Alardear de legislación penal progresista con un código que no contempla la cadena perpetua y aplicar de facto dicha pena es muestra del cinismo de quien así actúa, su ánimo de venganza y el grado de manipulación de esa legislación con claro impulso político. El último caso es la situación que padece el ex preso político vasco Fernando Etxegarai, excarcelado tras más de veinte años de prisión por haber cumplido íntegra su condena, como acredita el auto firme en virtud del cual recuperó su libertad. El propio Etxegarai mostró ayer su incredulidad, máxime cuando a los presos vascos les han denegado en multitud de ocasiones la revisión de decisiones judiciales anteriores por diferentes y más que dudosos motivos, como la extinción del plazo para recurrir o la supuesta imposibilidad de revisar una decisión en auto firme. Son ya 27 los presos políticos vascos que, a instancias de la sentencia 127/2006 del Tribunal Supremo, han visto sus condenas prolongadas por muchos años. Presos que teniendo adjudicada por la instancia judicial competente una fecha de salida de prisión, en muchos casos sobrepasada tras haber cumplido íntegramente la pena, se enfrentan en la práctica a una cadena perpetua. Y quienes así estiran y retuercen las leyes dicen hacerlo en nombre del estado de derecho y la democracia.
Editorial de Gara 4/04/08

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