otro. Discutíamos con la cabeza, pero se sentía algo en otro sitio, en el corazón, algo más intenso y fuerte, que a veces se transformaba en un abrazo y, dependiendo del tema, seguir discutiendo o entrando en conflictos, porque no siempre estábamos de acuerdo”.

(…) “Algunos de nosotros jamás habíamos imaginado pasear, tomar un café o charlar con personas con quienes siempre habíamos supuesto que nos separaban tantas cosas. Pensábamos que nada de esto era posible”.

La vuelta a casa. “Al final de los encuentros de cada uno de los grupos se presentó siempre la misma interrogante: la vuelta. Retomar nuestras vidas en nuestros pueblos y con nuestra gente. ¿Es esto algo que termina aquí? ¿Es esto aplicable en la sociedad, en nuestros pueblos o ciudades? A la vez que se valoraba enormemente la experiencia vivida, lo que cada uno llevaba dentro, aparecían dudas, miedos y también esperanzas: miedo a que se malinterpretase esta experiencia, a que hubiese reacciones negativas precisamente por parte de las personas más cercanas humana o ideológicamente; miedo a que nos dijesen que habíamos pasado al “otro bando” y nos rechazasen; unos por incrédulos, otros porque verían una utilización política y es posible que otros quisiesen aprovecharlo políticamente o manipularlo”.

(…) “Muchos de nosotros fuimos con un peso enorme y volvimos sin la carga de esa mochila. Pasado el tiempo, como un poso, la experiencia de esos días se ha hecho más grande y nosotros nos hemos hecho algo más fuertes”.

Hablar, compartir, socializar. “Durante un tiempo decidimos no hablar de lo que habíamos hecho fuera de los grupos porque el clima político y social era negativo y estaba presente el riesgo de que nuestra experiencia se tergiversase o manipulase. Así que todos nos comprometimos a mantener la discreción. (…) También nos preocupaba la más que probable incomprensión de ‘los nuestros’. ¿Cómo vamos a explicar a gente políticamente cercana, de mi grupo o de mi asociación, lo que hemos hecho, que nos hemos reunido con tal o cual persona, que nos hemos escuchado y comprendido, que hay un camino a explorar?” (…) “El tener personas que han sufrido distintos tipos de agresiones y pérdidas fue necesario y enriquecedor para todos”.

«El puzzle no está roto»

El último apartado del relato hecho por los propios participantes en la iniciativa lleva por epígrafe La semilla:  “Tanto Glencree como Santa María de Mave son lugares tranquilos, un tanto remotos, en los que el ambiente ayuda a reflexionar, en los que lo más importante era estar juntos, aislándonos hasta cierto punto del mundo (…) La experiencia fue profunda: compartir el sufrimiento, exponer y escuchar ideas encontradas, vivir momentos de tensión y de dificultad (…) y grandes altibajos en la intensidad de las emociones, salvados en el grupo”.

(…) “Siempre nos ha parecido importante seguir para que la semilla que sentimos dentro germine poco a poco. Por eso escribimos juntos este relato. Ese es su valor (…) Todavía existe entre nosotros un cierto miedo a la manipulación y a la utilización política y mediática cuando todo esto se haga público, por lo que pedimos que se trate (…) como una aportación modesta, pero a la vez valiosa en pro de una convivencia compartida”.

(…) “Tenemos la sensación de que cada día hay más gente que quiere que estas cosas ocurran, que se creen espacios colectivos que permitan trabajar en el impacto del sufrimiento, la memoria y el reconocimiento. Tenemos que hacer un mundo mejor para los que vienen. (…) Nunca hemos tratado de transmitir rencor o venganza. No queremos que otra generación continúe con el sufrimiento”.

(…) “Hemos avanzado en la escucha, el conocimiento, el respeto, el reconocimiento de lo sufrido, de la dignidad de las víctimas y de los derechos compartidos. Este relato es un testimonio de nuestro proceso. El puzzle de personas y vivencias que constituye la realidad de nuestra sociedad no está roto. Tiene muchas fracturas, pero creemos, por el enorme impacto que hemos padecido, por nuestra experiencia, que se puede recomponer con lo que cada uno pueda aportar para acercar las piezas”.

Javier Rivas San Sebastián 16 JUN 2012 – 22:38 CET El Pais

La iniciativa Glencree culmina cinco años de reuniones secretas con un manifiesto. Apuestan por un reconocimiento «equitativo» e instan a los autores de los atentados a asumir la «responsabilidad»
Glencree. El nombre de esta ciudad irlandesa sede de un centro de paz es clave para 25 víctimas de ETA, los GAL, el Batallón Vasco Español (BVE) y los abusos policiales. En ella comenzaron hace cinco años unos encuentros discretos entre personas de mundos opuestos para intercambiar sus dolorosas experiencias. Las lógicas dudas, miedos y recelos iniciales se han ido disipando con el tiempo hasta que ayer, en San Sebastián, estas víctimas de diferentes terrorismos pusieron, cinco años después, punto y final a la experiencia con un manifiesto conjunto y un sonoro aplauso. El texto se resume en la demanda de «reparación, memoria, justicia y reconocimiento para todas de forma equitativa», en la petición a la sociedad vasca de una «revisión autocrítica del pasado» y en la exigencia a los autores de la violencia de «reconocer el daño causado y asumir la responsabilidad».
En esta novedosa e inédita ‘iniciativa Glencree’, auspiciada por la Dirección de Atención a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco, han tomado parte víctimas de todo signo: desde familiares de asesinados por ETA como Amaya Guridi (viuda del director financiero de DV Santiago Oleaga), Mari Carmen Hernández (viuda del edil del PP de Durango Jesús María Pedrosa), Jorge Mota (hermano del funcionario de prisiones Ángel Mota) o Jaime Arrese (hijo del dirigente de UCD en Gipuzkoa Jaime Arrese); hasta víctimas del GAL y el Batallón Vasco Español o abusos policiales, como Edurne Brouard (hija del exdirigente de HB Santiago Brouard), Arantxa y Axun Lasa (hermanas de Josean Lasa, presunto miembro de ETA torturado y asesinado) o Lourdes Zabalza (hermana de Mikel Zabalza, que apareció ahogado en un río tras ser detenido por la Guardia Civil).
Discreción
La iniciativa Glencree, desarrollada en los últimos cuatro años y medio, ha reunido a víctimas que quieren hacer ahora «una contribución positiva a favor de la convivencia pacífica y constructiva» en el nuevo escenario sin violencia. El trabajo de la Dirección de Atención a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco ha tenido en la discreción una «condición básica». La elección de Glencree como sede para comenzar los contactos se determinó por la necesidad de alejarse del «clima de violencia y polarización política y social» de Euskadi.
Durante estos años el grupo ha ido creciendo hasta sumar casi a una treintena de víctimas que a lo largo del proceso han roto «barreras y tabúes» para acercarse unos a otros «con respeto, superando el temor y los estereotipos, la frustración y la experiencia propia del dolor». A medida que han avanzado los encuentros, también se han ido acercando físicamente a Euskadi.
El encuentro de Glencree fue diseñado y coordinado por un equipo «dinamizador», integrado por Carlos Martín Beristain, Galo Bilbao y Julián Ibáñez de Opacua, que han tratado de «proteger» el espacio de esta experiencia compartida y por eso han alejado de luces y taquígrafos a sus protagonistas.
Los partidos políticos, por ejemplo, no han sabido de ella hasta que no se ha decidido hacerla pública, con una declaración que tiene «un afán pedagógico, dirigido especialmente a los más jóvenes», y que aspira a «influir en un entorno social que ha padecido la violencia con intención política mediante un compromiso para que no vuelva a ocurrir jamás».
Carmen Hernández, viuda del concejal del PP Pedrosa, asesinado por ETA en 2002, y Axun Lasa, hermana de Josean Lasa, presunto miembro de ETA por cuyo secuestro y asesinato fue condenado entre otros el exgeneral de la Guardia Civil Rodríguez Galindo, pusieron ayer la voz al texto con el que la iniciativa Glencree se ha dado a conocer públicamente. «Hemos llegado a esta conciencia compartida escuchando al otro, dialogando y buscando el encuentro, más allá de divergencias ideológicas legítimas, que ni disfrazamos artificialmente ni acallamos», destacaron.
«No nos identificamos con definiciones y conceptos que se utilizan habitualmente para describirnos, ni nos gusta cómo se habla de nuestra realidad, que es plural y diversa», señalan en este manifiesto, leído en euskera y castellano. «Sanar las heridas obliga a un proceso que no está exento de tensiones o conflictos», agregan
Esta iniciativa sale a la luz en un momento en el que el papel de las víctimas, tras el nuevo escenario vasco sin violencia, está en primera línea del debate. Así, el Gobierno central esta impulsando, por su parte, encuentros entre víctimas de ETA y presos, tomando el relevo al Ejecutivo vasco, que era quién antes dirigía estas citas.

MANIFIESTO
1. No nos identificamos con las definiciones que se utilizan para describirnos ni nos gusta cómo se habla de nuestra realidad plural y diversa.
2  Escucha. Hemos llegado a esta conciencia compartida escuchando al otro, dialogando y buscando el encuentro, más allá de divergencias ideológicas legítimas.
3  Violencia injustificable. Demandamos el cumplimiento y la satisfacción de derechos (a la verdad, la justicia, la memoria, el reconocimiento y la reparación) para todos de manera equitativa.
4  Pluralidad. Aspiramos a una convivencia pacífica, respetuosa y constructiva en el seno de una sociedad plural, libre y justa.
5  Gestos. Son deseables y necesarios los gestos de reconocimiento del daño causado y la asunción de responsabilidades por parte de todos los perpetradores de la violencia.
6  Autocrítica. Queremos invitar a la sociedad a realizar su propia revisión autocrítica del pasado mediante un compromiso ineludible con la verdad.

17.06.12 – 03:16 -JORGE SAINZ | SAN SEBASTIÁN. DV.
VÍCTIMAS FIRMANTES
Esta es la relación completa de los firmantes de la Iniciativa Glencree, tal como la facilitaron ayer ellos mismos y el equipo dinamizador de la experiencia en San Sebastián. Dos participantes enla experiencia (una victima de ETA y otra del Batallón Vasco Español) prefirieron no firmar al final la iniciativa por razones personales, aunque apoyan todo el trabajo realizado.

Iñaki Aguiriano. Hijo de Victoriano Aguiriano y María Ángeles Barandiarán, muertos tras ser tiroteados el 16 de octubre de 1982 en un control de la Policía Nacional en Vitoria.

Jaime Arrese. Hijo de Jaime Arrese Arizmendiarreta, dirigente de la UCD de Guipúzcoa, asesinado por los Comandos Autónomos Anticapitalistas en Elgoibar el 23 de octubre de 1980.

Edurne Brouard. Hija de Santiago Brouard, médico de Bilbao, dirigente de Herri Batasuna, asesinado por los GAL en su consulta el 20 de noviembre de 1984.

Trini Cuadrado. Viuda de Miguel Arbelaiz, militante de HB, asesinado por el Batallón Vasco Español (BVE) en Hernani el 7 de setiembre de 1980.

Patxi Elola. Concejal del PSE de Zarautz, víctima de numerosos ataques contra su negocio y objeto de amenazas personales (dianas, pintadas,…) en su pueblo.

Carmen Galdeano. Hija de Xabier Galdeano, delegado del periódico Egin, asesinado por los GAL en San Juan de Luz el 30 de marzo de 1985 .

Fernando Garrido. Hijo de Rafael Garrido Gil, gobernador militar de Gipuzkoa, asesinado por ETA en San Sebastián el 25 de octubre de 1986. En el mismo atentado mueren, asimismo, su madre Daniela Velasco y su hermano pequeño Daniel.

Maribel González. Viuda de Alberto Soliño, asesinado en Eibar el 12 de junio de 1976 por un guardia civil a la salida del certamen de canción vasca que se celebraba en el Jai Alai.

Senén González. Hijo de Manuel González Vilorio, secretario del Ayuntamiento de Ispaster, asesinado por ETA en ese mismo pueblo el 18 de junio de 1984.

Amaia Guridi. Viuda de Santiago Oleaga Elejabarrieta, director financiero de El Diario Vasco, asesinado por ETA en San Sebastián el 24 de mayo de 2001.

Mari Carmen Hernández. Viuda de Jesús María Pedrosa, concejal del PP en Durango, asesinado por ETA en la misma localidad el 4 de junio de 2000.

Carmen Illarramendi. Viuda de Jesús Mari Ijurko, miembro activo de HB y Gestoras, herido muy grave en atentado perpetrado por el BVE en Rentería el 28 de marzo de 1980. Carmen también resulta herida en el mismo atentado.

Arantxa y Axun Lasa. Hermanas de Josean Lasa Arostegi, secuestrado, torturado y asesinado y cuyos restos mortales son encontrados en Alicante en 1985, aunque no serán identificados hasta 1995. Fueron condenados los miembros de la Guardia Civil Rodríguez Galindo, Dorado Villalobos y Bayo Leal.

Ana Merquelanz. Hija de Martín Merquelanz, taxista de Irún, asesinado por el BVE en Oiartzun el 24 de mayo de 1978.

Jorge Mota. Hermano de Ángel Mota Iglesias, funcionario de prisiones, asesinado por ETA en San Sebastián el 13 de marzo de 1990.

Jokin Olano. Herido por torturas infligidas por la Guardia Civil el 30 de julio de 1983.

Mikel Paredes. Hermano de Juan Paredes Manot, Txiki, fusilado por el régimen franquista el 27 de septiembre de 1975.

Jorge Pérez Jáuregui. Hermano de Roberto Pérez Jáuregui, asesinado en Eibar el 8 de diciembre de 1970 cuando participaba en una manifestación contra el proceso de Burgos.

Leonor Regaño. Viuda de Manuel Jodar, artificiero de la Policía Nacional, asesinado por ETA en Bilbao el 24 de mayo de 1989.

Santos Santamaría. Padre de Santos Santamaría, mosso d’esquadra asesinado por ETA en Rosas el 17 de marzo de 2001.

Milagros Sarduy. Viuda de Jesús María Etxebeste, agente de aduanas de Irún, asesinado por ETA en la misma localidad el 28 de agosto de 1980.

Beatriz Susaeta. Viuda de Tomás Alba, concejal de HB en San Sebastián, asesinado por el BVE en Astigarraga el 28 de septiembre de 1979.

Mariló Vera. Hija de Jerónimo Vera García, miembro de la Guardia Civil, asesinado por ETA en Pasajes el 29 de octubre de 1974.

Lurdes Zabalza. Hermana de Mikel Zabalza, apareció muerto en el río Bidasoa tras haber sido detenido por la Guardia Civil. Según todos los indicios, murió tras sufrir torturas el 26 de noviembre de 1985.