20-02-2009
20º aniversario de la insumisión

Grupo Antimilitarista de Carabanchel
Diagonal
En los 12 años que duró la campaña de rechazo a la mili, 50.000 jóvenes se declararon insumisos y
1.670 acabaron en la cárcel. El movimiento antimilitarista celebra ahora una oleada que recorrió
todo el Estado.
El 20 de febrero de 1989, 57 jóvenes pusieron en marcha la campaña de insumisión promovida por
el Movimiento de Objeción de Conciencia (MOC), declarándose insumisos ante los gobiernos
militares del Estado español. Se negaban a hacer la mili y la Prestación Social Sustitutoria (PSS) de
18 meses como alternativa al servicio militar obligatorio. 11 fueron detenidos e ingresados en
diferentes prisiones militares.
Se trataba del inicio de lo que iba a ser la más exitosa campaña de desobediencia civil en el Estado
español y en Europa. A lo largo de los 12 años que duró la lucha, 50.000 jóvenes se declararon
insumisos y 1.670 acabaron en la cárcel por defender su derecho a no hacer la mili ni la PSS. La
fortaleza de esta estrategia de desobediencia civil se basó en el desarrollo de un potente colchón
social: por cada insumiso, cuatro personas de diversa condición social y laboral se auto inculpaban
de cometer el mismo delito. Cada desobediente generaba la movilización de un grupo de apoyo y
su entorno, mientras movimientos sociales, sindicatos y ONG se unían al boicot a la PSS. La red
solidaria se extendió como una mancha de aceite: el virus de la insumisión infectó a todo el tejido
social.
La insumisión es heredera de la objeción de conciencia de los años ‘80 y del trabajo de grupos de
mujeres antimilitaristas. Aquellos objetores fueron amnistiados y quedaron libres de sus
obligaciones militares. Sin embargo, varios de ellos creían que la mayor duración de la PSS
penalizaba a los objetores y que se trataba de un trabajo esclavo que eliminaba puestos de trabajo.
Para ellos, el objetivo debía ser la desaparición total del servicio militar. Con la renuncia a la
amnistía, volvían a ser llamados a filas. Cuando esto ocurrió, se declararon insumisos.
El primer juicio militar contra insumisos se celebró el 16 de noviembre de 1989 y en ese año se
produjeron las primeras condenas de cárcel que los insumisos cumplieron en cárceles militares. En
1991, los casos de insumisión al servicio militar pasaron a la jurisdicción civil. Si el Código Penal
Militar fijaba la pena mínima para los insumisos a la mili en un año de prisión, el Código Civil
establecía unas penas más altas para ambos tipos de insumisión: de dos años, cuatro meses y un
día hasta seis años. En 1995 se aprueba un nuevo Código Penal que mantiene las condenas de
cárcel.
Al año siguiente, el nuevo Gobierno de Aznar anuncia la profesionalización de las Fuerzas Armadas.
El último reemplazo de la mili dejará los cuarteles en diciembre de 2001. Poco después, el Ejecutivo
se ve forzado a reformar el Código Penal y el Código Penal Militar para eliminar los delitos
relacionados con la insumisión: se produce una amnistía para cerca de 4.000 insumisos procesados
y unos 20 insumisos en los cuarteles.
Tras aquellos años dorados, el movimiento antimilitarista sigue trabajando en la desmilitarización
de la sociedad en frentes como las movilizaciones contra las guerras, la desobediencia al gasto
militar, el desmantelamiento de las instalaciones militares y su reconversión a uso civil o las nuevas
luchas contra la OTAN. Y lo hace en un contexto en el que la existencia de un Ejército profesional
intenta ser vendido y legitimado como una opción laboral más, como una ONG vestida de caqui,
indica el movimiento. Parafraseando algo que los antimilitaristas decían no hace tanto tiempo: «Si
acabar con la mili fue divertido, abolir los ejércitos será un fiestón».
Diferentes estrategias
Aunque la opción más extendida fue la iniciada por el MOC, consistente en presentarse a los juicios
e ingresar en prisión, asumiendo una línea noviolenta, hubo otras estrategias. Colectivos libertarios
y autónomos como Los invisibles promovieron la «insumisión total», en la que los reclutas eran
juzgados en rebeldía. Los Mili KK y el grupo Kakitzak, uno de los más representativos de Euskal
Herria, como los anteriores, evitaron inscribirse en la noviolencia, aunque todas sus acciones lo
eran. En los últimos años, el MOC lanzó la campaña Insumisión en los Cuarteles.

www.rebelion.org 20/02/09

F. MENDIOLA Y M. NOGUERAS, MIEMBROS DEL MOC Y EX INSUMISOS

Jara Calvo / Pamplona-Iruña

Fernando Mendiola y Manolo Nogueras vivieron la campaña de insumisión en Pamplona y en Zaragoza, respectivamente. Ambos pasaron por la cárcel.

DIAGONAL: Cuando se acerca el fin de la mili se pone en marcha la campaña Insumisión en los Cuarteles. ¿Cómo valoráis esa estrategia?

FERNANDO MENDIOLA: Uno de los motivos del éxito de la campaña de insumisión en Navarra fue el uso de la cárcel como una herramienta política clara. Fuimos a la cárcel, allí desobedecimos, estaba muy claro que los presos éramos un altavoz. La cárcel era un continuo hervidero, y eso hizo que fuese a más.

MANOLO NOGUERAS: Pensando que esa estrategia había funcionado, creímos que también podía hacerlo en los cuarteles. ¿Qué sucede? Que no tuvo la repercusión que podía haber tenido porque el marco era distinto. Los objetivos estaban por cumplir. El único pecado igual fue, quizás, ser demasiado ambiciosos.

D.: Durante esa época hubo una capacidad de movilización que se fue diluyendo. ¿Pensáis que se podía haber mantenido esa tensión?

M.N.: Difícilmente, porque pocas veces se encuentra un objetivo tan claro como el fin del servicio militar obligatorio y vas y, encima, ganas. Es difícil mantener el nivel de tensión. Las cosas, además, no se pueden reproducir.

F.M.: En parte, estaba cantado que iba a pasar. Llegó el fin de la mili y muchos grupos, sobre todo en Pamplona, acusaron un agotamiento por la campaña.

M.N.: No hay que desdeñar el papel de la represión. En mi grupo estuvimos todos presos.

F.M.: En ese momento perdimos mucha fuerza porque la gente necesitaba un respiro. Igual era la ocasión de haber trabajado de una forma más estratégica, de mantener los contactos, el colchón social…

D.: ¿Se quedaron muchas cosas en el tintero?

F.M.: En Euskal Herria no fuimos capaces de hacer una lectura antimilitarista del conflicto. Teníamos recetas para todos menos para nosotros. Teníamos muy presente el valor del consenso y pensábamos que era muy positivo sacar adelante el mensaje antimilitarista y una práctica desmilitarizadora como la insumisión. Por eso se trabajó con mucha gente con la que teníamos diferencias, pensando que ese trabajo en común era positivo y que estaba también desmilitarizando la sociedad y el propio conflicto.

D.: ¿Qué supuso la campaña de insumisión en el recorrido de los movimientos sociales?

M.N.: La certeza de que se puede ganar. Saber que has dado con una herramienta que funciona. Claro que reunía condiciones que es difícil volver a encontrar.

F.M.: Los movimientos sociales estaban en ese momento muy vinculados a partidos políticos. Éste fue un movimiento autónomo, sin jerarquías, con una estrategia pública que proporcionó mucha frescura, y la idea de que la desobediencia bien trabajada no es una varita mágica, pero puede dar sus frutos.

F.M.: En Navarra, la insumisión tuvo una repercusión especial, porque, tradicionalmente, el antimilitarismo había tenido mucha fuerza, fue de los pocos sitios donde salió ‘no’ a la OTAN, había un componente nacional que hacía que hubiese un mayor número de insumisos… Y a esto se sumó que es donde más represión hubo. Aquí se juzgó a todo el mundo. Estamos hablando de unos mil insumisos. Había pueblos en los que nadie iba a la mili, sobre todo en la zona de montaña. Hubo valles totalmente insumisos. En los grupos antimilitaristas se trabajó bastante ese mundo rural. Además, influye el tema identitario, son zonas euskaldunes…El discurso del MOC nunca ha sido ése, pero sería absurdo negar que en la base del éxito en ciertas zonas está el componente identitario.

M.N.: Las redes sociales actuaban ahí de una manera multiplicadora. Si a éste lo reprimen, pues no vamos nadie. Aquí el tejido social es más rico y entonces era aún más rico.

D.: La insumisión formaba parte del movimiento antimilitarista con unos objetivos más generales. ¿Qué errores se dieron para que la capacidad movilizadora no se mantuviera en torno a esos objetivos?

F.M.: En ese momento de transición quizás deberíamos haber hecho un trabajo más de estrategia, de atar contactos…

M.N.: Sabíamos que lo de la mili era uno de los objetivos del movimiento antimilitarista y que cuando eso concluyera, con una victoria que, en el último tramo, parecía cantada, deberíamos haber previsto aquella desmovilización tan grande. Pero tampoco supimos prever el éxito. F.M.: Se decía que sólo hablábamos de la mili, pero no se tiene en cuenta que cuando más se habló de gasto militar, de educación para la paz, de objeción fiscal… fue cuando hubo insumisos en la cárcel. Se utilizó la represión para dar ese mensaje global que nunca estuvo más presente en la calle que entonces.

D.: ¿En torno a qué se ha reconfigurado el movimiento hoy?

M.N.: A vista de pájaro, si tuviera que agrupar a los antimilitaristas hoy, lo haría en torno al MOC. Lo que pasa es que ahora las tendencias antimilitaristas están presentes en un montón de grupos locales que trabajan temas de lo más variado, cosa que antes no pasaba. Ha pasado a ser un tema transversal. No voy a pecar de optimismo y decir que se ha impregnado todo, pero sí es cierto que hay valores que están en muchos más sitios, como el método de trabajo, lo antimilitar como valor descriptivo de cualquier grupo del movimiento alternativo…

F.M.: Tampoco la desobediencia civil es una varita mágica. Si se ha incorporado a muchas estrategias de lucha es por la presencia pública que tuvo con la insumisión.

Publicado en Diagonal web nº 96   www.diagonalperiodico.net

Pat Magee y Jo Berry: Ex voluntario del IRA e hija de un parlamentario británico muerto en atentado

Tomaron vuelos separados en Belfast y Manchester, aunque llegaron en el mismo avión a Euskal
Herria. La metáfora de dos vidas que, partiendo de puntos opuestos, hallan un espacio de
encuentro. Magee, voluntario del IRA, realizó el atentado de Brighton (1984). Murieron cinco
personas. Una era el parlamentario «torie» Anthony Berry, padre de Joe.

Han concatenado unas cuantas entrevistas, sin apenas tiempo de pisar suelo en Donostia. Lo más
fácil sería echarle la culpa a la BBC, que narró sus vidas en uno de los muchos documentales que
ha dedicado al proceso de paz irlandés. Lo cierto es que el interés de los periodistas, por lo que
nos toca, es más egoísta. Miramos hacia el norte pero el espejo nos rebota una imagen
caleidoscópica porque, como en Irlanda, en Euskal Herria el sufrimiento no tiene uno sino mil
rostros.

Dice Joe que «cuando le pones cara al ‘enemigo’ y aceptas que todos tenemos derecho a ser
oídos aparece siempre el ser humano» y Pat apunta que «nunca me negaría a hablar con nadie, y
menos con aquel que ha sufrido por nuestra lucha; ningún republicano lo haría, porque para
superar el conflicto debe haber un diálogo que no excluya a nadie».
Brighton.

12 de octubre de 1984. ¿Cómo abordan cada uno de ustedes el regreso a esa jornada?
¿Hasta qué punto su encuentro ha transformado sus vivencias de aquel atentado?

Pat MAGEE: Hay muchas cosas sobre ese día sobre las que no podemos hablar. Tanto Joe como
yo intentamos ser francos, pero todo el aspecto operacional no se toca. Por mi parte, he de decir
que la percibo como lo que era: una operación importante, en el contexto de una campaña del
IRA. Eso no quiere decir que no emplee toda la sensibilidad que requiere el hablar con la hija de
una persona que murió en el ataque contra el Congreso del Partido Conservador británico en
Brighton.
Jo BERRY: Una parte de mí puede acordarse de ese día como si fuera ayer, pero otra parte mira
ya el recorrido que hemos hecho; yo primero, y luego con Pat. Perdí a mi padre de una de las
formas más horribles que se pueda imaginar y siento esa pérdida, pero también sé que estoy
transformando ese sentimiento, lo que no quiere decir que esté curada del dolor.
[Pat Magee fue detenido y condenado a cadena perpetua por aquel atentado. En total, en su vida
ha pasado 17 años de cárcel e internamiento. Salió en libertad en 1999, merced a los acuerdos de
paz, y en 2000 se encontró por vez primera con Jo Berry]

¿Qué hizo posible que no se dieran la espalda a los cinco minutos de verse y que, al contrario, hablaran tres horas seguidas en su primer encuentro?

J.B: En mi interior había hecho ya un proceso de reconstrucción y estaba preparada para abordar
esa fase, ese encuentro. ¿Cómo conseguimos que, aun con esa preparación anterior, con ese
nuevo clima de proceso de paz, no saltase todo por los aires nada más vernos? Me ayudó mucho
la actitud abierta de Pat de oír mi historia y de abrir espacio al diálogo.

P.M: No fue difícil aceptar el mantener ese primer encuentro, lo que no quiere decir que el
encuentro en sí no fuera difícil. Soy republicano, y debo estar dispuesto a hablar con cualquiera
que esté dispuesto a hacerlo conmigo, también con la persona a la que ha dañado mi compromiso
político. Mi única duda era si nuestro encuentro sería positivo o sería de enfrentamiento. Esto
segundo no lo habría aceptado. Afortunadamente abrimos un camino.

Para la familia de la persona que muere en un atentado, como usted, señora Barry, todo
empieza en un día concreto, como ese 12 de octubre en Brighton; para usted, señor Magee, ese día tiene en realidad su comienzo mucho antes, en la vivencia de la opresión política, del internamiento, con el alistamiento en el IRA… ¿Cómo se abre paso el diálogo partiendo de vivencias tan diferentes?

P.M: Me uní al IRA con 20 años, en el 72. Aunque nací en Belfast, viví la niñez en Londres y mi
vuelta, en el 71, coincidió con la política de internamiento. En esa época, tanto desde el punto de
vista de mi pensamiento como de mi temperamento, me habría definido como un joven pacifista.
Al ver la realidad cotidiana de una ciudad, un país, una comunidad reprimida y que estaba
resistiendo a una ocupación, me dije ‘quiero ser parte de esa resistencia’. Y me alisté en el IRA.
Básicamente me definiría como un republicano activo desde entonces y hasta que dejé la cárcel en
1999. A mi salida, tras diecisiete años, no me incorporé al movimiento activamente, pero sigo
siendo republicano y apoyo incondicionalmente a Sinn Féin y a su estrategia de búsqueda de la
paz. Creo que lo que estoy haciendo con Joe y también con otras víctimas es otra forma de
contribución a esa causa en la que creo.

¿Ayuda o no lo suficiente explicar y escuchar las razones y el contexto de esa lucha?

J.B: Ayudan muchas cosas. Ha sido importante para mí escuchar a otras víctimas, vivir sus
experiencias, y encontrar junto a ellas un lugar en el que sentirme segura para mostrar mis
sentimientos pero también para responsabilizarme de lo que implica ese viaje al que se refiere. Al
principio no podía contar a nadie lo que estaba haciendo, no hablé hasta que pasaron diez meses
de nuestras primeras conversaciones. Tampoco Pat.

¿Es difícil hacer comprender a otras personas que para hacer el viaje que han realizado han optado por retirar de la maleta lastres como la exigencia del perdón y el arrepentimiento?

J.B: Para mí, el perdón es una palabra muy difícil de usar, porque da a entender que hay un
enemigo. De lo que se trata es de comprender y eso te lleva a acabar pensando que si te llega a
haber tocado vivir la vida del otro, seguramente habrías tomado sus mismas decisiones u otras
muy parecidas.
P.M: Desde 2000 a ahora han cambiado muchas cosas. Hoy se entiende que hay que trabajar el
legado del pasado. He hablado con mis antiguos camaradas, mis compañeros, y me he sentido
apoyado por ellos y por la mayoría de la gente corriente. Han surgido voces que dicen que es
prematuro, que no es el momento de hablar de esto… pero la mayoría no piensa eso.
Las personas que han sufrido situaciones de conflicto, que han padecido sufrimiento, son especialmente vulnerables a la manipulación. ¿Evitan ustedes gestos que les conviertan en fetiches mediáticos o políticos?

P.B: Me entenderá si le digo que no confío en los medios británicos. Esa desconfianza se basa en
una larga historia de manipulaciones. Sin embargo, en mi caso me confié al equipo de la BBC con
el que hablamos por primera vez. Creo que en general no se ha manipulado la historia, lo que no
quiere decir que algunas personas no hagan juicios adversos sobre nosotros.

¿Establecer redes y asociaciones ayuda o también tiene riesgos para quienes han padecido de un modo u otro el conflicto?

P.M: ¡Son tantas y tan distintas las asociaciones! Hay más de 40 en Irlanda del Norte, y la
mayoría son de grupos contrapuestos, hostiles entre sí. Se ha tendido a hacer jerarquías de
víctimas, y eso no ayuda a avanzar. Mi planteamiento es que en esto, como en cualquier otro
aspecto del proceso, no se puede excluir a nadie. Razones y sinrazones las tenemos todos. Si
vamos a trabajar con el legado del pasado, lo hemos de hacer de una forma incluyente.

¿Cuál es el lugar que ocupan las víctimas en la resolución de un conflicto y cuál es el papel que no deberían jugar nunca?

P.M: Cada proceso es distinto, y no podemos aportar respuestas cuando nosotros tenemos tantos
interrogantes. Si podemos decir algo es que nuestra experiencia se orienta a la reconciliación, no,
como he dicho, a poner a unos u otros por encima, y hacer eso implica, respetar.

¿Qué mensaje quieren transmitir en esta visita a un país como Euskal Herria que trata, no sin dificultades, de construir un escenario de democracia y paz?

P.M: No traemos recetas, pero pensamos que a la gente le puede venir bien conocer nuestra
historia. Cada país, cada proceso es diferente, sólo podemos contar nuestro viaje, y esperar que
ayude a alguien…
J.B: Tendemos a clasificar a las personas. Hay que intentar trascender a eso, sólo así podremos
ver que ése al que dibujan como nuestro enemigo es una persona que tiene su dignidad. Todos
merecen ser oídos. En nuestro caso comprender eso ha sido fundamental.

Gara  7 noviembre 2006


V Jornadas de Noviolencia Activa de Donosti – Lunes.6 de noviembre de 2006 – 2 comentario(s)

 

Tomado de Acompaz

«Estoy dispuesto a oír tu dolor y tu indignación»

GENOVEVA GASTAMINZA (EL PAIS)

La reconciliación entre la hija de un diputado ’tory’ y el militante del IRA que le asesinó

Ella se animó para su primera cita pensando que él tendría más miedo al encuentroReconocen que la suya es una experiencia muy singular, pero se niegan a admitir que sea la única. En cualquier caso, es extraordinaria. Jo Berry es hija de sir Anthony Berry, miembro del Parlamento británico que fue asesinado junto a otras cuatro personas en 1984, durante el congreso que celebraba el Partido Conservador de Margaret Thatcher en el Gran Hotel de Brighton. Pat Magee es miembro de la célula del IRA que colocó la bomba. Ambos mantienen un contacto regular desde hace seis años, poco después de que Magee, que cumplía cadena perpetua por el atentado, fuese excarcelado tras los acuerdos de paz en el Ulster.

La iniciativa fue de Jo Berry, una joven lectora de Gandhi a quien el impacto del asesinato de su padre situó en una encrucijada cuando tenía 27 años. «Pensé que tenía dos opciones. Seguir la de la no violencia, que me salía del corazón, o la otra más normal. Opté sin dudar por la primera», explica Berry. Pero antes de llegar a la experiencia de su reconocimiento mutuo -hoy la relatarán en San Sebastián, como plato fuerte de las quintas Jornadas de No Violencia Activa que organiza la asociación vasca Bidea Helburu, defensora de la no violencia y el diálogo para la solución de conflictos-, Berry recorrió un largo camino que le llevó a crear la organización Construyendo Puentes de Paz para tratar de extender proyectos de paz en distintas zonas del mundo en conflicto.

«Quería encontrar un punto positivo en la tragedia que me había ocurrido», rememora Berry. Por eso, un año después del asesinato de su padre, fue a Irlanda del Norte a «escuchar historias» de gentes de la comunidad republicana. Por ejemplo, lo que significa tener el Ejército británico en las calles, o experiencias en las prisiones. «Empecé a comprender por qué se había matado a mi padre, y encontré que en Irlanda del Norte la gente tenía mucho deseo de oír mi historia, y en Inglaterra no tenían interés», explica.

El encuentro con Pat Magee no fue casual, sino trabajado con insistencia desde personas cercanas a ambos. Jo Berry recuerda que, de todos modos, se produjo cuando «ya estaba curado algo» de su dolor y tenía la impresión de que «podía sacar algo» de sí. Por parte de Magee existía la preocupación de que pudieran enfrentarse, pero sus temores se disiparon cuando le aseguraron que Berry sólo quería hablar con él y conocer sus motivos. «Aunque ahora no soy miembro del movimiento republicano, me considero republicano, y el que me encuentre con Jo y otras víctimas es una contribución al proceso de paz [de Irlanda], en el que hace falta una reconciliación», señala.

¿Y cómo fue el primer encuentro? Berry describe con detalle el estado de ánimo «terrible» con que cruzó en el ferry para ir a Irlanda. Y recuerda que se consoló pensando: «Pat tendrá más miedo que yo de encontrarnos». La cita duró tres horas. «La primera hora y media Pat tenía puesto su sombrero político, que yo conocía bien», relata Berry. Después de transcurrido ese tiempo de conversación, Pat Magee confesó a su interlocutora: «No sé qué decir. Nunca he estado delante de alguien con la dignidad que tú tienes. Estoy dispuesto a oír tu dolor y tu indignación».

«Fue un momento impresionante, porque estábamos empezando otro viaje. Éramos dos seres humanos vulnerables compartiendo nuestras experiencias. Le conté muchas cosas de mi padre, que era un ser humano muy dispuesto a hablar, cosa que era para mí muy importante». ¿Y cuál fue la utilidad de esta experiencia? Berry lo explica así: «Hoy me doy cuenta de que, si me hubiese tocado vivir en la piel de Pat, hubiese podido tener su propia experiencia. Pero sólo me di cuenta de eso al escucharle y al sentir empatía, un sentimiento que también he experimentado al hablar con ex militantes republicanos y constatar el mito que lleva dentro el definir a alguien como enemigo».

Pat, por su parte, explica que el primer paso que hay que dar para entenderse es «reconocer». Y valora, en este sentido, la importancia del testimonio de Berry cuando ésta afirma que «ha llegado a darse cuenta de que, si estuviera en la misma piel y con la misma vida que otro, probablemente hubiera tomado las mismas opciones». Magee cree que es clave «respetar la integridad y la posición del otro», porque no hay blanco y negro en los conflictos.

En este punto Jo Berry interviene para precisar a Magee: «Hay que respetar la actitud del otro, pero no aceptar la violencia. Yo he hablado con muchos hombres que han matado y coinciden en que lo han hecho porque se han sentido no escuchados. Yo intentaba crear más recursos, más capacidad de escuchar. Creo que la violencia nunca da resultados, que es muy fácil que una víctima sea un victimario, y así el círculo se pone a rodar. Me apasiona conocer las raíces del terrorismo y de la guerra. Así es como siento curación dentro de mí».

Sin embargo, Pat Magee no abomina de la lucha armada, incluso delante de una víctima de ella. Y tampoco admite la contradicción que supone esto con el hecho de reconocer el mal que ha causado, algo que sí acepta. «Cuando estás cara a cara con alguien a quien has dañado, se abre una nueva dimensión, y uno se da cuenta de la pérdida que ha causado y de que también ha perdido una parte de sí mismo y de su humanidad», asegura. Pero, a la vez, insiste en que cree que en circunstancias extremas la lucha armada «está justificada». «Nadie en su sano juicio elegiría la violencia como primera opción».

¿Quizás por eso no hablan de perdón en su discurso habitual? Jo Berry asegura que trata de evitar el uso de esta palabra por sus «connotaciones cristianas». «Me alejo de eso. Quiero hablar de experiencias humanas y no de experiencias cristianas», precisa.

Por su parte, Magee lo explica así: «Nunca he pedido perdón por mis acciones. Lo que pido es que se comprendan, pero no por mí. Si entendemos lo que provocó esos 30 años de violencia [en Irlanda del Norte], quizás puedan surgir otras opciones. He dicho lo siento, pero no es pedir perdón. Nunca le diría a Jo ’perdóname’, porque me doy cuenta de que no puedo deshacer el mal causado. Eso sí, soy consciente de que mi humanidad ha descendido por haber destruido una vida humana».

 

ENTREVISTA  CON GINN FOURIE

Esta fisioterapeuta es símbolo de la reconciliación en Suráfrica

Ginn Fourie saluda a desconocidos en la calle donde nos encontramos. Jóvenes negros. Como si buscara hacerles saber que importan, que los ve, que los reconoce. «¿Ves lo sorprendidos que se quedan? Todo el mundo habla de la violencia contra mujeres y niños, ¿pero qué pasa con los hombres?». Poco después enseña un estudio sobre varones surafricanos bajo abuso. Violencia, opresión, racismo. Palabras que se han hecho importantes para Fourie desde hace ahora 15 años. En 1993 era profesora de fisioterapia en la Universidad de Ciudad del Cabo, casada y con dos hijos. Una vida placentera. Un mundo aparte del de Letlapa Mphahlele, líder antiapartheid. Éste ordenó atentar contra la taberna donde Lyndi Fourie celebraba el fin de sus estudios de ingeniería civil. Cayó abatida.

 

Para Ginn, su madre, 1994 inició un proceso que la llevó del ansia de venganza al perdón y, después, a la reconciliación. Fourie y Mphahlele trabajan ahora juntos en una fundación por el diálogo interracial y la rehabilitación de excombatientes. Historia surafricana, triste, generosa, positiva. Ginn elige el restaurante ante el monumento a Cecil Rhodes, colonizador brutal. Elección meditada: «Sirve para recordar nuestra historia».

Cristiana, Ginn quiso perdonar. Los tres hombres detenidos por el atentado fueron condenados a 25 años de cárcel. Fourie inició su proceso de comprensión, «de la psique del oprimido, de cómo puede llevarlo a la violencia». Y también de comprensión del perdón, «un proceso por el que se abandona por principios el justificado derecho de venganza; las emociones llegan después, la alegría, también regresa». En 1998, Ginn, apenas salida del hospital en lucha contra un cáncer, se enfrentó de nuevo a los tres, en la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Habían solicitado amnistía. «Les dije que habían matado a una aliada». «Me dijeron que llevarían mi mensaje a sus comunidades y vi cómo ellos mismos se ponían las esposas, una imagen simbólica muy dura». Mujer de sonrisa cálida, con una cierta picardía, se emociona un poco durante la charla. Pero no dura la emoción. La sacude a un lado, «la alegría también regresa», sonríe y pregunta si podemos tomar postre.

Mphahlele no compareció ante la Comisión. Publicó un libro y en la presentación, en 2002, apareció Ginn, batalladora. Quedaron en verse en privado e iniciaron un diálogo que llega hasta el presente, hasta el trabajo en su fundación. Él dice que Ginn le ha dado el mayor regalo que un ser humano puede dar a otro, el del perdón. La considera un símbolo nacional. Ella asistió a la ceremonia de bienvenida prevista en su pueblo, en Limpopo, zona rural pobre. Allí, ella pidió perdón por la esclavitud, el colonialismo y el apartheid. Y ahora inquiere: «¿Qué sienten los españoles sobre lo que hicieron sus antepasados en Suramérica?».

Su marido no comparte sus ideales. «Pero si puedo perdonar a los asesinos de mi hija, ¿cómo no puedo perdonar a mi marido?», añade. Siguen juntos, dialogando.

LALI CAMBRA 16/02/2009 El País.es

http://www.elpais.com/articulo/ultima/perdon/pone/fin/derecho/justificado/venganza/elpepiult/20090216elpepiult_1/Tes

 

 14 Feb 2009Versión íntegra de la entrevista a Aaron Barnea aparecida en Público el 14-2-almodovarAaron frente al Ministerio de Defensa en Tel Aviv

Una mirada superficial parece indicarnos que no hay nada entre israelíes y palestinos que escape a la espiral de terror y desesperación. Pero siempre hay destellos de algo distinto. Se trata de darles valor y espacio. Impregnarse de la profunda fuerza que late en ellos por ínfimos y frágiles que parezcan al lado de los proyectiles. Aaron Barnea perdió a su hijo Noam en el Líbano en 1999. Cuando murió, le faltaban sólo 5 días para acabar el servicio militar. En su uniforme encontraron la insignia del Movimiento de las Cuatro Madres que reclamaba la retirada del ejército israelí del Líbano. Desde entonces Aaron participa en el Foro de Familias, una organización que reúne a familias israelíes y palestinas que transforman el dolor por la pérdida de un ser querido en acciones por la reconciliación. Que desafía a la fatalidad sin reproducirla.

Háblanos sobre el Foro de Familias(1)

Los orígenes del Foro están en el año 94. Entonces, un joven, un soldado de 19 años que se llamaba Arik Frankenthal, fue capturado por un grupo de Hamas mientras hacía auto-stop. Su familia era muy religiosa, cumplían el perfil de lo que llamamos aquí “el religioso nacional”: los que van con los sombrerillos tejidos (kippa), se suelen identificar como gente cercana a los que viven en los asentamientos y mantienen posiciones muy radicales sobre la solución al conflicto. Durante los siete días de duelo tradicionales judíos, su padre, Yitzhak Frankenthal, recibe la visita de un pequeño grupo llamado “Víctimas del Terrorismo”. Son familiares de asesinados en acciones terroristas palestinas y cada vez que sucede algo se manifiestan exigiendo mano dura, venganza, nada de tregua, etc. Pero Yitzhak les dijo: “señores, ustedes no me representan. Nada me va a devolver a mi hijo. No me voy a consolar sabiendo que más familias palestinas lloran a sus hijos, la violencia sólo engendra violencia y lo que tenemos que hacer es apoyar el Acuerdo de Paz”. En el año 94 estábamos en el ápice de lo que se llamó el Acuerdo de Paz, el acuerdo firmado por Rabin y Arafat en Oslo. La voz de Yitzhak era nueva porque lo que predominaba entonces era el rechazo al Acuerdo, al que se oponía la derecha israelí y también Hamás. Isaac Rabin se dio cuenta inmediatamente de que ahí tenía un apoyo de mucha envergadura a su política y le abrió la posibilidad a Yitzhak de dirigirse a un público más amplio, especialmente familias israelíes que habían sufrido la muerte de un ser querido a raíz de acciones palestinas. En poco tiempo hubo unas 25 familias que se agregaron a ese llamamiento por la paz de Yitzhak. Al año siguiente asesinan a Rabin y el Acuerdo de Oslo comienza a desvanecerse.

Un punto de inflexión

Sí, también para nosotros. Hacia fines del 98, lo que era una iniciativa exclusivamente israelí decide dar un paso importante: ver si al otro lado de la frontera hay grupos palestinos, familias palestinas determinadas a adoptar la misma posición. Una posición que hable de reconciliación, de la necesidad de llegar a un acuerdo y de abandonar la violencia y el terror. Esa decisión desafiaba una opinión muy extendida en Israel que dice: “al otro lado no hay ningún interlocutor”. El grupo va a Gaza y descubre a muchas familias dispuestas a adoptar la misma actitud. Comienza un periodo de “dinámica de grupos” entre la gente de ambos lados y el grupo descubre que tiene en sus manos una fuerza enorme que va mucho más allá del mero apoyo al Acuerdo de Paz que ya entonces estaba esfumándose.

¿Qué fuerza es esa?

Es la fuerza de hablar al público y decir: “si personas que han perdido a sus seres queridos, personas que han pagado el precio más alto al conflicto, son capaces de hablar entre sí y llegar a un diálogo de reconciliación, entonces cualquiera puede hacerlo”. Desde ese momento la organización, que pasa a llamarse “Foro de familias-Círculo de Padres” porque se abre también a personas que han perdido a seres queridos “de primer grado”, se transforma en una organización apolítica que se dirige directamente al pueblo, a la sociedad civil, para mostrar que la reconciliación es posible.

¿Cómo es el trabajo concreto del Foro?

Nuestro mayor enemigo es la polarización. Pero aquí la polarización no es ideológica. La polarización viene de una falta de conocimiento del otro, de encuentro humano con el otro. Los medios de comunicación han jugado un papel muy importante en todo esto, porque tienen una tendencia a la simplificación, a la reducción del otro a una sola dimensión. Mientras que el encuentro personal complica la visión. ¿Y qué es lo humano si no esta complicación? Ese efecto es el que buscamos en los encuentros.

¿Encuentros de qué tipo?

Habitualmente vamos muchísimo a los colegios. Cada año visitamos más de mil clases. No va un solo conferenciante, sino dos. Un israelí y un palestino, juntos. El conferenciante abre la clase relatando su historia en primera persona y cómo se encontró con el otro en la organización. Por ejemplo, el palestino relatará qué obstáculos ha tenido que pasar ese mismo día para dar la charla, a qué hora ha tenido que levantarse para cruzar el check-point y cómo es su vida cotidiana. Es un relato individual pero que tiene una perspectiva muy amplia, porque habla de una realidad que es común a todo un pueblo. Por eso genera empatía. El efecto es increíble. Después de estar hora y media un israelí y un palestino hablando juntos, los chicos nos dicen: “por primera vez vemos el otro lado de las cosas”.

También organizamos encuentros a nivel personal en los que por ejemplo un israelí trata de recuperar su pasado y contárselo a la otra parte y al revés. O encuentros entre las familias. Se hacen generalmente cerca de Jerusalén, allí donde israelíes y palestinos podemos llegar sin problemas. Ahí se trata sobre todo de conocerse a nivel humano. Pero también realizamos entonces otro tipo de actividades: por ejemplo visitamos juntos Yad Vashem, el centro más importante en Jerusalén dedicado a la historia del holocausto. Lo hicimos juntos. Y el mismo grupo fue a visitar una de las aldeas palestinas abandonadas en el 48, en lo que los palestinos llaman la Nakba, es decir el desastre que supuso para ellos la instauración del Estado de Israel que generó el problema de los refugiados. Fuimos también juntos. Dos personas que vivieron en esa aldea y que hoy en día son miembros de nuestra organización hablaron al grupo. En esos encuentros pudimos compartir las dos narrativas, israelí y palestina.

A finales del 2002 lanzamos un programa llamado “¡Hola, Shalom! ¡Hola Salaam!” (2). Era una línea telefónica que permitía a israelíes comunicarse con palestinos y viceversa. Entrábamos en el segundo año de la Intifada y percibimos que los dos pueblos necesitaban volver a dialogar. Recibimos dinero de la UE para difundir el proyecto y resultó ser un éxito de grandes dimensiones. Más de un millón de llamadas fueron registradas por el ordenador. La experiencia fue publicada y tuvo mucha resonancia mundial. Hoy la línea existe aún pero está prácticamente silenciada, por carencia de fondos. A raíz de la guerra reciente en Gaza decidimos ofrecer al grupo de ONGs de la Paz el derecho de continuar con la línea. En caso de que eso no progrese, trataremos nuevamente de conseguir los fondos para seguir llevándola nosotros porque creemos que vuelve a cobrar importancia.

¿Qué significa ‘reconciliación’?

Reconciliación significa aceptar la existencia del otro. Aceptar la humanidad del otro. Los derechos del otro a existir. Pensar en un lugar común donde convivir que seguramente exigirá que cada una de las partes renuncie a los “grandes sueños nacionales”. Mediante la empatía personal que se genera en los encuentros vislumbramos eso, prefiguramos eso. En el caso de estos dos pueblos hay muchas posibilidades de llegar a una reconciliación porque hay muchas cosas que nos unen. Israel puede ofrecer a Palestina una perspectiva moderna y occidental al lado de casa. Por su lado, los israelíes están atados emocionalmente a la tierra palestina. No hace falta ser el propietario de esa tierra para sentirlo. Los palestinos serán los custodios de esas lugares afectivamente tan importantes para los israelíes. Hay muchas posibilidades para generar puentes.

A diferencia de otros conflictos, como en Sudáfrica, vosotros habláis de reconciliación ya, sin postergarla para después del acuerdo político.

Nosotros confiamos en la sociedad civil. Presuponemos que la sociedad civil puede incluso desarrollar fuerzas que empujen a los políticos a llegar a acuerdos. Esa es nuestra función. Hoy sabemos que además de un acuerdo de paz, elaborado y firmado por los políticos, va a ser necesario un proceso de reconciliación. No una acción puntual, sólo por arriba, sino un proceso social. Nuestra misión es catalizar ese proceso, tratar de desencadenarlo con nuestro ejemplo, producir una ruptura emocional.

¿Qué significa eso?

Amos Oz nos explicó lo que quería decir con un ejemplo: cuando el presidente egipcio Anwar Shadat llegó a Israel un día memorable de 1977, para la población israelí era completamente impensable cualquier perspectiva de paz con Egipto. Pero Shadat llegó con un mensaje tan claro de paz y una disposición de tanta apertura que desarmó totalmente a la población. Fue increíble porque en cuestión de horas se generó en Israel una ola multitudinaria e imprevista de apoyo al movimiento de paz. Amos Oz nos dijo que cuando nosotros generábamos ese efecto en la gente, porque descubre de golpe que existe un palestino que es un ser humano, no una imagen estereotipada y unidimensional, inhumana, sino algo mucho más amplio. Lo que nosotros hacemos en los encuentros que generamos es humanizar al otro. Y el otro es en el caso de Israel es el palestino y en el caso de Palestina, es Israel. Esa es nuestra función.

¿Vuestra organización tiene algún color político?

Nuestra actitud es apolítica. ¿En qué sentido? Nosotros no entramos a dar soluciones sobre los diferentes temas que están sobre el tapete político: ¿cuál tiene que ser el futuro de Jerusalén? ¿Cómo debe resolverse el tema de los refugiados? Por el contrario, nosotros decimos que aceptaremos cualquier acuerdo político al que los políticos lleguen siempre y cuando sea de manera abierta, democrática, mediante el diálogo y la negociación. A nivel individual pensamos diferente sobre los diferentes temas: dentro de la organización la mayoría abrumadora se considera sionista, pero nadie pone en tela de juicio ni por un momento el derecho de los palestinos a tener su estado. Y creemos que ambas realidades son perfectamente compatibles. En todo caso, a nivel de organización no entramos a un análisis de las diferentes soluciones posibles. Nuestra función es hablar al pueblo con nuestro ejemplo. Y es precisamente porque no tenemos una actitud política por lo que podemos hablar en los colegios, que de otra manera serían mucho más cautos con nosotros. Una actitud apolítica nos permite una apertura mucho más amplia. A nivel más general, se nos ubica en el movimiento por la paz, que aquí está muy vinculado a la izquierda israelí.

Vuestra respuesta personal a la terrible violencia que habéis sufrido tan directamente no parece normal, ¿acaso sois gente excepcional?

Cada uno de nosotros pasó el trauma más grande que se puede pasar: la muerte violenta de un ser querido. En mi caso, mi hijo Noam. Su muerte me sacudió hasta la médula. Pensé que era el final de mi vida. Al principio lo que me sacó de la desesperación fue un sentido de responsabilidad hacia mis otros hijos. Y después la certeza de que mi experiencia me daba una voz y una fuerza que me permitía hablar en favor de la paz. Ninguno de nosotros se considera un santo, Ghandi ni nada de eso. Uno siempre puede preguntarse: “¿reaccionando con odio qué es lo que obtengo?” Mucha gente considera que la pérdida de un hijo impide hacerse esas preguntas. Pero no es nuestro caso. Yo he perdido a un hijo, pero no he perdido la cabeza.

Una última palabra tras las elecciones recientes

Busco la palabra más expresiva para describir lo que siento un día después de las elecciones: me siento aplastado. Pero no vencido. ¿De dónde sacar energías para continuar? Tengo la certeza de que para Israel la paz es una necesidad existencial. Seguiremos buscando aperturas, enfrentando a ambas partes con la humanidad del otro, dándole nombre y apellido, biografía y anhelos. Ahora será más difícil y por ello seguramente más importante.

1. http://www.theparentscircle.org/

2. http://www.theparentscircle.org/Activities.asp?sivug_id=2

 

Ynetnews

Traducción y notas: Octavio Hernández, para Canarias-semanal.com y Rebelión

Nota del traductor: La Carta Abierta de Noa a los palestinos obtuvo la respuesta en Israel del
director de cine Udi Aloni, hijo del activista israelí pacifista y de izquierdas Shulamit Aloni y creador
de la película”;Unforgivenes”;, que puede traducirse como redención o perdón, un film
de 2006 con poca difusión que ha sido proyectado en el estado español por organizaciones de
solidaridad con Palestina. La cinta es un diálogo entre pasado y presente y se retrotrae a la
masacre sionista de la aldea palestina de Deir Yassin en 1948, perpetrada por el grupo terrorista
israelí Irgun Zvai Leumi. Cabe recordar que el jefe de operaciones de este grupo sanguinario fue
Eitan Livni, padre de la actual ministra de exteriores de Israel, Tzipi Livni (algo así como si Soraya
Sáenz de Santamaría llegara a ministra con el PP).
Noa ha sido seleccionada por Israel para cantar a la coexistencia en el festival de
Eurovisión 2009, se supone que acompañada de una cantante árabe, Mira Awad, a la que ya se ha
pedido que renuncie a semejante despropósito.
:

Contestando a Noa

(por Udi Aloni, 9 de enero de 2009, ynetnews)

Estimada Achinoam Nini (N.T.: en adelante, Noa)

He elegido contestarte, y no a la extrema derecha en su conjunto, porque creo que la traición del
pacifismo, en este momento más que en otros, excede mil veces en daño al de la derecha. La
facilidad con que el pacifismo pasa de largo sobre los rugidos de la guerra dificulta la creación de
un movimiento significativo capaz de ofrecer una verdadera resistencia a la ocupación.

Rayas tus ojos, empleas tus cariñosas palabras al servicio de tu pueblo conquistador y llamas con
voz tierna a los palestinos a rendirse. Concedes a Israel el papel de libertador. A Israel, que durante más de 60 años ha estado ocupándolos y humillándolos. Escribes: ¡Sé dónde está su
corazón! Está donde está el mío, con mis hijos, con la tierra, con el cielo, con la música, con la
esperanza!. Pero Noa, a ellos les quitamos la tierra y los encerramos en un gueto llamado
Gaza.

Hemos cubierto sus cielos con cazas, elevándonos como ángeles del infierno y repartiendo muerte
arbitrariamente. ¿De qué esperanza hablas? Acabamos con cualquier posibilidad de moderación y
convivencia desde el momento en que les hurtamos la tierra mientras nos sentábamos con ellos en
las mesas de negociación. Puede que hayamos hablado de paz, pero en realidad los estábamos
saqueando. Ellos querían la tierra que les concedía el derecho internacional, y nosotros hablábamos
en nombre de Jehová.

¿Hacia dónde se supone que ha de volverse el pueblo de Gaza, si hemos pisoteado el derecho
internacional y el resto del mundo ilustrado ignora su grito? Cuando la ilustración falla y la
moderación es vista como una debilidad, el fanatismo religioso conduce a una sensación de
poderío. A lo mejor si mentalmente te pusieras en el lugar de los sitiados de Masada(N.T.: fortaleza
hebrea sitiada por las legiones romanas), podrías hacerte una mejor idea de qué está pasando en
Gaza.

Los que no son seguidores en Gaza encuentran difícil hablar contra Hamas, cuando su gueto está
siendo bombardeado noche y día. Probablemente dirás que no los bombardearíamos si ellos
dejaran de dispararnos, pero ellos disparan porque están luchando por algo más que vivir en
una cárcel llamada Gaza. Están luchando por el derecho a vivir como ciudadanos libres en un país
independiente, exactamente igual que hacemos nosotros.

Escribes:” Yo sé que en el fondo de sus corazones ustedes desean la derrota de la bestia
llamada Hamas que los ha aterrorizado y asesinado, que ha convertido a Gaza en un estercolero de
pobreza, enfermedad y miseria”. Pero Hamas no es el monstruo, mi querida Noa. Es el hijo del
monstruo.

La ocupación israelí es el monstruo. Es la única responsable de la pobreza, la enfermedad y el
horror. Estábamos tan asustados con su fuerte liderazgo (N.T.: Arafat), que minaba nuestra fantasía de una Tierra de Israel, que elegimos financiar y apoyar a Hamas, esperando que con una política de divide y vencerás podríamos continuar con la ocupación para siempre; pero cuando se vuelven las tornas, tú decides culpar a la consecuencia, en vez de a la causa.

Escribes: “Sólo deseo para ustedes que Israel pueda hacer la tarea que todos sabemos que
debe ser hecha y finalmente logre librarlos de este cáncer, este virus, este monstruo llamado
fanatismo, hoy llamado Hamas. Y espero que esos asesinos hallen un resto de compasión que
todavía exista en sus corazones y dejen de usarlos a ustedes y sus hijos como escudos humanos de
sus crímenes y cobardía”. Es como si tu equivalente palestina escribiera: Esperemos que Hamas haga el trabajo, y nos libre de la Derecha.

Así que, en lugar de dar órdenes a un pueblo cuya luz de esperanza hemos extirpado
quirúrgicamente, podrías ayudar a tus hermanos y hermanas a librarse de la ocupación, la opresión
y el arrogante colonialismo infligidos por nuestro país. Sólo entonces podrías animarlos y devolver
Palestina al estado mental en que se encontraba antes de que los arrinconáramos contra el muro
que construimos.

Y si tus hermanos en Palestina escogen a Hamas, tienes que respetar su elección, igual que las
naciones del mundo respetaron a Israel cuando eligió al criminal (Ariel) Sharon. Hamas es el
instrumento de lucha de los palestinos, igual que él lo fue para ustedes. De eso va la democracia.
Solamente entonces podrás compartir con tus hermanos de Palestina e Israel, como iguales, la
alegría de la tierra, el cielo y la música; sólo entonces podremos luchar juntos por la igualdad de
cada hombre y cada mujer que viva en esta sagrada tierra. Amén.

Queridos hermanos palestinos

Hoy les escribo a ustedes con pesar. Gaza arde. La frontera con Israel está bajo fuego. Los niños de ambos lados de la valla están aterrorizados, traumatizados de por vida, heridos en cuerpo y alma. Vida!!. Se pierde Vida! La sangre fluye! Dolor y lágrimas y angustia abundan.

Qué tan familiar es todo esto, hermanos míos? Qué tan bien conocemos estas imágenes, este miedo apretando nuestras gargantas, la esperanza alejándose de nuestros corazones?

Ha comenzado un nuevo año. Estoy sentada en la oscuridad frente a mi computadora, en mi hogar frente al mar. El mar que es nuestro, nuestro mar Mediterráneo, nuestra cultura, de los que deambulan, de los sin casa, de los llenos de nostalgia, de los luchadores, de los constructores, de los sobrevivientes, nuestros sueños como olas y marea, empujados por la luna y las estrellas hasta la eternidad.

Desde aquel desgraciado día en 1994 cuando Rabin fue asesinado a metros de donde estaba yo, desde aquel horrible momento, he dedicado gran parte de mi vida pública a cantar y bregar por la paz.

He visto el Proceso de Paz subir y bajar y bajar como los senos de una mujer respirando en la noche. He visto oportunidades desperdiciadas, tantas chances perdidas, tanta ignorancia y obstinación irracional, tanta belleza atrapada bajo la pesada bota del orgullo.

He cantado y he hablado, he discutido y he abrazado, me he conmovido hasta las lágrimas tantas veces, y he hecho amistades que parecían improbables que sucedan… amigos por los cuales daría mi brazo derecho, amigos a los que protegería aún cuando tuviera que correr a través de la frontera bajo fuego.

Y hoy, hoy tengo que decir; tenemos un enemigo que vencer, un horrible enemigo común y debemos trabajar juntos para erradicarlo! Ese enemigo, amigos míos, es el fanatismo. Ese enemigo es el extremismo en todas sus reencarnaciones y manifestaciones.

Ese enemigo es todo hombre que pone «dios» por arriba de la vida, que clama la palabra «dios» como su espada y escudo, que clama que «dios» está de su lado. Judíos, musulmanes, cristianos, todos comparten esta marca negra.

Todos han caído en este destructivo y horrible fanatismo que a cierto punto en sus historias y resultados ha sido devastador.

Inshallah (si Dios quiere), tendremos nuevamente una oportunidad.

He hablado generalmente contra el fanatismo en mi país, porque lo encuentro repulsivo y difícil de sostener. En el gobierno, en los asentamientos, en las sinagogas, estoy comprometidamente en contra de él. He arriesgado mi carrera y mi bienestar por esta creencia.

Ahora veo la fea cabeza del fanatismo, la veo grande y horrenda, la veo con sus ojos negros y su sonrisa aterrorizante, veo sangre en sus manos y conozco uno de sus muchos nombres: HAMAS.

Ustedes también lo saben, hermanos míos. Ustedes también conocen a este monstruo horroroso. Ustedes saben que está violando a vuestras mujeres y las mentes de vuestros hijos. Yo sé que está educando para el odio y la muerte.

Ustedes saben que es chauvinista y violento, ambicioso y egocéntrico, que se alimenta de vuestra sangre y grita el nombre de Allah en vano, que se esconde como un ladrón, que usa a los inocentes como escudos humanos, usa las mezquitas como arsenales, miente y engaña, los usa a USTEDES y los tortura y mantiene como rehenes!!

Yo sé, hermanos, que esto es verdad!! Yo sé que ustedes saben la verdad! Y yo sé que ustedes no lo pueden decir porque temen por vuestra vida así que lo voy a decir por ustedes!! Yo no temo!!

Me consideron privilegiada de vivir en una democracia donde las mujeres no son objetos sino presidentes, donde una cantante puede decir y hacer lo que le venga en gana! Yo sé que ustedes no tienen este privilegio (aún…pero ustedes lo tendrán, inshallah, ustedes lo tendrán…)

Yo sé que ustedes están HARTOS de ser rehenes de este demonio, de esta bestia horrible, y no sólo lo están en Gaza, o en Irán o en Irak o en Afghanistan, sino en cualquier lado!!! Ustedes son gente destinada a florecer en paz! Vuestra majestuosa historia rebosa de creatividad, literatura, ciencia y música, contribuciones infinitas a la humanidad, no con discapacidades, torturante fanatismo y gritos de Jihad y Sahid!

Los veo a veces en las calles, manifestándose junto a los monstruos, aullando «muerte a los judíos, muerte a Israel!!». Pero no les creo! Yo sé donde está vuestro corazón! Está donde está el mío, con mis niños, con la tierra, con los cielos, con música, con ESPERANZA!! Ustedes no quieren nada de lo que aullan pero no tienen otra opción! Hermanos míos, los veo a través de un velo de miedo, a través de vuestro burka! Abrazo vuestras esperanzas porque son mías!

Mi país cometió muchos muchos errores a través de los años. Lo he visto perder tantas oportunidades, y como ciudadana de este país soy la primera en admitirlo y criticarlo en su tontería. Yo me manifiesto, voto, hablo en público y canto fuerte y claramente. .

Pero, ahora, hoy, yo sé que profundo en vuestros corazones ustedes desean que se termine esta bestia llamada Hamas que los ha aterrorizado y asesinado, que ha convertido a Gaza en un basural lleno de pobreza, enfermedad y miseria. Aquellos que en el nombre de «allah» los han sacrificado en un altar de orgullo y ambición de poder.

Hermanos míos, lloro por ustedes. Lloro por nosotros también, sí, lloro por mis compatriotas sufriendo las bombas en el sur y en el norte, en todos lados, lloro por los soldados secuestrados y los asesinados, por sus familias privadas de ellos, por la inocencia perdida para siempre, pero lloro dolorosamente por ustedes porque sé que están sufriendo, los puedo sentir, los siento!

Sólo puedo desearles que Israel haga el trabajo que todos necesitamos que se haga, y finalmente los LIBERE de ese cáncer, de ese virus, de ese monstruo llamado fanatismo, hoy llamado Hamas. Y que esos asesinos encuentren la poca compasión que aún existe en sus corazones y DEJEN de usarlos a ustedes y vuestros niños como escudos humanos para sus crímenes y cobardía.

Y entonces…quizá, entonces, Inshallah (si dios quiere), vamos a tener nuevamente una oportunidad…vamos nuevamente a levantar nuestros cuerpos rotos y almas y caminar despacio el uno hacia el otro, alcanzar una mano cansada, mirarnos en los ojos llenos de lágrimas y decir con una voz entrecortada: «Shalom. Salaam. Suficiente. Suficiente hermano mío…querés un café? Por acá, sentate un momento…caminemos…sabemos las palabras, conocemos los sonidos, sabemos el camino…

Shalom……  Salam…… Con el corazón roto aún añorando amar,

Vuestra Amiga Noa

* Aparecida en http://www.ynetnews.com/articles/0,7340,L-3651784,00.html (Traducción del original en ingles)

 

Entrevista a Sergio Yahni, periodista israelí que dirige la organización pacifista Centro de Información Alternativa.

 

Patricia Rivas

YVIKE Mundial

¿Qué relación existe entre la masacre de Gaza y las elecciones legislativas que tendrán lugar el próximo martes en Israel?

Hay una relación concreta y directa entre la masacre de Gaza y las elecciones del 10 de febrero. La primera y principal es que el ejército intentaba llevar adelante a su candidato, que es Ehud Barak, ya que en este momento no existe otro candidato que representaría los intereses del Ejército en la sociedad política. Por eso es que esta masacre, esta invasión a Gaza, se hizo para mejorar las posibilidades de Barak de transformarse en ministro de Defensa.

Lo sorprendente es que parece que Ehud Barak no está muy bien en las encuestas, y de alguna forma no han podido evitar ni Tzipi Livni ni Barak, el laborismo israelí, que Netanyahu, una de las opciones más a la extrema derecha del arco político israelí, se haya fortalecido de cara a estas elecciones.

Claro. En este momento lo interesante es que, si bien el Ejército llevó adelante la invasión para poder poner a su persona, a su agente en el Gobierno, la conclusión fue totalmente diferente. Netanyahu y la ultraderecha, son los que al parecer van a gobernar, y está en cuestión la posibilidad de que Ehud Barak sea el próximo ministro de Defensa.

¿Cómo definirías tú el perfil de Benjamin Netanyahu, quien probablemente será el próximo primer ministro de Israel y de Ehud Barak?

Ehud Barak representa más que nada los intereses políticos del Ejército. El Ejército se ha constituido como un partido político, uno más de los partidos políticos, que intenta tener espacio en la política nacional.

Benjamin Netanyahu es otra persona y representa los ideales y la ideología neoconservadora, y el ejército no está muy de acuerdo con eso. Él representa la privatización. Es un agente de Bush, se podría decir; comparte con Bush la ideología neoconservadora, tanto militarmente como políticamente y económicamente. El ejército no está de acuerdo, porque eso los pone en problemas muy serios con respecto a la reducción de presupuestos militares, por un lado, pero por otro lado también a aventuras militares que el ejército no cree que se puedan llevar adelante.

¿Cómo se entiende que el hecho de que los políticos exhiban posturas beligerantes con respecto al pueblo palestino, que privilegien el uso de la fuerza por encima de cualquier otro argumento, que usen la amenaza como argumento político constante durante todo este tiempo sean premiadas en los sondeos de opinión? Aparentemente, la ciudadanía israelí está recompensando con su aprobación la masacre de civiles que el mundo ha presenciado…

Bueno, la ciudadanía israelí está claramente recompensando la masacre, y aún está pidiendo más, porque va hacia la extrema derecha. Pero tenemos también que ver la realidad social que se esconde detrás de esta recompensa. La sociedad israelí está en una profunda crisis social, económica, militar, de seguridad, que no sabe cómo resolver. En este momento la izquierda no está suficientemente coordinada para proponer una alternativa coherente, y lo que queda en el mercado de ideas son las ideas de la extrema derecha, de una derecha ya fascista, y eso es lo que la gente vota. Más que nada, porque el régimen actual está en crisis, la izquierda no tiene alternativa a la crisis, y el fascismo supone una alternativa nacionalista, militarista, y eso es lo que nos lleva a una estrategia de guerra permanente.

¿Cómo definiría usted la cobertura que los medios de comunicación israelíes han hecho de la campaña de Gaza, lo que allí se denomina “la ofensiva contra Hamas”?

En Israel existen cuatro familias que controlan totalmente los medios. De esas cuatro familias, dos familias son traficantes de armas, y los medios en general han apoyado totalmente las políticas del Gobierno, tanto los medios escritos como la televisión y la radio.

Ellos han apoyado unilateralmente la política del Estado, y han llegado a declarar a la oposición a la guerra como traidores de la patria.

Más allá del apartheid que sabemos que Israel impone a los palestinos en sus propios territorios, que están ocupados, ¿cuál es el grado de igualdad, de libertad y de democracia para los propios ciudadanos que están en Israel?

Como has dicho, nosotros vivimos en un régimen de apartheid, tanto dentro de los territorios ocupados como del Estado de Israel. El régimen es uno, es un régimen de apartheid. Lo que estamos viendo en los últimos días es una mayor represión contra las voces alternativas. En este momento hay 700 presos políticos dentro de Israel, ciudadanos de Israel, entre los cuales podemos contar a un compañero nuestro Muhamad Abu Humus, del AIC, que también está preso por oponerse a la guerra.

¿Cuál es el destino de un ciudadano israelí que decide no ir a la guerra cuando es llamado a filas, o en el caso de ustedes, que se interpone en las demoliciones de casas o que registra con su cámara abusos contra los derechos humanos por parte de las fuerzas militares israelíes?

En los tres casos hay una sola respuesta del Estado, que es la cárcel. Yo personalmente fui arrestado por mi trabajo como agencia de medios, por grabar la destrucción de Israel de un cementerio. El compañero nuestro, Abu Humus, que te he dicho que fue organizador de las manifestaciones contra la guerra está en este momento preso. Hay otros 700 presos por oponerse a la guerra, por organizar y llevar adelante actividades. El destino para nosotros es la cárcel.

Cuando una organización política como Hamas se muestra intransigente, en el sentido de que no acepta sentarse a negociar en una mesa, no reconoce como interlocutor al Estado de Israel, la respuesta es la guerra. Pero cuando estaba Yassir Arafat y Fatah en posición de dialogar con Israel, también se decía que el obstáculo para la paz era Al Fatah. Y recientemente hemos visto que dos partidos políticos de ciudadanos árabes con pasaporte israelí, han sido prohibidos, vetados y no van a poder presentarse a estas elecciones por ser “no judíos”. Entonces, ¿cuál es el criterio para Israel para validar al interlocutor?

Bueno, tenemos que desmitificar una cosa. Hamas está dispuesto a negociar con Israel. Lo que Hamas no está dispuesto es a que se cancelen los derechos nacionales del pueblo palestino. La política de Israel es una política represiva contra cualquier tipo de organización política que no esté dispuesta a negociar los derechos legítimos del pueblo palestino. Eso fue Arafat en el pasado, en este momento es Hamas. Y lo que ellos encuentran son líderes peleles pagados por la CIA, como Abu Mazen (Mahmud Abbas) que están dispuestos a negociar con Israel, pero también están dispuestos a dejar de lado los derechos del pueblo palestino. Entonces, ellos se transforman en los “paladines de la paz”.

Como sabe, el Gobierno de Venezuela ha sido tildado de “antisemita” por condenar la política criminal del Estado de Israel y romper relaciones diplomáticas. Recientemente, este argumento fue ampliamente desarrollado en el Congreso Judío Latinoamericano que se desarrolló en Jerusalén este mes de enero. Queremos preguntarle, en base a su condición de ciudadano israelí, ¿quién decide quién es antisemita y en base a qué se decide esto?

A mí me parece una aberración el juego este con el Gobierno venezolano. El Gobierno venezolano fue uno de los pocos gobiernos en el mundo, junto quizás solamente, al gobierno de Bolivia, que se puso en una posición clara y combativa frente a la masacre. Fueron los únicos gobiernos en este mundo que tuvieron una posición humana frente a lo que estaba pasando.

El antisemitismo acá se utilizó, se manipuló, para defender los intereses del partido militar en Israel, pero también para defender el imperialismo.

Tenemos que levantar una bandera de solidaridad con el Gobierno venezolano, ya que fue el único gobierno solidario con el pueblo palestino.

¿Es antisemita promover sanciones económicas a Israel?

No, al revés. Nosotros tenemos que romper ese mito. El Estado de Israel no representa al pueblo judío, sino que representa a una ideología imperialista y colonial, contra la cual tenemos que luchar, como judíos y como seres humanos.

Es al revés. El internacionalismo expresado por Chávez y por Evo Morales es un símbolo para toda la humanidad, y también para el pueblo judío.

¿En alguna ocasión a usted le han llamado antisemita en su propio país?

En nuestro caso, a nosotros nos llaman “judíos que se odian a sí mismos”. Pero, más que llamarme por nombres, me han amenazado bastantes veces. En este último mes he recibido muchísimas amenazas, contra mí, contra mi compañera, contra mi familia. Pero la lucha continúa. No hay nada que hacerle.

¿Qué perspectivas se abren a partir del 10 de febrero y qué espacio queda para la construcción de un Israel más justo, más democrático, más igualitario y más justo?

Inmediatamente, las perspectivas son muy negativas. La ultraderecha fascista está por tomar el poder. Pero, como dijo en su momento Che Guevara: “La lucha es de hoy y el futuro es nuestro”. No creo que el fascismo en Israel pueda crear un régimen estable, y por lo tanto tenemos que seguir luchando, porque verdaderamente un futuro diferente es posible.

www.rebelion.org 11 febrero 2009

Ramón Zallo

Deia

 El País Vasco es un país voluntarioso pero aún no sabemos adónde queremos ir, y cómo. No lo hemos decidido en los terrenos económico, político y social. Hay líneas pero no un proyecto central.

Contexto general

En esta gran crisis general y no coyuntural se han dado cita distintas crisis que cabalgan unas sobre otras. Todas las crisis -y cuento hasta cinco- deben ser abordadas. Todas están relacionadas pero tienen distintos plazos y niveles de intervención nacionales.

Está la crisis financiera que persiste. Y ello a pesar de las medidas de rescate privatizadoras de fondos públicos. Han premiado la irresponsabilidad de quienes abogaron por desentenderse de la economía productiva para crear una economía ficticia y especuladora, una economía de casino, sin correspondencia con el stock de capital productivo y que ha generado un capitalismo rentista, medroso, volátil y dañino socialmente. Las bancas canalizaron ahorros no a la inversión sino hacia los activos financieros que, además, no lo eran. Esas bancas rotas siguen sin financiar el sistema productivo y las economías domésticas; siguen sin invertir en economía y sociedad reales. Están pidiendo a gritos que les intervengan de verdad.

Han coincidido también, amplificándose, otros dos tipos de crisis económicas. Una, más profunda y de largo plazo, crisis de sustitución general tecnológica, que no termina de desplegar productividades crecientes ni viene acompañada de un modelo de demanda sostenible, o sea, de nueva regulación social, como en su época fue el fordismo. El nuevo paradigma tecnológico -información, nuevos materiales…- no ha logrado incrementos de productividad estables y rentas con origen productivo y salarial suficientes. La otra es una clásica crisis cíclica de sobreproducción (desequilibrios entre producciones y demandas) alimentada por una escasa calidad del empleo y una desregulación y flexibilización creciente del mercado de trabajo, que siendo buena para el capitalista particular es mala para la reproducción del capitalismo como conjunto. La agrava la competencia asiática que reduce los márgenes empresariales en unos países avanzados que están desaprovechando sus oportunidades tecnológicas y han preferido los nirvanas financieros.

El resultado de ambas crisis es que no hay correspondencia entre los acelerados avances tecnológicos, las discretas aplicaciones productivas y la muy limitada capacidad de los mercados de inversión y de consumo para poder absorber y remunerar inversiones y ofertas. Está en crisis el actual modelo de acumulación del capitalismo de los países desarrollados y, de rebote, en el resto.

En los últimos años se han minado la sociedad del bienestar y el capitalismo popular, con el consiguiente retroceso de las rentas salariales en el PIB. Si antaño -acompañando a la inversión, a las demandas empresariales y a la exportación- las rentas de trabajo aseguraban una demanda sostenida sobre los bienes de consumo, ahora con el trabajo precario de las nuevas generaciones -no son remuneradas en relación a sus conocimientos- la cadena de consumo se ha roto y eso ya no lo resuelve el exceso de endeudamiento familiar. Los sobresueldos de lo ejecutivos tampoco. Curiosamente, el proceso de acumulación regresa al modelo del siglo XIX con la subremuneración de las manos de obra joven o inmigrante, o con la deslocalización de empresas por aquello del diferencial salarial. En la economía global se iguala por abajo.

Pero hay otras crisis de más hondo calado aún, y que aquí no se abordarán: la grave crisis ecológica y de recursos (cambio climático, la escasez de materias primas, el fin de un modelo energético, la crisis alimentaria y del agua…) y la crisis de reglas, de disolución de valores colectivos en beneficio del individualismo o de la tribu y de falta de entendimiento en un mundo convulso y de muros de todo tipo. La apuesta por modelos sostenibles y de no-crecimiento parece cada vez más necesaria. Se echa de menos un nuevo contrato social que retroalimente economía y sociedad.

Ventajas vascas

-Tradicionalmente, entre nosotros el ahorro y la inversión nunca abandonaron la economía productiva, a diferencia de otros países o comunidades, y ello a pesar de que la volatilidad de los activos financieros y la burbuja inmobiliaria también nos han impactado. No estamos en vacío ni noqueados.

-Tenemos un margen de experiencia industrial y meta-industrial y un saber hacer bastante distribuido desde el sistema educativo y empresarial.

-La dolorosa reconversión se hizo sustituyendo grandes empresas y modos productivos tradicionales por pymes bastante eficientes y con diversificación de sectores, lo que supone un antídoto para la profundidad de las crisis.

-Se produce una relación de proximidad entre empresas locales, con significativa productividad (aunque sin outputs de tecnología de gama alta) que se acomodan a las exigencias de los mercados, lo que reduce los costes de transacción y facilita la adaptabilidad.

-Se dan altos niveles de cooperación en economía social. Incluso entre empresas capitalistas competidoras hay una importante experiencia de clusters asociativos con fines comunes.

-La apuesta por la innovación es obvia, aunque debe ir ganando en eficiencia dado su coste público.

-Siendo crecientes las distancias sociales son menos flagrantes que en otros países.

-Finalmente, ha sido una cuestión capital que se cuente con un significativo autogobierno y una fiscalidad propia lo que, en contrapartida, obliga a un liderazgo público responsable y potente.

A todo ello hay que añadir que este país tiene una identidad, unos estilos de vida aceptados y unas experiencias históricas compartidas -algunas de ellas especialmente traumáticas- que han forjado una personalidad en permanente tensión, bastante solidaria por encima de las tribus ideológicas, viva y con una sociedad civil potente y de voluntariados. Somos una sociedad autoreferencial y con su propia opinión pública.

Debemos plantearnos ahora lo que queremos ser tras la crisis; pero para ello hay que decidirse estratégicamente hacia dónde, basarse en los puntos fuertes, pero encarando, también, las importantes debilidades

Dejando aparte temas no menores como la normalización convivencial, cultural y política, hay algunos factores políticos adversos para el cambio económico. El modelo autonómico fue antes plataforma para el despegue, y hoy es tapón para el desarrollo.

Nuestras debilidades

No controlamos algunas constantes. Por ejemplo, la recentralización económica de sedes sociales, decisionales y fiscales en la región de Madrid continúa a pesar del Estado de las Autonomías. ¡Qué contradicción! Otro ejemplo, la falta de implicación del sector público estatal durante dos decenios en la reindustrialización vasca -que debía seguir a la reconversión de los 80 y primeros 90- supuso una descapitalización colectiva que debimos afrontar con nuestros propios medios. El Cupo fue una sangría entonces. El PSOE de González sólo afrontó parcialmente la factura social pacificadora y nos dejó tirados para el resto.

A) En el terreno económico lo más nocivo ha sido el corsé de la falta de competencia política sobre varios dominios decisivos para una economía avanzada.

-Durante 30 años la competencia exclusiva en ciencia y tecnología no ha estado transferida obligando a detraer financiación de otras funciones. Los últimos compromisos apuntan a una corrección.

-La falta de competencia en infraestructuras de transporte, comunicaciones (autopistas, ferrocarril, aeropuertos, puertos,…) y telecomunicaciones, ha impedido que los necesarios planes -en plazos, formas, autoridades y cuantías- fueran acordes a las prioridades vascas, frenando el desarrollo.

-En una economía esencialmente abierta y exportadora, la ausencia de competencia en las relaciones internacionales y de representación en organismos internacionales decisorios sobre áreas de interés vasco como la UE (fiscalidad, sectores…) ha lastrado desarrollos.

-La ausencia de una capacidad de regulación básica en materias amplias como educación, banca, seguros, empleo, negociación colectiva, infraestructuras de transporte, comercio… indica la lejanía del modelo respecto a un Estado federal y ha obligado a políticas colaterales complementarias para evitar los desaguisados.

B ) En lo social , una sociedad avanzada con la renta per capita más alta del Estado, necesitaba poder disponer de mecanismos de redistribución y de integración colectiva ante los riesgos de que la brecha social se expandiera y como garantía de contribución al crecimiento sostenido de la demanda interna.

-La no transferencia de la Seguridad Social y las políticas activas y pasivas de empleo ha dificultado un modelo social avanzado, generándose una contradicción entre el crecimiento económico regular y el retraso de las políticas sociales para reabsorber sus costes ecológicos y sociales.

-Es patente la necesidad de un marco vasco de relaciones laborales para recuperar interlocución y un perfil más social en la regulación laboral.

-Asimismo al no disponer de competencias compartidas en algunas nuevas cuestiones, inmigración, por ejemplo, que son competencia exclusiva del Estado, se ha carecido de una herramienta importante de gestión y de integración cívica y social.

Claro que cabe la duda más que razonable sobre qué política social interna se hubiera aplicado de haberse producido esas transferencias. La ventaja añadida hubiera sido saber a quién atribuir, caso de producirse, una gestión anti-social. Lo ocurrido en el terreno fiscal -su carácter homologable con el español- o la fuerte regresión de las rentas del trabajo en la renta nacional vasca, no son un buen precedente. Hay temas que, dependiendo sólo de los vascos, se han hecho mal. Otro ejemplo, el gasto en prestaciones sociales por habitante en la CAE es el mayor en el Estado, pero no lo es en relación al PIB.

Por lo tanto, no sólo en el ámbito estrictamente político y convivencial, sino también en el económico y social, se necesita un nuevo marco político y de proyecto, acorde con las necesidades afloradas y que son distintas a otras sociedades, dadas la especialización industrial y la apertura comercial. Otro tema, necesario y distinto, es la corresponsabilidad mientras se comparta Estado.

Algunas pautas

En primer lugar, parece llegado el momento de tener un proyecto colectivo y unas estrategias definidas y específicas con centro en la innovación. Pero hay riesgo de que la orientación estratégica de la 2ª Transformación Económica y Social (Sociedad del Conocimiento, Investigación y Tecnología y Calidad total), sea de innovación puramente tecnológica o industrial y, al final, se traduzca en una transferencia pública más al empresariado, sin control de resultados ni socialización de los beneficios. También es innovación innovar socialmente el camino (el proceso de definición). Malo sería no tener el arrope social en un proyecto de transformación y cohesión del país.

En segundo lugar, las herramientas de gestión económica actuales son muy insuficientes para los retos de nuestra economía industrial y meta-industrial en una época de crisis estructural. Necesitamos acelerar transferencias decisivas tanto económicas (infraestructuras, I+D, relaciones internacionales) como sociales (seguridad social, empleo, laboral, inmigración) y asumir políticas imaginativas.

En tercer lugar, las fusiones de cajas y una banca pública se adivinan como medidas de urgencia, aunque tendrían que venir de la mano de un código de conducta: compromiso con la producción y la innovación y solidaridad con los sectores frágiles (hipotecados y acceso al alquiler, por ejemplo).

En cuarto lugar, nuestro hinterland de operaciones ya no es sólo la CAE sino Euskal Herria en su conjunto -la eurorregión vasca-, los territorios limítrofes y el espacio relacional económico conectado por una economía abierta.

En quinto lugar, el ámbito más decisivo donde nos jugamos el porvenir es en el Saber: en la calidad y diversidad de la educación en todos sus niveles y los aprendizajes; en las estrategias para compartir el conocimiento; en la autonomía como país en el acceso al conocimiento. Se requiere una estrategia cooperativa global al respecto.

Por último, para canalizar todas las energías de un proyecto ilusionante e innovador se requiere endeudamiento público, un consenso sobre un proyecto con óptica social, un cambio político mediante un Estatuto nuevo con contenidos decisionales y una gobernanza con los agentes sociales.

En el ínterin tendremos que hacer camino al andar. Sin todo ello serán los conflictos los que repartan roles y decanten, lenta, dura y cansinamente, el porvenir. Será lo probable si falta madurez.

Ramón Zallo. Economista y catedrático de Comunicación de la UPV-EHU